Avanzar no es (solo) ir hacia delante
Ante la emergencia climática, algunas voces proponen avanzar por el camino de siempre confiando en recibir alguna solución. Otras, en cambio, insisten en volver sobre los pasos de la civilización. No obstante, ¿y si la respuesta está en cambiar la forma en que avanzamos?
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En la época de la antigua Grecia, aquel que buscaba el centro del mundo lo encontraba en Delfos. A la pequeña localidad ubicada en las laderas del monte Parnaso acudían mercaderes, artistas, filósofos, políticos y científicos de las colonias más remotas animados por lo que relataba todo el que volvía. Cada descripción sonaba casi onírica: se decía que aquel que cruzaba las puertas del Oráculo que allí se ubicaba era capaz de ver el futuro. En él estaba la llave de la prosperidad, el elixir más buscado por la humanidad. Cuenta la leyenda que el rey Creso, de Lidia, puso a prueba en una ocasión a los oráculos más célebres enviando a todos la misma pregunta; solo Delfos acertó.
Más allá de los relatos mitológicos, lo cierto es que Delfos era realmente el corazón de la Grecia clásica, un lugar donde no solo los sacerdotes gozaban de una posición privilegiada, sino también los filósofos, quienes asesoraban a los gobernantes desde el conocimiento más profundo para marcarles el camino que debían seguir las civilizaciones que gestionaban. El dedo siempre apuntaba hacia delante con el objetivo de avanzar hacia sociedades más prósperas.
Corremos el riesgo de que la cantidad de residuos plásticos en el mar se triplique para 2040
Como si de una cadena de fichas de dominó se tratara, a lo largo de la historia, alguien, en algún rincón del mundo ha conseguido dar con la clave que ha llevado a la humanidad a la siguiente fase de su avance hasta alcanzar esta era, la que se entiende como «la más prolífica de nuestra historia». Johan Norberg, de hecho, se basó hace poco en datos sociales y económicos para sostener en su libro Progreso que el ser humano vive su mejor momento. «Es el periodo con más esperanza de vida, más salud, más riqueza, más educación y más oportunidades de la historia», afirmaba en una entrevista.
Sin embargo, la evidencia también demuestra que la actividad que hemos llevado a cabo para lograr esta evolución ha pasado una importante factura al planeta: corremos el riesgo de que la cantidad de residuos plásticos en el mar se triplique para 2040; los glaciares han perdido 9,6 billones de toneladas de hielo por las altas temperaturas; un millón de especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción y las sequías e incendios se vuelven cada vez más intensos. Este escenario de emergencia parte al mundo en dos: por un lado, algunas voces confían en que la prosperidad llegue con una solución bajo el brazo; por otro, hay quienes insisten en volver sobre los pasos de la civilización. De momento, nadie sabe a ciencia cierta hacia dónde se debe girar el timón.
Pero ¿y si la respuesta no se encuentra en el objetivo a perseguir, en la velocidad o en el sentido del camino, sino en la forma de recorrerlo? Un sistema circular, que no abandone la prosperidad, motor principal de nuestra evolución, pero que sea capaz de avanzar en todas las direcciones –no solo en línea recta– para recuperar el equilibrio ambiental y social aprovechando los recursos disponibles. Esta ha sido la conclusión a la que ha llegado Microsoft, una compañía que sabe lo que significa el avance y la disrupción desde sus orígenes y que ha decidido aunar esfuerzos con el servicio de movilidad de ACCIONA para demostrar a los ciudadanos que, a la hora de buscar soluciones a la emergencia climática, nada es blanco o negro: estamos ante un enorme espectro donde las alianzas pueden cambiar el rumbo de nuestro futuro.
La carcasa del Microsoft Ocean Plastic Mouse está formada por un 20% de plástico recuperado de mares y ríos
Así, ambas compañías han utilizado sus músculos más fuertes para crear una campaña conjunta con la que acercar a la ciudadanía su visión de la prosperidad sostenible y su firme voluntad de caminar hacia un mundo que avance equilibrado con los recursos naturales. Por un lado, hasta el 14 de septiembre, quienes utilicen el servicio de motos eléctricas que ofrece ACCIONA en diferentes ciudades de España (Madrid, Valencia, Barcelona y Sevilla) pueden encontrarse alguno de los ratones inalámbricos Microsoft Ocean Plastic Mouse, que la tecnológica ha escondido en los baúles de algunas motos. No es un dispositivo cualquiera: está fabricado con una resina de alta calidad y por una carcasa formada por un 20% de plástico reciclado, procedente de residuos plásticos recuperados de océanos y ríos.
Pero la iniciativa no solo llega sobre ruedas: ACCIONA también sorteará en su perfil de Instagram cuatro ordenadores Surface Laptop Go 2, la última incorporación de Microsoft Surface a su familia de dispositivos que, pesando tan solo 1,2 kg, están diseñados a partir de materiales cuidadosamente seleccionados para reducir al mínimo el impacto de su producción –cuentan con una carcasa hecha de magnesio en más de un 90%, mucho menos contaminante que el aluminio–. En este sentido, ambas compañías demuestran que dos de los sectores que más avances pueden generar de cara a luchar contra el cambio climático, el de la tecnología y la movilidad, son buenos aliados a la hora de plantear un cambio de paradigma que, si bien siga apostando por el avance de la sociedad, lo haga de una forma que no comprometa el equilibrio natural del planeta como hasta ahora.
Las motos eléctricas de ACCIONA han contribuido a evitar la emisión de 3 toneladas anuales de CO2 en las principales ciudades del país
La labor no es sencilla, pero tanto Microsoft como ACCIONA destacan por ser dos empresas concienciadas en sostenibilidad. La primera tiene una ambiciosa estrategia que toca el impacto de la compañía en todos los frentes, empezando por su familia Surface, con su compromiso de eliminar los plásticos de un solo uso en sus embalajes en 2025 y de que, para 2030, los envases y dispositivos Surface sean 100% reciclables.
Además, Microsoft trabaja para ser negativa en carbono, positiva en agua y cero residuos en los próximos diez años. Ya colabora con organizaciones en todo el mundo para poner en marcha planes de recogida y reciclaje y, a la vez, trabaja con todos los eslabones de su cadena de suministro para facilitar el proceso de devolución y gestión del fin de la vida útil de dispositivos, baterías y embalajes. De hecho, el nuevo Surface Laptop Go 2 que sorteará ACCIONA, así como todos los dispositivos de la familia Surface, se caracteriza por seguir los principios circulares, minimizar el uso de materias primas con un alto impacto en el medio ambiente y ser energéticamente eficientes a fin de borrar casi por completo su huella sobre el planeta.
Por su parte, ACCIONA es una compañía neutra en carbono desde 2016. Sus motos eléctricas, alimentadas con energías renovables, llevan más de cuatro años contribuyendo a evitar la emisión de tres toneladas anuales de CO2 a la atmósfera en las principales ciudades del país, reduciendo también la congestión del tráfico y la contaminación acústica, dos de los problemas más acuciantes en las áreas urbanas.
El mundo ya no es como era, pero ¿cómo será dentro de 20 años? A pesar de quienes insisten en que la humanidad está pasando ahora por su mejor época, lo cierto es que el futuro, en realidad, es un lienzo en blanco: ni siquiera el oráculo más versado del mundo puede afirmar con total seguridad lo que nos espera en el horizonte. Y eso, si bien puede generar cierta incertidumbre, es una buena noticia, ya que abre todo un espacio para trabajar soluciones capaces de encaminarnos a una sociedad que crezca en equilibrio con el entorno del que depende.
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