Ecotrends

El patio de mi cole es sostenible

La vuelta al cole nos demuestra que nuestros pequeños también pueden aprender a vivir de forma circular mientras pasan horas fuera de casa jugando, riendo y, sobre todo, disfrutando a la vez que cuidan del planeta.

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30
septiembre
2021

Ya está, los niños vuelven al cole a jornada completa a partir del 1 de octubre. Esta rentrée ya va en serio: vuelve a haber deberes, comidas, risas en el patio, carreras por el camino y, sobre todo, muchas horas fuera de casa.

Lo que venimos trabajando durante el año y afianzando incluso en verano se pone a prueba ahora: «chicos, ser libres es aprender a elegir lo mejor para vosotros y para vuestro entorno». Los padres hacemos una dura labor situada entre la mano de hierro y de terciopelo, sobre todo a la hora de comprarles el material escolar. «Yo quiero una mochila de Disney»; «yo unas ‘zapas’ con luz», exclaman las pequeñas e ingenuas almas. Aquí es cuando toca hacer concesiones –por ambas partes– y un uso del sentido común. Sí, hay objetos y accesorios del día a día que, además de ser muy ‘guays’, son también responsables. Quiero deciros, niños, que vamos a intentar cuidar del entorno mientras cambiamos el material escolar y mientras nos vestimos para los duros días de invierno; incluso con lo que metemos en los platos y las fiambreras: así iremos sobre ruedas.

Comodidad & durabilidad son fundamentales a la hora de brincar

Accesorios del día a día que, además de ser muy ‘guays’, son también responsables

«Vale mamá, pero entonces elegimos nosotras». ¡Trato hecho! Una quiere las mismas zapatillas que su padre, porque ‘molan’, son ligeritas y pasa –con gusto– el aire por los agujeros. Vamos a probarlas y nos encontramos con una novedad que debería de hacerle mucha ilusión a mi amiga Lina: la mítica Joaneta, de ARO, se hace ahora en versión vegana, sin usar un solo centímetro de piel animal. Yo no me entero de la diferencia, pero ella está feliz y, además, las coge en un supuesto color curry, a juego con su abrigo Ecoalf; es más girasol que curry pero, por no contradecirla, asiento animada. Aparte de ser de factura española, tienen en común que ambas prendas son fabricadas a partir de plástico reciclado de botellas de agua. Y que aguantan años, claro, algo comprobado por la menor que lleva 6 años heredando este tipo de artículo. Pero este año la pequeña dice que ella también quiere su «abrigo gordito, ese que se puede aplastar en la mochila» y que, además, nada de color amarillo. Tomamos nota. Ojalá se reciclaran en los patios, también, los libros del curso una vez este ha terminado. Asistimos, año tras año, a una oleada de compras de primera mano que conllevan montañas de libros de texto en los contenedores del papel. ¿De verdad es tan difícil organizar un tema de «librería circular» en todos –aunque algunos seguramente ya lo hagan– los colegios?

Complementos con vocación durable que se han transformado desde botellas recicladas

Por cierto, la mochila no es española pero es un cartable muy français: algo que parece sacado de Sonrisas y lágrimas y que, como el resto de complementos con vocación durable, se ha transformado desde botellas recicladas. A parte de ser especialmente cómoda y ergonómica, cabe de todo: hasta la fiambrera Bento de comida y su botella –sin BPA– que ahora son imprescindibles por temas sanitarios, revisitados por Monbento. Y así mismo, con todo lo nuevo puesto, salieron con el abuelo en su montura eléctrica para instruirse un día más. Con la suerte que tenemos de disponer de uno de los escasos carriles bicis de la ciudad cerca de casa, podemos permitirnos sortear el tráfico y llegar en tiempo récord, sin emitir un ápice de CO2.

Las cabecitas van protegidas con lo mejor del diseño español y holandés, con una tecnología anti-impacto puntera como la del Closca Helmet. Un casco plegable, ganador de tres premios de diseño, que lleva integrado un chip NFC que permite registrar el historial médico y los contactos para los repentinos casos de emergencia. Aunque para los niños, claro, lo importante es que incluye pegatinas para poder personalizarlo, lo que hace que sea único. Toda una experiencia creativa que se merecería casi un unboxing a parte; ese, no obstante, es otro tema.

2 + 1 = una ecuación sencilla y eficiente

Que las ciudades incluyan en sus prioridades un plan urbanístico amigable con los ‘bici-voladores’

El proceso de personalización del casco con su chip NFC que permite registrar datos de emergencia del niño

Ahora sólo queda que las ciudades incluyan en sus prioridades un plan urbanístico amigable con los ‘bici-voladores’ para que entonces, cada día, podamos movernos con menos miedo y con más alegría.

Para los usuarios a dos ruedas que echen de menos una legislación acorde al crecimiento actual de ciclistas, os dejamos aquí una petición abierta de change.org para normalizar el transporte de niños en bicicleta (aunque parezca mentira, no lo está aún) en vehículos homologados.

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