Innovación

«La digitalización marcará el éxito o fracaso del futuro descarbonizado»

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20
septiembre
2019

La digitalización tiene un lugar asegurado en la economía del futuro. Sin embargo, algunas empresas se resisten a invertir en ella. Para Luis Pardo, es un gran error. El CEO y consejero delegado de Sage Iberia expone en esta entrevista los motivos por los que apostar por la inteligencia digital como base de la cultura de empresa es el único camino a seguir. 

Desde Sage, junto con la patronal CEOE, habéis publicado un informe que señala que solo el 19% de las pymes en España tienen establecido un plan digital. Además, hay también grandes empresas que rehúsan adaptarse a la inminente revolución digital. ¿Cuáles son los principales desafíos que conlleva la digitalización?

Uno de los principales motivos por los que las pymes no dan el paso a la digitalización es porque creen que supone una alta inversión. La mayor parte de ellas asocia digitalización con disponer de ordenador, correo electrónico, web (no de comercio electrónico) y con subir los documentos en la nube. Pero se trata de algo que va más allá: consiste en aplicarle «inteligencia digital» al negocio. En España todavía existe un cierto retraso respecto a otros países europeos. Sin ir más lejos, nuestro país invierte el 1,2% del PIB en I+D+i, mientras que en Europa la inversión llega al 2,5%. Esto demuestra que las reticencias a la hora de invertir y la falta de formación digital son una realidad. Por eso es la cultura empresarial es un elemento clave; es imprescindible una cultura que abogue por la innovación y que además esté liderada por los máximos responsables de la empresa (como mínimo el 20% del comité de dirección debe tener experiencia digital). Ellos son los que deben impulsar el cambio de paradigma.

Para las empresas ¿qué ventajas supone invertir en nuevas tecnologías?

Invertir en nuevas tecnologías se traduce en un aumento de la productividad de las empresas y, en consecuencia, en un crecimiento. La presencia digital no solo multiplica la visibilidad de la empresa y de los puntos de venta, sino que el hecho de considerar al cliente como el protagonista de un negocio permite a la empresa acercarse a sus opiniones y gusto. Eso, al fin y al cabo, es información que se puede utilizar en estrategias futuras. Manejar el big data y tener la capacidad para trabajar con datos y generarlos permitirá una mejor toma de decisiones que posibilitará alcanzar la rentabilidad y el crecimiento económico.

«España invierte el 1,2% del PIB en I+D+i, mientras que en Europa la inversión alcanza el 2,5%»

En el camino hacia una economía más digitalizada existe una brecha digital que separa no solo a las pymes de las grandes empresas, sino a las generaciones nativas digitales de las que no lo son. ¿Cómo garantizar que la transición hacia un sistema cada vez más digitalizado sea justa e inclusiva?

Más que de brecha, se podría hablar de «un camino de transformación». Generalmente, cuando comparamos el grado de digitalización de una pequeña empresa con el de una gran corporación lo hacemos en relación con las inversiones en I+D+i, la adopción de software o el equipamiento informático. En estos términos, la gran empresa siempre estará por encima en cuanto a capacidades y recursos. Pero desde mi punto de vista, lo realmente determinante es saber medir la cultura e inteligencia digital que reside en la empresa y que se puede encarnar en acciones que permiten que cualquier pyme pueda competir con grandes corporaciones. Esto es lo que garantizará que la transición sea realmente justa e inclusiva.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la transición energética generará cuatro empleos por cada uno que destruya en el proceso de descarbonización de la economía. ¿Qué papel tendrá la digitalización en esos trabajos del futuro?

Los trabajos del futuro se adaptarán a los nuevos modelos de negocio que se irán desarrollando. La forma de trabajar de las empresas ha cambiado y lo volverá a hacer. La base para esta adaptación serán las personas, que podrán realizar de forma eficiente su trabajo gracias al dominio, control y conocimiento de las nuevas tecnologías. La digitalización marcará el éxito o fracaso de ese futuro descarbonizado.

Pero, a su vez, el despliegue de las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial y la robótica traen consigo el debate sobre la desaparición de puestos de trabajo. ¿Qué papel jugarán las personas, y el talento, en estos nuevos escenarios?

La innovación de los empresarios y las capacidades de los empleados son y serán la base para alcanzar la transformación digital de la que hablamos. Por eso, el factor humano será una pieza clave en todo el proceso. Se deberá potenciar la formación para que las empresas puedan abrazar correctamente la transformación, ya que las personas serán las encargadas de operar y supervisar la inteligencia artificial que se prevé aplicar.

«En este contexto de cambio acelerado, la perspectiva humanista está recobrando el protagonismo»

En tu libro ‘Viaje al centro del humanismo digital’ muestras una perspectiva optimista sobre el futuro de la transformación tecnológica y la adaptación del ser humano a esta. ¿Cómo hacer compatible esta unión sin transgredir ciertos límites éticos?

La tecnología exige tomar decisiones casi a diario en las que aparecen cuestiones éticas. Sobre todo en aquellas que pueden afectar a la vida de los millones de consumidores, al futuro de nuestra empresa o a la competitividad de nuestra economía. Si hablamos de empresas, de las que hace 50 años eran las más importantes del mundo, hoy solo sobreviven el 18%. En nuestro país, además, debemos recordar que España llegó tarde a las dos primeras revoluciones industriales: hasta bien entrado el siglo XX éramos un país aislado y poco desarrollado. Afortunadamente hoy estamos bien posicionados entre los países más desarrollados del mundo, pero todavía nos quedan muchas decisiones por tomar. En España vivimos en la resaca de la primera ola de la digitalización y la segunda ya está al caer: los datos han dejado de ser un subproducto de las aplicaciones, los sistemas operativos y las plataformas para convertirse en el elemento esencial para la innovación y para el incremento de la productividad. En este contexto de cambio acelerado, generador de progreso, pero también de incertidumbre, la perspectiva humanista está recobrando el protagonismo y pretende ser un mapa que nos guíe en nuestras profesiones y en nuestra vida diaria.

Algunos expertos acuñan el término green data para referirse a los datos aplicados al ámbito de la sostenibilidad. ¿Qué papel tiene la digitalización en el proceso de descarbonización de las economías?

La transformación digital contribuye a la mejora de la eficiencia de la industria y, en consecuencia, actúa como vía para  marcar nuevas estrategias y modelos de negocio más sostenibles. Así, emplear la información o los datos—de los que ya disponemos— para mejorar en  la aplicación de la digitalización, debería ser el primer paso para conseguir la descarbonización de las economías.

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