Medio Ambiente

Manu San Félix: «Tenemos el conocimiento y la tecnología para salvar el Mediterráneo»

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08
agosto
2019

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El biólogo y explorador de National Geographic Manu San Félix ha dedicado su vida a la investigación y al cuidado de la naturaleza. En esa labor ha logrado, en los últimos tiempos, idear una aplicación que ayuda a que los barcos utilicen sus anclas de manera más responsable y reduzcan así su impacto sobre los campos de posidonia, una planta autóctona del Mediterráneo con más de cien mil años de vida que puede extinguirse en menos de una década.

El Mediterráneo ha alcanzado niveles récord de contaminación, especialmente debido a las altas concentraciones de microplásticos que nadan en sus aguas. ¿Hemos llegado a un punto de no retorno?

No, no creo que hayamos llegado a un punto de no retorno ni creo que sea bueno transmitir un mensaje apocalíptico. Estamos demostrando que somos capaces de lo peor y nadie duda de lo mal que lo hemos hecho, pero lo bueno es que nos hemos dado cuenta y por eso estamos aquí hablando de ello. Ahora toca sacar nuestro lado bueno y nuestra capacidad de hacer bien las cosas, porque tenemos el conocimiento y la tecnología suficientes para revertir esa situación. Si hablamos de plásticos, obviamente nos enfrentamos a un problema grandísimo. Ha sido un material magnífico para poder vivir como vivimos ahora –por ejemplo, no podríamos concebir un hospital funcionando sin plástico–, pero es cierto que tenemos un grave problema de macro y microplásticos en los mares y océanos y tenemos que encontrar un material sustitutivo. Estamos investigando cuál y estoy convencido de que en un corto plazo daremos con ello. Tenemos que mantener la energía en ese mensaje y revisar nuestro comportamiento tanto personal como general, porque ha llegado el momento de dar un golpe de timón.

La posidonia oceánica podría extinguirse dentro de unas décadas. ¿Qué impacto tendría si sucediera? ¿Por qué es tan importante para nuestra biodiversidad?

El Mediterráneo, en gran parte, es lo que es gracias a la posidonia, sobre todo en lugares como Baleares. Por ejemplo, si no existiera, serían diferentes las playas, porque la arena está formada por los esqueletos de los millones de organismos que viven dentro de ella, igual que los arrecifes de coral forman la arena de las playas coralinas. Pero, además, hay que tener en cuenta que la posidonia aporta entre el 50 y el 70 por ciento del oxígeno que respiramos en el planeta. En el Mediterráneo, actúa como un enorme pulmón, debido a que es el sistema más eficiente secuestrando CO2, algo que la convierte, junto a los arrecifes, en un gran aliado contra el cambio climático. También conforma el hábitat de muchísimas especies. No quiero ni imaginar cómo sería un futuro sin posidonia, porque sería dramático, pero, si no actuamos ya, puede ocurrir.

«En un corto plazo daremos con un material sustitutivo al plástico»

De hecho, actualmente estás desarrollando proyecto Posidonia Maps, centrado en proteger su presencia en el Mediterráneo. 

Hace años, advertí del impacto de las anclas de los barcos sobre el fondo marino. La cuestión generó un gran debate social en Baleares, así que pensé que, además de alertar sobre la situación, podría aportar alguna solución. Busqué apoyo y respondieron positivamente dos empresas, Oceansnell, que se dedica a la cartografía submarina, y Movired, que desarrolló la aplicación informática, que no tiene ánimo de lucro. Es un proyecto que parte de un planteamiento sencillo: gracias a un sónar, realizamos barridos laterales que peinan el fondo marino; los datos se recogen y se obtienen a través de la aplicación. Cuando estás en el mar, te permite saber si debajo de la embarcación hay o no posidonia, de tal manera que los barcos pueden ser mucho más responsables al usar sus anclas. Las fotografías de la aplicación son muy precisas –desde 30 centímetros a un metro– y dentro de unos años, gracias a esta aplicación, podremos conocer si estamos perdiendo posidonia y en qué proporción. Es una lástima que no sepamos cómo eran nuestras praderas hace cincuenta años para ver su evolución.

¿Habéis podido medir algún tipo de resultado con la aplicación?

Tenemos conclusiones muy buenas de su funcionamiento. De hecho, el Gobierno Balear premió el proyecto como Mejor Iniciativa de Turismo Sostenible el año pasado. Ahora toca seguir trabajando para mejorarla y darla a conocer, ya que ayudará a desactivar el conflicto de la concentración de barcos y la conservación de posidonia, entre el turismo náutico y la preservación de la pradera.

¿Quién más está involucrado en el proyecto Posidonia Maps?

Además de las dos empresas mencionadas antes, Oceansnell y Movired, también se sumaron a la iniciativa un gran número de particulares y entidades, algunas locales, muy pequeñas, y también ONG. Me gustaría mencionarlas a todas, pero son muchas. Del éxito del proyecto habla el hecho de que el Gobierno Balear está desarrollando su propia aplicación, que quizás sea más potente que Posidonia Maps, pero esta habrá sido la primera y la que ha servido de inspiración. 

«No quiero ni imaginar cómo sería un futuro sin posidonia»

¿Cuáles son los próximos pasos que vas a dar en tu lucha por la protección de la vida marina?

Tengo una lista larguísima. Hay mucho trabajo que hacer y no hay que caer en el desánimo. El principal esfuerzo tiene que desarrollarse en el ámbito educativo: si empezásemos a educar y a concienciar a los niños de lo que hacemos mal, en quince o veinte años desaparecerían los problemas. La educación ambiental es la solución verdadera; lo demás es ir poniendo parches o dar ibuprofeno a un enfermo. Pienso en las nacras -casi extinguidas por una terrible epidemia en el Mediterráneo occidental-, en la foca monje, también a punto de desaparecer, en que hemos matado casi la totalidad de tiburones en el Mediterráneo…

¿Qué significa el mar Mediterráneo para ti, que has recorrido medio mundo?

Me siento un privilegiado. Trabajo para la Sociedad National Geographic en un proyecto que me ha permitido ver todos los océanos, algo que me ha aportado un completísimo aprendizaje y experiencia que me proporciona más conocimiento a la hora de mirar el Mediterráneo. Es un mar semicerrado, como si estuviésemos en una habitación enorme sin ventanas y para ventilarla sólo pudiéramos abrir dos dedos, una rendija llamada Estrecho de Gibraltar. Eso significa que, al contrario de lo que sucede en otros mares y océanos, todo lo que hagamos tiene una repercusión inmediata en él, así que el Mediterráneo nos da la oportunidad de ensayar soluciones para luego exportarlas.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos en nuestro día a día para la preservación del mundo marino?

Nunca sabes quién puede ofrecer una gran solución, así que, para empezar, que cada uno estimule su mente. Después, tenemos que cambiar nuestro comportamiento. Podemos pensar que una botella de plástico más o una menos no es importante, pero en Baleares, por ejemplo, se consumen un millón y medio de ellas al día. Entonces, si optamos por otro tipo de envases, sí repercutiremos en el entorno y habrá un impacto positivo. Por supuesto, también hay que insistir en la importancia de reciclar la basura y consumir menos plástico.

«La solución verdadera es la educación ambiental, lo demás es ir poniendo parches»

Y las empresas, ¿qué papel juegan?

Son fundamentales. Llevo en esto desde que empecé la universidad, y por entonces, en los años 80, el mundo de la conservación era algo casi marginal, algo de hippies y melenudos. Ahora estoy con empresas, empresarios y directivos casi a diario y son personas con capacidad de influir y cambiar comportamientos sociales. Que lo hagan es algo vital, porque el problema tenemos que solucionarlo entre todos.

La tecnología también puede ayudarnos en esa lucha.

Después de la educación de los jóvenes y niños, la tecnología es la segunda gran arma. Sin ella, no podríamos abordar los enormes problemas a los que nos enfrentamos, como la propia aplicación que hemos desarrollado. Dentro de unos años, los barcos no llevarán ancla, sino un posicionamiento dinámico, con una hélice conectada a una batería y a una placa solar, con un motor eléctrico, silencioso, de cero emisiones y cero consumo… y todo eso será gracias a la tecnología, que también nos ayudará a encontrar un sustituto para el plástico.

¿Qué es lo que te hace más feliz?

Me hace feliz contemplar la naturaleza. Una vez me preguntaron que para qué sirven los caballitos de mar. Tardé un día en encontrar la respuesta: nos hacen felices. Muchas veces buscamos justificar la necesidad de conservar la naturaleza con argumentos importantísimos, como el oxígeno o la absorción de CO2, pero a veces hay que quedarse con lo sencillo: lo mejor del planeta es la naturaleza y somos parte de ella.

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