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El reto de cuidar la salud mental en la oficina

Ante un contexto de empeoramiento generalizado de la salud mental, perseguir la estabilidad emocional en entornos laborales puede ayudar a amortiguar las patologías de los trabajadores y a normalizar el talento de aquellos que tienen discapacidad por trastorno psicológico.

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Ivonne Redín
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Se estima que una de cada cuatro personas sufrirá en algún momento de su vida un trastorno psicológico, suponiendo la depresión la principal causa de discapacidad a nivel mundial. A ella se suman la ansiedad, los trastornos del sueño y el estrés agudo o postraumático, problemas cada vez más habituales entre la población activa joven. También el trastorno bipolar, la esquizofrenia o los trastornos de personalidad, alteraciones con un curso crónico y un fuerte estigma asociado. Estamos pues ante una epidemia silenciosa y silenciada que se propaga a través de la desinformación, los tabúes y, sobre todo, la falta de atención.

Ver nuestras necesidades emocionales ignoradas es la vía directa para que deriven en trastornos psicológicos graves, pero una atención integral a la salud mental requiere cambios en varias dimensiones. La primera y más importante es la personal. Es ahí donde entra en juego la salud física, el autoconocimiento, la gestión emocional y, en algunos casos, la terapia psicológica. Le acompaña el plano social, que se nutre de nuestras relaciones familiares, amistosas y amorosas, pero también de los lazos aparentemente superficiales que establecemos en otros contextos. Los seres humanos somos sociales en esencia, por lo que el aislamiento prolongado junto a la falta de vínculos puede detonar en grandes carencias. Dejando a un lado las relaciones con uno mismo y con aquellos que nos rodean, también entran en juego otras dos facetas: el ocio y el trabajo. En nuestro día a día necesitamos realizar actividades reforzantes que, por definición, son placenteras. Pero de nada sirve que disfrutemos de nuestro tiempo libre si durante la jornada laboral estamos desatendidos.

La tasa de desempleo en personas con discapacidad por trastornos psicológicos asciende al 82,9%

La dimensión laboral juega un papel crucial en nuestro bienestar psicológico, tal y como ha señalado la alianza #CEOPorLaDiversidad, una iniciativa promovida por la Fundación Adecco y la Fundación CEOE que aúna a un total de 75 empresas con el interés común de fomentar la inclusión en materia de empleo. «Somos conscientes de que existen muchos retos por delante», señala Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. Entre ellos, la alta incidencia de problemas de salud mental y el estigma que los rodea, dos realidades que van de la mano y explican la gran tasa de desempleo en personas con discapacidad por trastornos psicológicos, una cifra que asciende al 82,9% según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Tras este porcentaje se esconden una serie de creencias falsas muy arraigadas en nuestra sociedad: que las personas con trastornos mentales son impredecibles o violentas, que no son de fiar o que van a traer problemas a la empresa. Para desmontar estos prejuicios capacitistas, el actor y presentador Javi Martín decidió hablar abiertamente de su trastorno bipolar y su intento de suicidio durante el encuentro de #CEOPorLaDiversidad, que tuvo lugar el 2 de marzo. «Es fundamental que las empresas comprendan que una persona con una discapacidad por salud mental es perfectamente válida para trabajar», remarcaba el artista. A él se suman las voces de 144.300 personas con discapacidad por trastorno psicológico que reivindican un espacio en el mercado laboral.

En el camino hacia la promoción de la salud mental en el trabajo es necesaria una etapa de diagnóstico. La organización debe identificar sus puntos fuertes y débiles, potenciando aquellos factores que favorecen la estabilidad emocional de sus empleados, por ejemplo, el salario, el horario, la posibilidad de formación o el equilibrio entre la vida laboral y personal. También, desde un punto de vista psicosocial, proporcionar apoyo, fomentar la sensación de pertenencia, reconocer el esfuerzo e incentivar cierta autonomía en la toma de decisiones. De no cumplirse estos requisitos, aumenta la probabilidad de sufrir accidentes de trabajo vinculados al estrés, el consumo de psicofármacos y las bajas por enfermedad. Estos daños colaterales repercuten en la cultura de la organización y, si bien son colectivos, no pueden entenderse sin prestar atención a las señales de alarma individuales en los trabajadores: cambios en el estado de ánimo, baja tolerancia a la frustración y a la incertidumbre, incumplimiento de los roles asignados, problemas de comunicación, aislamiento y aparición o agravamiento de conflictos interpersonales.

El salario, el horario, la posibilidad de formación o el equilibrio entre la vida laboral y personal pueden favorecer la estabilidad emocional

Como si de una torre de piezas de madera se tratase, cada pequeña manifestación de malestar va restando estabilidad. De no poner medidas, el trabajador se derrumbará en trastornos de salud mental graves, con riesgo de cronicidad y que, en muchos casos, implican discapacidad. Dichas medidas conllevan una atención individualizada hacia el trabajador. «Hay que poner a las personas en el centro de las cosas», explica Antonio Garamendi, presidente de la Fundación CEOE, que añade que «aquí no sobra nadie, cada uno de nosotros somos diversos». Es precisamente esa diversidad la que enriquece a los entornos corporativos, dando lugar a una pluralidad cognitiva.

Cuando un grupo está formado por personas muy similares entre sí, es más probable que se produzcan errores en la toma de decisiones, comportamientos menos innovadores y pérdidas de productividad. Se trata del fenómeno de pensamiento grupal, un error organizativo fruto de la necesidad de conseguir la cohesión, la homogeneidad y la conformidad en detrimento de la flexibilidad. Incluir personal con diferentes experiencias y capacidades no solo mejora la resolución de problemas y la creatividad organizativa, tal y como ha demostrado la Psicología de las Organizaciones, sino que se ha asociado con mayores ingresos por ventas, más clientes y mejor cuota de mercado.

Las principales empresas españolas se han aliado para materializar estos hallazgos en medidas efectivas, siendo el encuentro de #CEOPorLaDiversidad la ocasión perfecta para poner sobre la mesa las barreras con las que se encuentran los trabajadores, las empresas y la sociedad. Como declaran desde la Fundación Adecco, esta es la oportunidad de «sentar las bases para darles respuesta».

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