Diversidad
La vida de la primera graduada sordociega llega a los cines
‘Me llamo Gennet’, dirigida por Miguel ángel Tobías, cuenta la vida de una persona sordociega desde que es abandonada en un centro de acogida en Etiopía hasta que consigue graduarse en Educación Especial en España.
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Para Gennet Corcuera, la única manera de entender y comunicarse con el mundo es a través de sus manos. Nació en Etiopía, tiene 38 años y es una de las más de 100.000 personas sordociegas que residen en España. Es también la primera persona del país a la que la falta de visión y de audición no le ha impedido graduarse en la universidad. Ella es su propia historia de superación y, el próximo 4 de abril, esta llega a la gran pantalla con la película Me llamo Gennet, dirigida por Miguel Ángel Tobías y coproducida por Fundación Telefónica y Fundación Historias que Deben Ser Contadas.
El filme narra la vida de Gennet desde que, con dos años, sus padres la abandonan en un orfanato de Adís Abeba después de que una infección la deje sordociega. En el hospicio, el destino de la niña cambia por completo cuando conoce a Carmen Corcuera, suegra del entonces embajador español en el país africano y su futura madre adoptiva. Una vez afincada en España, la joven empieza a estudiar en un colegio de educación especial de la ONCE, donde aprende a comunicarse a través del lenguaje dactilológico.
Finalmente, superados la educación secundaria y el Bachillerato, obtiene la nota necesaria en selectividad para entrar en la carrera de Magisterio, donde opta por la rama de Educación Especial. Tras seis años de estudio, la joven acaba convirtiéndose en la primera persona europea con esta discapacidad que consigue un título universitario. A día de hoy trabaja en Sevilla en el Centro Santa Ángela de la Cruz, la única residencia especializada en sordoceguera de España.
Gennet: «Si todos tuviesen las mismas oportunidades que tuve yo, la gran mayoría podría trabajar y contribuir a la sociedad»
Aunque no existen datos definitivos a nivel mundial, se calcula que solo en Europa hay más de tres millones de personas sordociegas. Ante estas cifras, la historia de Gennet se convierte en un claro ejemplo de superación, pero también en una muestra de la importancia de la educación inclusiva. Las personas con esta discapacidad tienen unas necesidades específicas y requieren de una atención personalizada para progresar. Por eso, según ha explicado el director, la intención de la película es «contribuir a sensibilizar a la sociedad de las dificultades a las que se enfrentan las personas privadas de audición y vista, y todo lo que son capaces de conseguir con los recursos necesarios». «Si todos tuviesen las mismas oportunidades que tuve yo, la gran mayoría podría trabajar y contribuir a la sociedad, como cualquiera. Como hago yo», sostiene Gennet, que se interpreta a sí misma como adulta en la cinta.
Protagonizada por Miriam Díaz-Aroca, Ángela Molina, Miki Molina y cuatro niñas etíopes huérfanas que interpretan a la protagonista en su infancia y juventud, el largometraje no se aborda como un documental, sino, en palabras de su director, «como un gran proyecto de ficción» que, sin embargo, va mucho más allá. La iniciativa no se ha limitado a explicar una historia de solidaridad e inclusión, sino que pretende hacerla realidad (otra vez): el 10% de los beneficios de película irán destinados a Asocide (Asociación de Sordociegos de España) para ayudar a la inserción social y laboral de las personas con sordoceguera, una discapacidad que, como muestra la historia de Gennet, es aún poco conocida y está demasiado invisibilizada.
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