Cambio Climático

La COP24 agranda la división en la lucha contra el cambio climático

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17
diciembre
2018

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La cumbre del clima de la ONU (COP24) que se ha celebrado en la ciudad polaca de Katowice, ha culminado con regusto agridulce. Por un lado, ni el repunte negacionista acompañado del auge de partidos extremos, ni los vaivenes geopolíticos de las últimas fechas, han quebrado la solidez el Acuerdo de París. Quienes lo firmaron, la gran mayoría de los países del planeta, mantienen su compromiso contra el calentamiento global, y en el encuentro polaco quedó claro que van en serio, a diferencia de otras intentonas pretéritas de tomar las riendas por el clima.

El problema es que esta cumbre delató que los participantes se mueven a diferentes velocidades, en lugar de a una sola, la que lleva meses reclamando la comunidad científica, esto es: la más rápida. Estados Unidos y Arabia Saudí se han encargado de embridar todo lo referente a la reducción de emisiones de carbono, que implica una reducción del uso de combustibles fósiles y una migración paralela a recursos sostenibles. Y Brasil ha ralentizado pesadamente el debate sobre el intercambio de cuotas de emisiones de gases de efecto invernadero entre países, una surte de industria cuyo auge le beneficia especialmente, al contar con tanta amplitud forestal.

En el lado opuesto, Europa, y algunos países en vías en desarrollo (muchos de ellos insulares, y por tanto más vulnerables a la subida del nivel del mar por el cambio climático), han reclamado que se integraran en las conclusiones de la cumbre las últimas voces de alerta de la comunidad científica, que piden pisar más el acelerador porque el tiempo con el que creíamos contar es menor, y se agota a pasos agigantados. Grandes potencias petroleras y gasísticas como Rusia, Estados Unidos, Arabia Saudí y Kuwait, han insistido en restar importancia al informe y a sus conclusiones. Por eso al final se ha incluido como una mera referencia.

Los acuerdos de esta cumbre, en la que participan casi 200 países, solo pueden adoptarse por unanimidad, por eso tan fácil poner palos en las ruedas. Y es el motivo de que la firma final hay resultado un poco descafeinada o, cuando menos, no haya cubierto las expectativas más ambiciosas.

En cualquier caso, se ha logrado pactar un cuerpo de reglas y un mecanismo de transparencia que regirán la lucha contra el calentamiento global en las próximas décadas. La ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha declarado al finalizar la cumbre que tenemos «una serie de decisiones que hacen operativo el Acuerdo de París y que son tremendamente robustas y operativas». En la misma línea, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha opinado que el documento consensuado en la COP24 «demuestra la resistencia del Acuerdo de París como hoja de ruta para la acción climática».

«Se han logrado avances importantes, pero algunos países no comprenden la gravedad de la crisis»

WWF

Ha habido otras voces menos triunfalistas: «Los líderes mundiales presentes en Katowice han logrado avances importantes pero, aun así, lo que hemos visto en Polonia revela una falta de comprensión fundamental por parte de algunos países de la crisis actual», ha dicho el portavoz de cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Manuel Pulgar. Florent Marcellesi, eurodiputado español de EQUO en el grupo Verdes/ALE, ha ido más allá: «Esta cumbre climática es una gran decepción. Las decisiones y la acción climática de los gobiernos están cada vez más alejados de las demandas ciudadanas y los análisis científicos». Marcellesi ha zanjado: «Si bien se han conseguido algunos progresos técnicos, lo que piden millones de ciudadanos no son solo reglas técnicas sino una alta ambición alineada con el informe de los científicos internacionales. Esta ambición supondría un mejor clima y grandes oportunidades económicas con millones de empleos de calidad.

Para los grupos ecologistas en general, esta cumbre debería haber dado mucho más de sí en el compromiso de reducción de emisiones y el establecimiento de reglas coercitivas para lograr estos objetivos. Y resumen su sentir en la frase que dijo la adolescente sueca de 15 años Greta Thunberg, a los delegados, durante esta COP24: «Los sufrimientos de muchos van a pagar los lujos de unos pocos».

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