Medio Ambiente

OFRECIDO POR
Banner

El futuro del planeta se decide en la agricultura

La innovación en sostenibilidad parece ser el único camino hacia un mundo en el que los recursos y las personas convivan en armonía. Y la agricultura inteligente resulta una pieza clave para esa transformación.

Ilustración

Valeria Cafagna
¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA

Ilustración

Valeria Cafagna

En los últimos años hemos sido testigos de cómo incrementan los fenómenos meteorológicos extremos debido al cambio climático. Debemos replantearnos las formas en las que utilizamos los recursos naturales, la forma en que implementamos los sistemas agrícolas y, básicamente, cómo interactuamos con nuestro entorno. El camino es la sostenibilidad: el escenario medioambiental, hoy mismo, ya es crítico. Basta con observar la escasez de recursos hídricos: se estima que en 2050, más del 40% de la población mundial vivirá en áreas de estrés hídrico severo. Sí, en el mundo todavía hay agua, pero muy poca es potable y no siempre está bien distribuida.

El 70% de los recursos hídricos existentes en el mundo se destinan al sector de la agroindustria

En cuanto a la tierra y los cultivos, un dato en particular es imposible de ignorar: durante el último medio siglo, la producción agrícola se triplicó. De acuerdo con el Banco Mundial, existen cerca de 50 millones de kilómetros cuadrados en el mundo que son aptos para la agricultura. Sin embargo, no toda esa extensión se gestiona de manera sostenible. Para que eso sea posible, tendríamos que considerar tres pilares: lo económico, lo ambiental y lo social. Y tener en cuenta la máxima de que la agricultura sostenible debe enfocarse en producir más utilizando los menos recursos posibles. Es momento de admitir que el agua y la tierra no son bienes infinitos, y que la creciente demanda de alimentos –debido al aumento poblacional– es un reto que la industria no puede ignorar. Hay dos datos que nos ayudan a comprender la magnitud del problema: para producir un kilo de arroz hacen falta 5.000 litros de agua; para obtener un kilo de ternera se necesitan 15.400 litros de agua.

La presencia de la sostenibilidad en la gestión de los cultivos, por tanto, parece imperativa. Por ejemplo, la empresa Agbar Agriculture, dedicada al asesoramiento de productores agrícolas para lograr un óptimo aprovechamiento de los recursos y así reducir el impacto medioambiental, está enfocada en cultivos especializados como el almendro, el pistacho, el olivo o el nogal, así como el tan demandado aguacate, un cultivo que requiere de sistemas de riego precisos y cuidados al detalle. Por eso, desde allí insisten en la imperiosa necesidad de optimizar los recursos en la agroindustria, ya que el 70% de los recursos hídricos existentes en el mundo se destinan para ese sector. Pero ¿cómo lograrlo? A grandes rasgos, en la respuesta ofrecida desde la empresa perteneciente al Grupo Agbar se incluyen: «La inteligencia artificial, el big data, los avances en sistemas de riego de precisión, las mejoras en las redes de distribución y la maximización del potencial del binomio agua-energía en sus múltiples aplicaciones para la agricultura».

Agricultura inteligente

Agbar propone la «maximización del potencial del binomio agua-energía en sus múltiples aplicaciones para la agricultura»

La sostenibilidad de los cultivos cuenta con varias herramientas que bien podrían considerarse los ‘mandamientos del agricultor’. Algunas de ellas son, por ejemplo, la fertilización equilibrada, el manejo adecuado de los estiércoles y la materia orgánica, y la aplicación de un sistema de rotaciones para mejorar y aprovechar mejor las técnicas de riego. ¿El objetivo? Sencillamente, contribuir a una mejor salud de los suelos.

A ello se suma el concepto de «agricultura inteligente», en el que la tecnología y los datos también juegan un papel indispensable. En ella es posible echar mano de la utilización del big data (los datos siguen siendo el presente y definen el futuro de muchos sectores), el blockchain, la inteligencia artificial, los drones, el ‘fertirriego’ automatizado –y monitorizado– y las imágenes captadas vía satélite. Además, en consonancia con todo lo anterior, también es posible implementar un packaging basado en la utilización de técnicas y productos sostenibles. El objetivo, al fin y al cabo, es detener el impacto en el medio ambiente: solo así la agricultura podrá convertirse en un agente de cambio en un mundo que necesita dirigirse hacia una producción con una huella hídrica y de carbono reducida.

Una cuestión urgente

De acuerdo con las Naciones Unidas, para el año 2050 más de la mitad de la población mundial padecerá problemas por la escasez del agua. El avance de la desertificación, el cambio climático y el calentamiento global son realidades que nos orillan a tomar medidas urgentes como la de apostar por la agricultura sostenible e inteligente.

En el mundo se estima que 1.400 millones de empleos dependen directa e intensamente del agua. Entre ellos, se encuentran aquellos relacionados con la agricultura. Es por eso que, desde Agbar Agriculture, insisten en «la responsabilidad de velar por la salud de los ecosistemas, la biodiversidad y la productividad de todos los proyectos agrícolas». Todo eso, alineado con la visión y los programas de la Unión Europea, como la estrategia europea de biodiversidad, la nueva PAC, el Green Deal o la estrategia Farm to Fork.

Los ambientalistas han advertido desde hace décadas sobre el reducido tiempo que queda para que «no sea demasiado tarde». Hoy, sin duda alguna, la carrera juega con el reloj en nuestra contra: es momento de tomar medidas urgentes para frenar la crisis medioambiental.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME