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Circularidad e innovación en la química, tándem del futuro

Con una inversión de 60 millones de euros en España para 2021, BASF se encamina hacia la industria 4.0 a través de la implementación de redes 5G y procesos de reciclaje químico.

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17
marzo
2021

En 2021, con más de un año de cambios convulsos a las espaldas, muchos se han dispuesto a recuperar sus piezas, recomponerse a sí mismos y lanzarse a construir un nuevo futuro que sea capaz de sostenerse. Es el caso de la compañía química BASF que, pese a haber visto sus ventas reducidas un 15% con respecto a 2019, no solo ha manteniendo sus inversiones en España, sino que además las ha ampliado hasta los 60 millones de euros. «La inversión es el mayor indicador de compromiso de una empresa con el país donde opera. Seguir invirtiendo en el país, hacerlo a este elevado nivel y con inversiones estratégicas para el grupo, como las que están previstas, confirma la apuesta que BASF hace por nuestro territorio», afirma Carles Navarro, director general de la compañía en España y Portugal, en la presentación de sus objetivos para 2021.

«El futuro será sostenible o no será. Es necesario usar la ciencia –y en concreto, la química– para proveer soluciones que permitan habitar el planeta a las generaciones de hoy, y las de mañana», apunta Navarro. El compromiso de la compañía busca mantener las emisiones totales a niveles de 2018 (21 millones de toneladas de CO2) hasta 2030, duplicando su producción para después encaminarse hacia la neutralidad climática en 2050. «La sostenibilidad y el aporte de beneficios de accionistas no son realidades contradictorias», ha subrayado Navarro. Para el director general de BASF, los objetivos financieros y no financieros se sitúan al mismo nivel por un motivo muy simple: sin sostenibilidad económica o medioambiental, no existirían.

La compañía cuenta con un proyecto de reciclaje químico que transforma los residuos plásticos en materias primas

Para llegar a la meta, el grupo continuará incrementando la eficiencia de sus operaciones, una fórmula que ya les ha permitido duplicar la producción rebajando sus emisiones globales a la mitad. También apostarán por desarrollar tecnologías «revolucionarias» que les permitan reducir las emisiones de sus procesos de fabricación e impulsar la implementación de energías limpias. No obstante, una de las claves más importantes en la transformación de la compañía reside en la circularidad. «Para que el futuro sea sostenible debe ser circular», insiste Navarro. Con esta máxima como guía, la compañía tratará de prolongar el ciclo de vida de sus residuos al máximo, además de integrar en la cadena de producción materiales reciclados procedentes de objetos como colchones usados o neumáticos.

Además, BSF también contribuirá a esta transición hacia la circularidad desde su propia actividad gracias a productos estratégicos como Chemcycling, un proyecto de reciclaje químico de la compañía que permite convertir los residuos plásticos sucios o compuestos por diversos materiales –hasta el momento solo podían terminar en el vertedero o la incineradora– en materias primas, como el aceite de pirólisis. El proceso dará salida a este reto global tan mayúsculo, a la vez que permitirá a la empresa reducir el uso de materiales fósiles. Los primeros productos nacidos del Chemcyling ya se pusieron a la venta en el mercado alemán y, en la actualidad, el grupo está trabajando para poderlos traer también al mercado español.

Durante el estado de alarma, BASF redirigió sus líneas de producción para fabricar equipamientos sanitarios

Por otro lado, la transformación digital es otro de los retos que BASF aceptó en 2020. En noviembre del año pasado, el grupo anunció que el centro de producción de La Canonja (Tarragona) se convertiría en el primer complejo químico de España en disponer de una red privada de 5G, gracias a un proyecto piloto junto a Cellnex Telecom. «Va a suponer un antes y un después para nuestra fábrica, que se va a convertir en la base para el desarrollo de la industria 4.0», explica el director general de la compañía.

En Madrid también se está dando un importante impulso a la innovación en el hub global BASF Digital Solutions, que ha duplicado su plantilla hasta los 250 empleados. En este centro se han gestado proyectos como el Yard Management para digitalizar el proceso de movimiento de camiones en los complejos industriales utilizando tecnologías de la industria 4.0. Un procedimiento que ya se está implantando en países como China, Alemania o Bélgica.

Compromiso social en tiempos de coronavirus

La pandemia también ha forzado al sector químico a aplicar numerosos cambios en la línea de producción, como consecuencia de las restricciones marcadas por el estado de alarma. Pero, si bien el compromiso social es fundamental en aquellas empresas que quieran apostar por la sostenibilidad, en tiempos de coronavirus esto cobra mayor relevancia. Y, por ello, como indica Navarro, «la industria química ha respondido redoblando su capacidad productiva y reorientando, en muchos casos, sus líneas de producción a la fabricación de bienes y equipamientos sanitarios, productos farmacéuticos o desinfectantes, necesarios para combatir a la COVID-19, así como otros productos de primera necesidad esenciales de alta demanda para la salud y la alimentación, con el fin de garantizar la continuidad de la cadena de suministro».

Así, en plena crisis sanitaria, BASF transformó la producción de su fábrica de Zona Franca (Barcelona) para producir 65 toneladas de hidrogel y donarlo íntegramente al sistema de salud público, así como a entidades sociales. Además, la división de impresión 3D colaboró con el Hospital Parc Taulí fabricando 750 gafas nasales que ayudaron a confeccionar respiradores, facilitando también materia prima al movimiento maker para la impresión de protecciones sanitarias.

La compañía y su equipo también colaboró con el tercer sector en forma de donaciones –por ejemplo, reasignaron el patrocinio anual a las fiestas de Santa Tecla (Tarragona) hacia los comedores sociales del territorio–, algunas lideradas por la propia empresa y, otras, por los empleados.

2021: optimismo moderado

Una vez superados los meses más duros de la pandemia, ¿qué depara el futuro más cercano a BASF? En 2020, las ventas del grupo en el mercado español sumaron 1.078 millones de euros, frente a los 1.268 millones del año anterior.  La coyuntura del coronavirus afectó con especial dureza a la automoción, sector para el que trabajan intensamente las divisiones de la compañía con coatings (revestimientos) y poliuretanos. El mercado de catalizadores también se vio muy limitado. En paralelo, las necesidades intrínsecas de la situación (alimentación e higiene) han registrado crecimientos en las divisiones de protección agrícola, cuidado personal o monómeros, contribuyendo a minimizar el impacto de la situación en el resultado final.

«2020 ha sido un año complejo. La caída generalizada en casi todos los sectores, en especial el de la automoción, ha penalizado también a la industria química. Somos moderadamente optimistas de cara al 2021: el último trimestre del 2020 y el primero de este año han mostrado una clara recuperación en las ventas, lo que nos hace esperar que, a lo largo del ejercicio, se confirme la salida de esta situación y volvamos a la senda anterior», vaticina Navarro.

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