Educación

Muros que unen

El paradigma educativo ya no apunta a uniformar a los individuos, sino a respetar las diversidades: solo así es posible potenciar al conjunto de la sociedad.

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24
octubre
2022

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La educación tiene el gran desafío permanente de incorporar lo diferente y lo singular con un criterio de inclusión y equidad, pero ¿qué es ser diferente? Una definición de «lo diferente» ha recaído en aquel que viene de otro lugar. Este ha sido el tema principal trabajado en el proyecto Muros que unen, promovido desde 2021 por la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en Uruguay, en conjunto con el Ministerio de Educación y Cultura y la Administración Nacional de Educación Pública. Esta experiencia se desarrolla en instituciones educativas de primaria y secundaria fronterizas y se dirige a niños, niñas, adolescentes y educadores con el objetivo de abordar la migración a través de herramientas artísticas, brindando recursos para aumentar la calidad de la educación inclusiva y procurando resaltar lo positivo de la interculturalidad en las aulas. 

Para el cierre de actividades de 2021 se realizó un evento en forma de intercambio y reflexión con la participación de alumnos que fueron parte del proyecto, dialogándose acerca de la migración, su origen y la realidad específica de las zonas que habitan, donde existe un gran flujo migratorio. Al finalizar el encuentro coincidimos en que todos nosotros, nuestros padres y abuelos, venimos de algún otro sitio. Nadie «juega» de local. Algo que destacaron los niños y niñas es que, además de venir de un lugar o de otro, ellos «son de la frontera».

La profundidad de estas reflexiones conjuntas nos llevó a pensar en otro tipo de identidades y grupos de pertenencia entre los que hemos crecido algunas generaciones. Usar tal o cual vestimenta, elegir la música que escuchamos o incluso las opciones que hacemos en el uso del lenguaje, apelando a una palabra y no a otra, eran –y son– aspectos que nos etiquetaban y nos hacían pertenecer a algún sitio.

El paradigma educativo ya no apunta a uniformar sino a respetar las diversidades que potencian al conjunto

En este sentido, han sido fundamentales los esfuerzos realizados generación tras generación para transformar las etiquetas que permiten que hoy algunos colectivos puedan sentirse orgullosos por el solo hecho de ser. Ya no se identifican con el rechazo ajeno, sino con la búsqueda de su unicidad para hacerla valer. El camino recorrido en políticas anti bullying en los últimos años constituye una prueba de ello. 

En la actualidad, organismos como la Unesco reconocen que los centros educativos albergan múltiples diversidades, lo que constituye una fuente de riqueza y potencial. El paradigma ya no apunta a uniformar sino a respetar las diversidades que potencian al todo indiscutiblemente.

Educar en la inclusión trae aparejado un componente grande de equidad. No se trata solo de tender a que todos partan del mismo sitio (es decir, a ser igualitario de alguna manera), sino de educar en la equidad como valor fundamental. La educación «debe ser sensible a las diferencias de todo tipo y a las inequidades que estas diferencias introducen en el proceso educativo», como afirma el investigador argentino Ernesto Coudet.

Este es un desafío que ocupa a Latinoamérica entera: educar en la diversidad en la región con mayor desigualdad, donde las inequidades se yuxtaponen y se potencian. ¿Con qué herramientas podemos contar en nuestros complejos contextos? Además de la capacitación docente continua y de la inversión en el sistema educativo público desde la primera infancia hasta la universidad, a nivel micro es preciso apelar a la colaboración de las familias –o cuidadores de los niños– en la educación, un elemento fundamental.

En estos dos últimos años, la pandemia ha aumentado la demanda de compromiso por parte de las familias y referentes en los procesos educativos y ha transversalizado nuevas formas de enseñar y aprender. La educación híbrida ha llegado para quedarse: este nuevo modelo brinda la oportunidad de avanzar en la construcción de un vínculo aún más sólido entre cuidadores y la institución educativa, abriéndose, también, a aumentar el alcance de la educación inclusiva hacia la sociedad. 

La educación híbrida brinda la oportunidad de avanzar en la construcción de un vínculo sólido entre cuidadores y la institución educativa

Es necesario sentar las bases para la educación en la diversidad, partiendo de esta relación estrecha entre la familia, la escuela y la comunidad. Para ello, tenemos que efectuar un esfuerzo conjunto y continuo que mejore la comunicación entre padres, tutores y docentes. La familia en la escuela y la escuela en la familia. La verdadera inclusión equitativa requiere de ambas actuando a la par.

Es interesante tomar estudios representativos de las situaciones comunes a la educación en la región. En el libro Educación y diversidad: Aportes desde la psicología educacional, las autoras sostienen que todos los estudiantes chilenos de la educación media presentan diferencias sutiles que requieren tratos y mediaciones personalizadas. Incluso aquellos estudiantes ordenados y poco flexibles o los que se muestran eficientes y competitivos deberán aprender a incluir y modificar comportamientos que les habiliten para ser más desenvueltos en su trabajo en equipo. 

Las autoras citan a una profesora chilena que solía decir a sus alumnos: «El único capaz de ocupar en este mundo el lugar que le corresponde es usted mismo. Sea entonces usted mismo, porque de lo contrario, su lugar en el mundo quedará vacío para siempre». Una cita que representa la clave del respeto por lo diferente, que comienza con uno mismo y que refuerza la importancia de que lo diferente no es malo ni bueno, sino tan solo diferente (y que, como tal, merece aceptación y ser tomado en cuenta).

Hoy más que nunca, con la equidad como principio rector, demos a cada uno lo suyo y a todos lo de todos. Como vimos con los niños y jóvenes de la frontera uruguaya, todos somos testigos de cómo el bienestar de cada una de las partes, vengan de donde vengan, potencia al colectivo.


Macarena Llauradó es directora de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) en Uruguay.

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