Desigualdad

Abordar las brechas digitales para no dejar a nadie atrás

Con la digitalización, se multiplican las brechas digitales causadas por factores sociales, económicos, demográficos y culturales que están dejando atrás a colectivos que de per se ya eran más vulnerables. Identificarlas y abordarlas es imprescindible para construir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva.

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04
enero
2021

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El concepto brecha digital alude a la desigualdad en el acceso, uso e impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) por parte de los diferentes grupos sociales, una disparidad que puede acentuar las desigualdades socioeconómicas existentes y crear nuevas formas de exclusión. Acuñado por primera vez a mediados de los 90, el término ha ido evolucionando desde entonces. Inicialmente se refería a la dicotomía entre tener o carecer de acceso a Internet y el debate se centraba en poseer los recursos económicos suficientes para conectarse a Internet o disponer las TIC. Se asumía que, una vez conectados, los ciudadanos disfrutarían automáticamente de los beneficios de la inclusión digital.

Aunque las redes móviles se han expandido considerablemente en los últimos años, lo cierto es que se ha generado un grave problema de exclusión digital. En la actualidad, las TIC no solo pertenecen a un mundo virtual, sino que están integradas en todos los aspectos del mundo físico, a menudo sin que los ciudadanos sean conscientes de ello.

El acceso es absolutamente necesario y todavía estamos lejos de alcanzarlo a nivel mundial. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), actualmente el 59% de la población mundial tiene acceso, llegando al 85% en las zonas más desarrolladas como Europa y Norteamérica, pero menos del 40% en regiones como África. Pero las limitaciones no acaban ahí, hay que abordar las diversas desigualdades que la transformación digital está produciendo debido a múltiples factores de índole económico, educativo, geográfico o social.

Por mencionar solo algunas: cuando una persona no puede acceder a las TIC por una causa económica de falta de recursos, hablamos de la brecha digital por asequibilidad. La pandemia de la covid-19 ha mostrado la faceta más cruda de la desigualdad entre aquellos estudiantes que podían acceder a internet para seguir el curso escolar y los que no. En el caso de España, alrededor de 100.000 hogares con niños no disponen de conectividad, haciendo que la brecha digital sea también educativa. Asimismo, cuando existen zonas rurales o áreas marginadas que no tienen acceso a herramientas y oportunidades de alfabetización digitales hablamos de brecha digital de ubicación.

Por otra parte, la falta de alfabetización digital y mediática genera un grave problema de desinformación que se propaga de forma exponencial en redes sociales y puede significar un auténtico peligro a los pilares de la democracia, el derecho a la información, la participación política o a la toma de decisiones adecuadas.

En España, alrededor de 100.000 hogares con niños no disponen de conectividad

Otras brechas afectan a colectivos determinados como podrían ser las mujeres o las personas con discapacidad. La brecha digital de género puede mostrar múltiples dimensiones, puede referirse al acceso desigual a infraestructuras y herramientas digitales (según la UIT, en 2019 la proporción de mujeres que utilizan Internet era del 48% frente al 58% de los hombres). También subraya la tendencia a que sean los hombres quienes lideren la participación digital social y ciudadana.

Se tiende a pensar que en las sociedades más avanzadas ciertas brechas de género anteriormente mencionadas ya están superadas, pero no es así. Se detectan diferencias de género ligadas al acceso material y económico, sin embargo, hay pocos estudios que incorporen la perspectiva de género que analicen esta problemática. También se observa que las diferencias en el nivel de competencias digitales avanzadas entre hombres y mujeres se mantienen a lo largo de sus vidas, lo que acaba determinando la posición y cargos que ocupan las personas en nuestra sociedad. Eso explica la infrarrepresentación de las mujeres en la industria de las telecomunicaciones, ya que, según datos de 2017 de Eurostat para España, solo el 15,6% de los profesionales TIC son mujeres, esto supone tan solo 2 de cada 20 puestos.

La falta de dispositivos, sitios web adaptados y otras barreras para personas con discapacidad genera una brecha digital preocupante. Los datos del informe Tecnología y Discapacidad de la Fundación Adecco de 2020 muestran que casi la mitad de las personas con discapacidad encuestadas declara encontrar barreras en el uso y manejo de las nuevas tecnologías. Más en detalle, un 42% considera que le parece «muy complejo y avanzado su uso»; y un 32% encuentra problemas de accesibilidad, al no poder manejar ciertos dispositivos debido a incompatibilidades derivadas de su discapacidad. Un 20,6% asegure no confiar en lo digital y «tener miedo» a ser engañado y/o víctima de algún fraude.

Desde Digital Future Society tratamos de aportar luz sobre las problemáticas de fondo que causan las brechas digitales y proponer soluciones consensuadas. Dada la naturaleza multidimensional y compleja de las brechas digitales, se requiere idear conjuntamente soluciones innovadoras e impulsar cambios estructurales basados en una visión compartida. Hay que ir más allá del enfoque tradicional y trabajar en un marco de colaboración que permita a administración, industria tecnológica, mundo académico y sociedad civil encontrar soluciones adaptadas a las necesidades y problemáticas que enfrentan las personas excluidas por las brechas digitales.

En 2019 la proporción de mujeres que utilizan Internet era del 48% frente al 58% de los hombres

En este sentido, se propone plantear una transformación digital más humanista que ponga en valor a la ciudadanía. Situar a las personas en el centro puede ayudar a salvar distancias, garantizar a los ciudadanos la capacidad y la confianza necesarias para aprovechar plenamente las ventajas de la tecnología y hacerlos partícipes de una sociedad cada vez más digital. Asimismo, las brechas digitales también están íntimamente ligadas al entorno geográfico, por ello, los colaboradores locales de la sociedad civil son fundamentales. En lugar de imponer soluciones desde arriba poco realistas, es importante motivar a los ciudadanos a participar en las iniciativas.

Esta motivación no tiene por qué estar relacionada directamente con la tecnología, sino que puede responder a razones más prácticas como conseguir un empleo, acceder a cierta formación, poner en marcha un negocio o comunicarse con familiares que viven en otros lugares. En este sentido, pese a que no todas las problemáticas expuestas se resuelven con alfabetización digital y mediática, se trata de una herramienta muy eficaz para empoderar a la ciudadanía y hacerla partícipe de esta transformación digital.

Una colaboración multidisciplinaria e intersectorial, que esté centrada en la igualdad de oportunidades y que alcance al mayor número de ciudadanos, es la garantía para superar las brechas digitales.


Cristina Colom es directora de Digital Future Society.

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