¿Y usted, sufre ‘bullying’?
El acoso escolar continúa siendo uno de los problemas fundamentales de los centros escolares en España. A pesar de que las cifras han descendido, el 70% de los profesores creen no estar preparados para ofrecer alguna solución contra el ‘bullying’.
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La educación es un instrumento fundamental para la construcción de las sociedades pacíficas y, sin embargo –y paradójicamente–, los niños y adolescentes no se sienten seguros en las escuelas: en España, 6 de cada 10 niños aseguran que el bullying (o acoso) es algo que les preocupa sobremanera. Según datos de UNICEF, la mitad de los adolescentes de entre 13 y 15 años alrededor de todo el mundo ha sufrido acoso escolar.
El bullying es considerado un grave problema de salud pública que afecta a la interacción y al funcionamiento social de las personas que lo sufren, produciéndoles no solo daños físicos en la niñez, sino también graves daños psicológicos que persisten en la edad adulta. Algunos estudios, de hecho, concluyen que los adolescentes que afirmaron ser víctimas de intimidación escolar presentan nivel de ideación suicida tres veces más alto que el resto. Según una investigación del King’s College London, los efectos negativos en la salud social, física y mental del acoso infantil siguen siendo evidentes hasta 40 años después.
Según UNICEF, la mitad de los adolescentes de entre 13 y 15 años alrededor de todo el mundo ha sufrido acoso escolar
España es uno de los países que está consiguiendo reducir lenta y progresivamente los niveles de bullying, según la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE). De hecho, según los informes, en el primer año de implantación del Plan Nacional para la Prevención del Acoso Escolar la incidencia del acoso se redujo en un 50%. Algo similar sostiene también la fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) en su tercer informe de prevención del acoso escolar en los centros educativos, La opinión de los estudiantes: los casos de acoso se han reducido drásticamente a raíz de las restricciones impuestas por la pandemia de covid-19, pero la tendencia ya se consolidaba a la baja con anterioridad.
Durante los últimos años la visibilización del problema ha ido incrementándose, razón por la cual se empiezan a aplicar medidas concretas que, si bien simples, no por ello dejan de ser efectivas: es el caso de la medición del acoso en las aulas o la prohibición del uso del móvil en los recreos. No obstante, una de las medidas más eficaces reside en la creación e implementación de programas escolares específicos contra el bullying. Entre ellos destaca especialmente el Programa ABC Bullying: mediante diversas actividades –enfocadas desde las fortalezas de carácter, las relaciones positivas y la empatía– permite que el alumno se visualice como parte del ciclo del acoso escolar y como uno de los agentes del cambio que pueden romperlo.
En nuestro país se ha creado también el Programa TEI. Según su impulsor, Andrés González Bellido, con este programa desaparece un 95% del acoso escolar, se minimiza la victimización y, además, disminuye el nivel de estrés y ansiedad. Se trata del programa de convivencia para la prevención de la violencia y el acoso escolar de mayor implementación en España, así como uno de los primeros a nivel mundial. Es un método integral que implica a todos los alumnos, profesores y familias. Lo más novedoso del planteamiento, sin embargo, es la asignación de parejas de alumnos: mientras a ellos se les comunica que son asignados por sorteo para no producir estigmas, lo cierto es que en realidad se establecen niveles de necesidades para asignar a un alumno –el tutorizado– con necesidades educativas y emocionales especiales otro alumno –el tutor– que tenga altas competencias en esos aspectos.
El 70% de los profesores cree que ni ellos ni los centros educativos están preparados para las situaciones de acoso escolar
También conocido a nivel global es el reputado Programa KiVa (Kiusaamista Vastaan, en castellano «contra el acoso escolar»), desarrollado por el Ministerio de Educación de Finlandia y la Universidad de Turku. Tras su fulgurante éxito se ha ido implementando en colegios de otros países, incluido España. El programa finlandés se basa en la prevención de todos los niños en su conjunto, pero también en una intervención orientada con mayor especificidad a la víctima, el acosador y el grupo de niños de su entorno, así como en la supervisión constante mediante herramientas online. El modelo, así, trata de formar activamente a los docentes con herramientas prácticas para prevenir, intervenir y hacer seguimiento de los casos de acoso, pero también ayuda a los niños a reconocer sus sentimientos y los de sus compañeros, reforzando de este modo su sistema de valores para afrontar el acoso. A su vez, ofrece a los padres información sobre el hostigamiento, facilitándoles pautas con las que poder identificarlo.
Pese a la importancia que reviste la disminución de casos de acoso escolar que estamos experimentando –según la Organización Mundial de la Salud, el índice de victimización en España es inferior al de la mayoría de los países europeos–, no podemos olvidar que los datos siguen siendo alarmantes: 3 de cada 10 españoles declara haber tenido constancia de alguna situación de bullying en el centro escolar de sus hijos. El 70% de los profesores, además, cree que ni ellos ni los centros educativos están preparados para las situaciones de acoso escolar. De hecho, el ciberbullying se ha mantenido en niveles similares a los alcanzados con anterioridad a la pandemia, mientras las agresiones grupales se han visto incrementadas. Debemos de seguir trabajando para que todos se sientan seguros en sus escuelas.
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