Energía

Por qué necesitamos el autoconsumo colectivo en nuestros tejados

A pesar de ser la respuesta óptima de energía limpia en espacios con poco terreno, como las islas o las grandes ciudades, el autoconsumo colectivo solo representa en España el 1% de la potencia instalada. La Alianza por el Autoconsumo denuncia que la nueva propuesta de Orden del Ministerio para la Transición Ecológica no hará más que retrasar el avance del autoconsumo compartido de sol.

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21
abril
2021

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El cambio climático, el crecimiento de la población o las crisis económicas crean problemas compartidos que pueden abordarse mediante la cooperación y la coordinación. Porque la cooperación es frágil, generalmente más lenta y no suele ser sencilla (la mayoría hemos asistido a una junta de vecinos), las sociedades también brindan soluciones individuales a problemas compartidos, desde la privatización de la atención médica a la planificación de la jubilación. Tendemos a buscar soluciones individuales a pesar de que es mejor el ‘costo-beneficio’ de resolver colectivamente el problema compartido.

Según la Agencia Internacional de la Energía, la tecnología fotovoltaica será líder de aquí a 2050 en nuevas inversiones porque, además de renovable, es tecnológicamente simple, competitiva, limpia y versátil: capaz de desplegar tanto grandes plantas de generación en suelo, como pequeñas instalaciones de autoconsumo individuales o colectivas, si varios agentes se ponen de acuerdo.

Instalar placas solares en la azotea está dejando de ser un producto para early adopters y visionarios. La ciudadanía y las empresas empiezan a ver que el autoconsumo es una decisión que les hace más responsables con el medio ambiente, a la vez que conlleva importantes ahorros en la factura eléctrica. Desde que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECORD) publicara en 2019 el RD 244/2019 donde daba alas al autoconsumo, se ha instalado cerca de 1 GW de autoconsumo fotovoltaico, tres veces más que la suma de los dos años anteriores. Vistas las cifras, la regulación actual ha tenido éxito impulsando el autoconsumo. Pero, ¿cómo se reparte el total entre instalaciones individuales y colectivas?

«Es el momento de que podamos compartir la energía de nuestros tejados sin restricciones injustificables»

Dos años después, mientras el autoconsumo fotovoltaico individual disfruta de un crecimiento anual de dos dígitos, el autoconsumo colectivo es anecdótico y no llega a representar el 1% de la potencia instalada. No parece que vaya a despegar en el corto plazo, vista la propuesta que tiene encima de la mesa el MITECORD, que pospone el desarrollo de coeficientes de reparto dinámicos –adaptables a cada hora del año, lo que permite optimizar aún más la instalación– para sorpresa y disgusto de la Alianza por el Autoconsumo, donde UNEF participa.

El RD 244/2019 establecía coeficientes de reparto de energía fijos, pero preveía el desarrollo de coeficientes dinámicos. La sorpresa y el disgusto se originan en que los nuevos coeficientes propuestos por el Gobierno exigen ser establecidos antes de que se produzcan los consumos, lo que no aporta ninguna solución novedosa a la rigidez que veníamos soportando con los coeficientes fijos. Llamados ‘coeficientes horarios’, si se aprueban, sólo serán de utilidad a unos pocos consumidores que tengan patrones de consumo fijos y retrasarán el desarrollo de coeficientes dinámicos que ayudarían de mejor manera a inclinar la balanza y tomar la decisión de compartir con tus vecinos una instalación fotovoltaica.

Esta restricción choca con las expectativas de todos los que somos integrantes de la Alianza por el Autoconsumo e, incluso, con el objetivo mismo del RD 244/2019 que promulga un cambio de modelo energético con una ciudadanía activa en el centro del sistema. Es el momento de que todos podamos compartir la energía producida en nuestros tejados sin restricciones administrativas injustificables que se traducen en que, si un día no teletrabajo o me voy de vacaciones, mis vecinos no podrán aprovechar toda la energía que estamos produciendo en nuestro tejado. ¡Debería haber anticipado esa salida de mi casa con un año de antelación y habérsela asignado a un vecino o vecina en concreto!

«El autoconsumo colectivo es muy útil en espacios con poco terreno como las islas y grandes ciudades como Madrid y Barcelona»

Y esto es así porque el nuevo criterio de reparto planteado desde el Gobierno exige informar con doce meses de antelación de los repartos horarios de la energía producida por el colectivo, algo que nunca va a coincidir con la realidad de lo consumido, especialmente en el consumidor residencial. Desde la Alianza por el Autoconsumo pedimos que se respete nuestra propuesta de emplear datos reales de consumo y no meras previsiones, difíciles en general, y aún más complicadas con la pandemia actual.

Además de los coeficientes fijos, debemos seguir luchando por acabar con las otras barreras que dificultan el despegue del autoconsumo colectivo en España, siendo significativo y urgente avanzar, por ejemplo, en eliminar la distancia de 500 metros en los puntos de generación y consumo, incorporar la red de media tensión en el autoconsumo de proximidad y aligerar las cargas burocráticas para facilitar la tramitación de las instalaciones por parte de los ayuntamientos, las comunidades autónomas y las distribuidoras.

El autoconsumo fotovoltaico individual es rápido de desplegar en un país con sol, con una regulación favorable y sin tener que coordinar la inversión con nadie. Pero no por ello debemos olvidarnos del autoconsumo colectivo, especialmente útil en espacios con poco recurso de terreno como las islas, grandes ciudades como Madrid y Barcelona o polígonos industriales. Incluso se justifica el necesario impulso en que el autoconsumo colectivo es más eficiente y sostenible que el individual: mejor aprovechamiento de cubiertas y de generación.

En un sector tan regulado como el energético, necesitaremos que el MITECORD apoye de forma expresa el autoconsumo colectivo como ya hizo con el autoconsumo en general. El autoconsumo colectivo es un ejemplo más de solución compartida a un problema compartido, el cambio climático, cuyo ‘costo-beneficio’ puede ser muy interesante.


María Colom es directora de Política Energética de la Unión Española Fotovoltaica.

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