Una ventana al pasado (y al futuro) del vidrio

Artículo

Montse Vila-Masana

Ilustración

Yvonne Redín

Plinio el Viejo, escritor y militar romano del siglo I, recopiló en su libro Historia natural –una de las primeras enciclopedias– el origen del vidrio, un material que nació, calcula, alrededor del 3000 a.C en la región de Mesopotamia, cuando un grupo de mercaderes usaron el natrón para apoyar ollas calientes sobre la arena de la playa. Al día siguiente, el natrón se había derretido y endurecido convirtiéndose en un material duro y brillante: habían descubierto el vidrio.

Su evolución y expansión por todo el mundo pasó por el Antiguo Egipto, donde adaptaron la técnica para fabricar diferentes recipientes, tanto de uso diario como de lujo. Más adelante, los fenicios lograron el vidrio transparente y los romanos industrializaron el proceso y lo expandieron gracias a sus conquistas y rutas comerciales. Sus usos se multiplicaron cuando, en 1650, las botellas de vidrio recibieron un pequeño complemento: los tapones de corcho. Más de medio siglo después, en 1802, el maestro confitero Nicolás-Francisco Appert inventó los tapones herméticos y redujo así el desperdicio alimentario gracias a las conservas.

2022, el año internacional del vidrio

Durante 2022, la ONU y otras entidades dedicadas a la cultura y al conocimiento conmemoran este material tan antiguo y versátil en el Año Internacional del Vidrio. La celebración existe gracias a la profesora de investigación del CSIC Alicia Durán, quien fue presidenta de la International Commission on Glass (ICG) entre 2018 y 2021. Durán explica que se trata de la primera vez que se ha dedicado un año internacional a un material, pero que este lo merece por su relevancia histórica y por ser una «herramienta fundamental para conseguir un planeta más sostenible y más justo».

En 2021 se recogieron a través del contenedor más de 884.000 toneladas de residuos de envases de vidrio en España

De hecho, el vidrio tiene aplicaciones en infinitos campos del conocimiento, desde la biomedicina para implantes o transportes de medicación (como las vacunas de la covid-19) pasando por la electrónica y la ciencia para la elaboración de telescopios o gafas y llegando hasta la construcción y el mundo artístico e incluso a las comunicaciones, donde es un material indispensable en la fabricación de la fibra óptica.

En España, para celebrar este año dedicado al vidrio, una treintena de municipios históricamente ligados a este material, desde el Real Sitio de San Ildefonso, cuna del arte del vidrio soplado, hasta Mérida, por su envidiable colección de vidrio romano, o Burgos, todo un ejemplo de proximidad y economía circular, ya que cuenta con una planta de tratamiento y una fábrica de envases de vidrio, se han unido a la iniciativa de Ecovidrio Municipios Hermanados por el Vidrio con el objetivo de «enfatizar sus cualidades sostenibles y circulares» y de comprometerse a «potenciar la recogida selectiva de los envases de vidrio por la necesidad de fomentar la transición hacia un modelo circular».

100% sostenible, 100% reciclable

Y es que el vidrio, ya desde sus orígenes en las ciudades de Tiro y Sidón, es un material que se ha reciclado y reutilizado: de un envase usado se puede obtener uno nuevo con las mismas cualidades. El proceso se puede repetir infinitas veces sin perder sus propiedades y sin extraer nuevos recursos, lo que lo convierte en un elemento idóneo para ayudar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.