Cambio Climático

Kerry Emanuel, el padre (científico) de los ciclones tropicales

Kerry Emanuel (Ohio, Estados Unidos, 1955), catedrático del Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias del MIT, lleva cuarenta años estudiando la relación entre emergencia climática y huracanes. Su labor le ha valido el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA.

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Helen Hill/MIT News
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08
enero
2020

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Helen Hill/MIT News

Dorian, Lorenzo, María, Katrina, Sandy, Harvey, Haiyan… Aunque pudiera parecerlo, estos nombres no son los de una pandilla de amigos, sino que designan a los huracanes más devastadores del siglo. Todos los años escuchamos cómo estos fenómenos atmosféricos arrasan con todo a su paso y, al igual que sucede con los terremotos, sus consecuencias suelen ser catastróficas tanto a nivel económico como humano. Por desgracia, cada vez son más frecuentes y violentos, y hoy, gracias al científico estadounidense Kerry Emanuel, sabemos que la emergencia climática tiene mucho que ver en ello.

«Gigantescas máquinas que transforman el calor que extraen de la superficie del océano en viento». Así describe Emanuel a estos fenómenos tan temidos y casi desconocidos –a nivel físico– hasta que este catedrático del Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) los empezase a estudiar en los años 80. Su trabajo ha sido crucial en el desarrollo del conocimiento científico relacionado con huracanes y tifones y, por eso, la Fundación BBVA le ha entregado el premio Fronteras del Conocimiento en su 12º edición.

«Gracias a la comprensión de la física básica de la convección atmosférica, Emanuel ha desvelado el comportamiento de los ciclones tropicales a medida que cambia el clima», explica el jurado que ha otorgado a este científico estadounidense el galardón en la categoría de cambio climático. «Sus teorías predicen la intensificación de los huracanes y tifones con el calentamiento global, algo que ya se ha observado. Su investigación ha abierto nuevas vías para estimar el riesgo asociado a fenómenos climáticos extremos», argumentan. Para el presidente del jurado y director del Instituto Max Planck de Meteorología, Bjorn Stevens, su decisión ha sido la más lógica: «Es difícil imaginar un área de la ciencia del clima en la que el liderazgo de una persona sea tan claro», explica.

Los modelos de Emanuel predicen un aumento de un 5% en la velocidad del viento por cada grado de aumento de la temperatura del océano

Las evidencias actuales sobre estos fenómenos climáticos extremos confirman las predicciones de Emanuel –realizadas a finales de los años ochenta– de que los huracanes son (y serán) cada vez más intensos como consecuencia del aumento de la temperatura a nivel global. Aunque hoy en día sea algo que se da por sentado, Emanuel fue el primer científico en relacionar los huracanes con el calentamiento de la superficie del océano y la emergencia climática. Sus modelos predecían ya hace cuarenta años un aumento de un 5% en la velocidad del viento por cada grado de aumento de la temperatura del océano, lo que intensifica la capacidad de destrucción de los ciclones tropicales. Este visionario planteaba ya en 1987 en la revista Nature que las alteraciones en el clima a corto plazo inducidas por la acción humana «pueden afectar la frecuencia e intensidad» de estos fenómenos, aunque en su momento su trabajo cayese en saco roto para la comunidad internacional no científica.

«Un calentamiento de tres grados supondría huracanes un 15% más intensos, pero el incremento en su capacidad destructiva se mide calculando el cubo de la velocidad del viento, así que nuestra estimación es que, con este mismo aumento de tres grados, su potencial para provocar daños aumentaría entre un 40 y un 50%», argumenta el científico galardonado. «Los huracanes más intensos hoy pueden tener una velocidad del viento en la superficie de 85 metros por segundo, pero para finales de este siglo, si no reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, podríamos ver un aumento de hasta 90-92 metros por segundo. El poder destructivo de un huracán está determinado por la velocidad del viento, así que de hecho aumentaría de forma muy considerable su capacidad para provocar daños a las poblaciones», advierte.

Si cuando realizó sus modelos no había aún evidencia científica que apoyase su hipótesis, los desastres medioambientales de los últimos años corroboran todo lo que ya predijo en los ochenta y noventa. Emanuel reconoce que, aunque nada en la ciencia sea 100% seguro, «los modelos lo muestran claramente y los datos también están empezando a reflejarlo. Esperamos poder verificarlo en los próximos años conforme obtengamos más observaciones». Pocas pruebas más se necesitan para corroborar que la capacidad humana de adaptarse a la nueva realidad medioambiental pasa, sin duda, por nuestra resiliencia frente a fenómenos como el huracán Dorian que arrasó las Bahamas el año pasado.

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