Medio Ambiente

Un macroproyecto urbanístico amenaza el paisaje natural de los Acantilados de Maro

La construcción de un campo de golf, un hotel de lujo y 680 viviendas podría acabar con el paisaje de uno de los pocos reductos naturales de la Costa del Sol Oriental que sobrevivió a años de excesos inmobiliarios.

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07
junio
2020

Kilómetros y kilómetros de abruptos barrancos y calas de aguas cristalinas dibujan la parte oriental de la Costa del Sol. Los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, un paraje natural que logró sobrevivir a los años de excesos inmobiliarios que dilapidaron gran parte del patrimonio natural del litoral español dejando tras de sí rastros como El Algarrobico, se ven ahora amenazados por la construcción de un megaproyecto urbanístico. Se trata de una iniciativa impulsada por Sociedad Azucarera Larios (SALSA) a la que el Ayuntamiento de Nerja dio luz verde el pasado mes de marzo a través de un convenio municipal que abre la puerta a la construcción de un campo de golf de 18 hoyos, un hotel de lujo cinco estrellas y 680 viviendas residenciales. En total, una parcela de 1,8 kilómetros cuadrados que colinda con el Paraje Natural Maro-Cerro Gordo y el Parque Natural de las sierras Tejeda y Almijara, ambos espacios protegidos por su gran biodiversidad terrestre y marina.

Para la promotora, según exponen un vídeo promocional, el mar, las vistas y la montaña hacen de la zona que rodea la pedanía de Maro, de 700 habitantes, «el lugar idóneo para construir un campo de golf a pie de acantilado». Para el consistorio –bajo el mando de José Alberto Armijo (PP), que recuperó la alcaldía el pasado 2019  después de una legislatura en manos del tripartito PSOE-IU-Podemos–, «es la oportunidad de dotar a la comarca de una infraestructura deportiva de alto nivel, atraer turismo, generar empleo y mejorar el impacto paisajístico», según ha explicado a Ethic la concejala de Urbanismo de la localidad, Nieves Atencia.

Sin embargo, la plataforma ciudadana Otro Maro y Nerja es posible, creada para paralizar el proyecto –que lleva aparcado desde 2015, cuando el mismo equipo de gobierno de Armijo dejó la alcaldía–, considera el conocido como ‘Plan Larios’ «un ajuste de cuentas» entre empresa y consistorio que podría asolar uno de los últimos reductos sin urbanizar del litoral malagueño con alto valor medioambiental, cultural e histórico.

Esta acusación remite directamente al convenio, todavía sin firmar y sujeto a alegaciones, que contempla la recalificación de 1,5 millones de metros cuadrados de suelo no urbanizable a modo de «compensación» por los terrenos que Larios cedió al Ayuntamiento en 2004, 2008 y 2009. Por falta de suelo municipal, según Atencia, el Ayuntamiento fue aceptando terrenos de Larios –propietaria de gran parte del terreno de la Axarquía– hasta alcanzar un total de más de 71.600 metros cuadrados para la creación de un parque de bomberos, un centro de salud, el paseo marítimo, la casa cuartel de la Guardia Civil y otros equipamientos municipales, algunos de ellos sin ejecutar.

 

Plano de las futuras actuaciones de Larios recogidas en el convenio municipal de 2020

 

«Podríamos haber optado por pagar los terrenos con dinero público, pero meterlo en el convenio nos permite cerrar las cuentas pendientes y nos queda saldo positivo por el aprovechamiento que se queda el Ayuntamiento al recalificar el terreno. Es un movimiento satisfactorio para el interés general», sostiene la concejala. Concretamente, la empresa–que en el vídeo promete una inversión 311 millones de euros y la generación de 1.600 puestos de trabajo–, abonará 1,2 millones de euros a las arcas municipales. Eso siempre y cuando se superen las diferencias en la empresa promotora que, según publicaba El País, habían llevado a una de las principales accionistas a confesar que la entidad no tenía la capacidad real de comprometerse con un proyecto de tal envergadura en estos momentos. La compañía no ha contestado a los intentos por parte de Ethic para recabar su versión.

El convenio se formula a modo de compensación por tierras de Larios cedidas durante años al Ayuntamiento

Para Rafael Yus, portavoz de GENA-Ecologistas en Acción, organización integrada dentro de la plataforma que presentará una lista de alegaciones y que ha activado una recogida de firmas que cuenta ya con más de 18.000 firmantes, este movimiento aparentemente win-to-win es inaceptable desde el punto de vista político y moral. «Si hay que hacer un convenio urbanístico, que se haga, pero no se pueden cambiar deudas por favores urbanísticos; esto fuerza al consistorio a llevar a cabo una acción que desde el punto de vista social puede ser dañino», afirma. Tampoco se salvan las formalidades, ya que el documento incluye fechas ya pasadas y normativas derogadas. Desde el punto de vista legal, sostiene Yus, existen varias trabas que el Ayuntamiento  parece desconocer, como que 64 hectáreas contempladas en el proyecto pertenecen al Sitio Histórico de Maro, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) del patrimonio andaluz.

Sin embargo, actualmente la zona no cuenta con ninguna protección medioambiental específica. Según explica Juan del Río, miembro y asesor jurídico de la plataforma, desde 2014 se han ido eliminando las diferentes normativas que salvaguardaban el terreno. Primero, el consistorio logró que se eliminasen algunos puntos del Plan de Ordenación del Territorio de la Costa del Sol Oriental (POTAX). Luego, el Plan Especial de protección del sitio histórico-paraje pintoresco de Maro quedó anulado tras un recurso del SALSA y, por último, se acabó con el plan que bloqueaba las construcciones en los primeros 500 metros de la franja litoral andaluza, el Plan de Protección del Corredor Litoral de Andalucía. Todas ellas, señala del Río, «fueron tumbadas por cuestiones meramente formales a instancias de Larios o del propio Ayuntamiento». Ahora, la única baza que queda es el Plan Especial de Protección del Medio Físico de Málaga, de carácter supramunicipal que el Ayuntamiento no puede cambiar. No obstante, del Río considera que para garantizar la preservación total de ese suelo haría falta una normativa concreta.

Antiguos colonos, la misma guerra

A pesar de que las protecciones costeras han sido eliminadas recientemente, hace ya años que la empresa Larios proyecta sobre suelos nerjeños la construcción del campo de golf. Cuando se firme el convenio, el Ayuntamiento podrá modificar el Plan General de Organización Urbana (PGOU) y recalificar dos tipos de suelo: el no urbanizable común (donde irán las residencias y el hotel) como urbanizable, y el no urbanizable de especial protección agraria, al que habrá que eliminar las protecciones paisajísticas y donde se desarrollará el campo de golf.

En esta última zona se encuentran actualmente las huertas de más de 300 pequeños agricultores que perderían las tierras, propiedad de Larios, que llevan décadas trabajando. «Mi familia lleva cinco generaciones cuidando de estas tierras y dejarlas ahora es algo sobre todo sentimental», explica Paco Gálvez, que actualmente cultiva tomates de invernadero, plátanos, papayas, chirimoyas, sandías y muchas otras frutas y verduras para subsistencia propia en un pedazo de tierra de seis marjales (aproximadamente 3.000 metros cuadrados). Antes, explica, su familia poseía casi 100 marjales de tierra que empezaron a perder a partir de 1996, año en el que estalló una protesta contra la empresa SALSA.

 

nerja

Imagen de la zona donde se desarrollará el Plan Larios.

 

En diciembre de ese año, 60 colonos agrícolas, con el apoyo de más de 200 habitantes de Maro, se encerraron durante diez días en la Cueva de Nerja, una maravilla natural declarada BIC en 2006, para era reclamar el acceso a la titularidad de unas tierras, propiedad de la familia Larios, que sus antepasados habían trabajado durante décadas. «Y mejorado», añade Juan Bautista, propietario de una parcela y colono que participó en el encierro. «Estas tierras, donde ahora quieren hacer el campo de golf, antes eran una montaña que nuestros antepasados transformaron, dotaron de sistemas de regadío, acequias, caminos, plantaron árboles, aplanaron la tierra… Ellos hicieron todo; lo único que ha hecho Larios ha sido cobrar», denuncia. Aquel año, lo único que consiguieron fue que se reconociesen las mejoras hechas en la zona por sus familiares durante 500 años. Sin embargo, ninguno logró acceder a la titularidad de la tierra al no poder demostrar su condición de colonos históricos ante los tribunales. Algunos vendieron y otros, como Paco y Juan, resistieron con unos contratos de arrendamiento que actualmente se renuevan cada seis o doce meses. Según Bautista, el alquiler ha ido subiendo notablemente a lo largo de los años, provocando que algunas zonas se convirtiesen en parcelas recreativas para extranjeros y otras directamente se abandonasen.

En 1996, más de 60 colonos se encerraron en la Cueva de Nerja para reclamar el acceso a la propiedad de tierras de Larios

El deterioro de una parte de las tierras es precisamente uno de los argumentos de SALSA para impulsar el campo de golf. Según el vídeo promocional, la zona es «un lugar de gran valor paisajístico, pero castigada por una alta presión de la agricultura intensiva y otras actividades que deterioran sensiblemente el paisaje y sus valores medioambientales». El ayuntamiento comparte esta visión y sostiene que el proyecto «mejoraría el impacto paisajístico» al acabar con las zonas descuidadas, los invernaderos de plástico y habitáculos irregulares.

Sin embargo, desde la plataforma Otro Maro y Nerja es posible recuerdan que Larios, como propietaria de la zona, es la responsable de mantener los terrenos en buen estado y evitar que existan campamentos espontáneos e infraviviendas. «Si las tierras están como están es porque la empresa lo ha consentido. Les interesa que sea así para ahora poder decir que están descuidadas», señala Rafael Yus. Es el caso de los invernaderos, prohibidos por contrato pero «permitidos por los vigilantes de Larios», sostienen desde la plataforma. «Construir un exótico campo de golf cierra la puerta al desarrollo de actividades alternativas de tipo cultural y medioambiental mucho más beneficiosas para el entorno», sugiere Yus. Algunas de las propuestas, como un itinerario geológico que respete la orografía del lugar, rutas de senderos o la creación de un parque agrícola se recogen en un decálogo de medidas para revitalizar la economía de Maro que la plataforma asegura haber entregado a los distintos grupos políticos.

«Las tierras donde pretenden construir el campo de golf, un elemento totalmente exótico que quiere introducirse artificialmente, están sirviendo hoy de ruta de paso de animales entre los dos parajes naturales, que cuentan con una gran variedad de flora y fauna  y tienen un alto valor geológico, histórico, agrícola y medioambiental», concluye Yus. Ahora, ese reducto de patrimonio natural de la Costa del Sol corre el peligro de ver cómo el boom turístico de sol y playa erosiona unas tierras antaño solo arañadas por el tranquilo oleaje del Mediterráneo.

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