Sociedad

La paradoja de la amistad

¿Por qué siempre tenemos menos amigos que nuestros amigos, especialmente en Internet? Según el sociólogo Scott L. Feld, se debe a que la cantidad de amigos se distribuye siguiendo una ley de potencia más que una relación lineal normal por lo que, en realidad, solo un determinado pequeño grupo de personas tienen muchos más amigos que el resto.

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Eugenia Loli
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20
diciembre
2022

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Eugenia Loli

La amistad es uno de los fenómenos más estudiados de las interacciones humanas. Por qué somos amigos de alguien, los patrones de conducta que seguimos con nuestros seres queridos o las emociones que derivan de ello han ocupado parte de la agenda de campos de estudio como la psicología, la sociología o la antropología.

De hecho, La Ética a Nicómaco de Aristóteles, aunque quizás la obra más famosa al respecto, es solo uno de los muchos esfuerzos para capturar filosóficamente la reflexión sobre la amistad. También Cicerón o Epicuro, así como otros autores modernos como Nietzsche o Bell Hooks, han elaborado guías y reflexiones profundas sobre esta cuestión.

Hay una pregunta que nos sobrevuela: ¿por qué parece que nuestros amigos tienen más amigos que nosotros mismos? La paradoja de la amistad es el fenómeno observado por primera vez por el sociólogo Scott L. Feld en 1991. Se le llama paradoja porque la cantidad de amigos que tiene la gente se distribuye siguiendo una ley de potencia más que una relación lineal normal. En este sentido, encontramos que la mayor parte de las personas tiene pocos amigos, mientras que un determinado pequeño grupo de personas tienen muchos más amigos que el resto.

Ser una de las pocas personas que tienen más amigos hace que el resto modifiquen la forma en que sus redes de apoyo se estructuran

En el largo plazo, el hecho de ser una de las pocas personas que tiene más amigos hace que este pequeño grupo de personas más populares condicionen los resultados globales y puedan establecer un contrasentido a la lógica de grupo, modificando la forma en la que las personas están conectadas y se estructuran. En un grupo de amigos, por ejemplo, la persona más popular es normalmente la que tiene más influencia.

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con esta teoría. Un grupo de matemáticos del Insituto de Santa Fe de Nuevo México demostró que las relaciones sociales no se pueden explicar a partir de una lógica tan acotada como la paradoja de la amistad y que, con la aparición de las redes sociales y su prevalencia en nuestras interacciones, la paradoja se vuelve cada vez más relativa: no es tan percibible en la vida real ni en todos los casos de amistad y provoca una visión deforme de la sociedad que puede tener, en su formulación, serias consecuencias en las expectativas para la acción colectiva.

Como afirman, si nos adentramos en el ejemplo de las redes sociales veremos como la paradoja se diluye: en el caso de Instagram, podemos observar que un 92% de las personas tiene a menos personas de las que siguen. ¿A qué se debe esto? La respuesta se puede resumir en una palabra ya muy conocida: influencers, unas pocas personas acaparan la mayoría de seguidores en la red y pueden influenciar las tendencias de la red al igual que factores, como las tendencias de moda o las fiestas que serán consideradas más cool.

¿Y si, en realidad, tenemos que replantear a quién otorgamos realmente la etiqueta de amigo?

Se añade además el hecho de que muchos adolescentes afirman que ser buen amigo en redes es mucho más estresante que en otros momentos de la historia. Una encuesta de la revista Time a 3.500 adolescentes mostró que la amistad en la era digital requiere no solamente un apoyo, afecto y estima privada, hecho característico en las generaciones anteriores, sino también un apoyo completo e incondicional en la interacción en redes sociales, desde dar like a todo el contenido del amigo hasta comentar sus posts, responder a las stories o asesorar en qué fotos seleccionar y editar. Y el apoyo tiene que ser rápido, porque siempre se puede saber si alguien está en línea.

A fin de cuentas, si bien las plataformas digitales han permitido generar y mantener numerosas amistades a distancia, también ha acarreado consecuencias no tan deseables, como la sustitución de las comunidades familiares por las comunidades en línea o las modificaciones en la forma en que nos percibimos en el conjunto social y nos relacionamos con el grupo. También han hecho surgir nuevas emociones y reacciones: celos de una amiga que tiene más seguidores, presiones para ser tan popular como nuestro grupo de amigos o la sensación de FOMO cuando no se está presente en un plan en la red.

¿Qué es, entonces, un amigo en la era de las redes sociales? Si no damos el mismo valor a los amigos en la red y los amigos en la vida real, el hecho de nombrar amigos a las personas a las que seguimos o con las que estamos conectados en la red puede diluir lo que esperamos realmente de un amigo en la vida real o, incluso, aumentar las expectativas que tenemos con esta persona en nuestra rutina. Ante esta tesitura, ¿tenemos que cambiar la definición de lo que es una amistad o, por el contrario, replantear a quién otorgamos realmente esta etiqueta?

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