«España será una gran afectada por el Brexit»
¿Cuál es el devenir de Reino Unido? ¿Y de una Unión Europea amputada? ¿Qué países se verán más afectados? Se lo preguntamos al profesor de Finanzas Internacionales Javier Marrero.
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El 23 de junio de 2016 se convocó un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, invocando el artículo 50 del tratado de la Unión Europea, que contempla esta opción. El tan trillado ‘Brexit’ (acrónimo de Britain y ‘exit’, salida). El resultado: un 51,9% de los votantes quiso abandonar la UE, frente a un 48,1%, partidario de permanecer. Sin embargo, en Escocia, Irlanda del Norte y Gibraltar, además de la mayoría de Londres, prevaleció el no secesionista.
¿Qué países serán los más afectados por esta decisión? ¿Cuál está siendo la respuesta europea a la crisis? ¿De qué modo menoscabará los derechos de los inmigrantes comunitarios residentes en Reino Unido? ¿Qué papel jugará Estados Unidos y China en este divorcio? El experto en la cuestión Brexit Javier Marrero, economista y profesor de Finanzas Internacionales de la Universidad Europea de Canarias, despejas estas y otras cuestiones.
¿Cómo es posible que saliera adelante el Brexit?
Un conocido periodista británico, colaborador habitual de un diario español, dijo recientemente: «Vivo en Londres, y de vez en cuando viajo a Inglaterra». A veces, nuestra impresión de lo que ocurre en un país la inferimos de nuestra percepción acerca de las ciudades que conocemos. Pero del mismo modo que San Francisco no es Estados Unidos, Londres no es Reino Unido. El Brexit ha sido la voluntad de los británicos, manifestada libremente en las urnas. Al menos yo no le doy más vueltas.
¿Es posible que el hecho de que Europa contemplara la expulsión (llámese salida, si se prefiere) de Grecia abriese la puerta a que el resto de socios viera como real la posibilidad de marcharse de la Unión?
Creo que no. Si alguien se plantea su continuidad en la UE es porque la UE no le ofrece aquello que entiende debería ofrecer. Los países suelen tener su propia agenda, normalmente en relación con sus propios movimientos sociales. Movimientos que, en mi opinión, han tenerse siempre en consideración por parte de los poderes públicos.
¿Qué gana Reino Unido saliéndose de Europa?
Recuperar la soberanía cedida como consecuencia de la pertenencia en la UE. Salir de una creciente unión política supranacional. Eso nunca les ha interesado. Reino Unido quería un mercado único, no una unión política. Quiere poder establecer sus leyes, sin tener que trasponer directivas comunitarias de forma obligatoria. No quieren sujeción a Tribunal de Justicia comunitario alguno, quieren sus propios jueces. Y quieren ser dueños de sus fronteras de nuevo.
¿Qué supondrá, en el terreno económico, este fenómeno?
Esta pregunta es compleja de contestar, así que comienzo como el gallego: depende. Dependerá de las negociaciones que aún no han comenzado. Ahí se establecerá todo, y entonces se podrá evaluar el impacto. Para los británicos supone un reto interesante. Ellos pretenden sustituir la intensa relación con la Unión Europea actual (50% de sus exportaciones) mediante la actuación en tres frentes: a) con un acuerdo trasatlántico de libre comercio con Estados Unidos, que, dicho sea de paso, tiene el mismo PIB que toda la UE junta. b) La Commonwealth. Son conscientes de que la Commonwealth es un conjunto de naciones que aglutina más de 2.200 millones de personas, casi un tercio de la población mundial, con relaciones preferentes con Reino Unido. c) Una ofensiva negociadora bilateral con países como India o China, que les ofrezca nuevos tratados comerciales. Realmente la tarea es enorme, y algunos especialistas británicos en la materia reconocen que harán falta al menos 20.000 funcionarios para todo lo que implique el proceso Brexit. Son muchos funcionarios, que dudo que tengan preparados en estos momentos, y que supondrán un coste. Pero el coste potencialmente mayor está en otros dos focos: en los aranceles que se pudieran imponer en ambas orillas, que encarecería todo y terminaría repercutiendo en las exportaciones y encareciendo el mercado interior, y en ‘la City’. Toda una incógnita. En general, todos los responsables de bancos que se han pronunciado son prudentes. Por una parte dicen que Londres seguirá siendo la principal plaza financiera del mundo y, por otra, se preparan para el abordaje continental: UBS a Madrid o a Frankfurt, HSBC a París, Santander UK pretende pasar su banca mayorista a España también, Milán, incluso Dublín se postulan para alojar las sedes de bancos de inversión ante la posibilidad de pérdida de pasaporte comunitario.
¿Habrá países más afectados que otros por la salida de Reino Unido?
Sí, y dependerá del grado de relación bilateral que haya entre dichos países. Por ejemplo, España será una gran afectada. Pensemos en la gran inversión española en Reino Unido, empresas como Ferrovial, Santander, AENA, etc., que han invertido con carácter de permanencia. No tengo datos de 2016, pero en 2015, el resultado de nuestras respectivas operaciones bilaterales se saldó a favor de España por unos 11.000 millones de euros. Es decir, más del 1% de nuestro PIB únicamente en relaciones con Reino Unido. Alemania exporta a Reino Unido aún más que España. También se verá afectada. Y, por supuesto, Irlanda, receptora de turismo británico y exportadora natural a Reino Unido. Reino Unido es una gran exportadora a la UE, pero también una gran importadora de bienes y servicios, no lo olvidemos; y si a ese tráfico de mercancías, servicios y capitales se le ponen trabas como consecuencia de los acuerdos, o desacuerdos, emanados de las negociaciones una vez se active el artículo 50 del Tratado de Lisboa, eso no va a ser bueno para nadie, me temo.
Y en cuanto a Europa como proyecto (político, cultural, moral), ¿de qué modo menoscaba la salida de Reino Unido?
La aportación es enriquecimiento, venga de Bulgaria, de Letonia o de Reino Unido. Al menos, así lo veo yo. Reino Unido aporta mucho. Conocimiento, experiencia, cultura. También protesta, por supuesto. Aporta, además, en muchos ámbitos. Por ejemplo, el militar. Son la quinta potencia mundial, el quinto ejército del planeta también, y una potencia nuclear, miembro permanente, además, del Consejo de Seguridad de la ONU. Supongo que alguien habrá evaluado los efectos del Brexit desde esa óptica. La aportación de Reino Unido a las operaciones militares de la UE desaparecerá. Ya Trump también se ha pronunciado al respecto, así que creo que Europa tendrá una cuestión a analizar acerca de su seguridad en breve. Ese debate no nos gusta a los europeos, que somos más dados a hablar de otras cosas, pero el mundo está como está, y en algún momento tendremos que ponerlo sobre la mesa. Fuera de eso, en general, un país menos en la unión equivale a menor aportación al proyecto común. Aunque esa aportación tenga un grado importante de protesta, como es el caso. A veces eso también viene bien.
¿Puede tener réplicas el Brexit? ¿Beneficia a la cuestión catalana?
Respecto a la primera pregunta, lo veo difícil. Holanda y Francia no son Reino Unido. Pueden querer cambiar cosas, puede que los partidos pujantes en las próximas elecciones tengan mucho que decir. Pero una salida de la UE, votada en referéndum en Francia a corto plazo… no lo veo. A Francia no le ha ido mal con la UE. A Holanda, tampoco. Pero, lógicamente, le hablo en términos de probabilidades. Tal y como está el patio, vaya usted a saber. Respecto a la segunda, creo que no. El Brexit es la consecuencia de la manifestación voluntaria de un estado soberano, a través de un referéndum, una vez cumplidos los requisitos legales para el mismo. La cuestión catalana, en los términos actuales, no tiene recorrido. Si lo tuviese sería el fin del concepto «legalidad» en nuestro país. Hay una vía legal para la independencia. Ibarretxe la siguió, con un plan que fracasó. Mientras haya una vía legal, por compleja que esta sea, un Estado no puede permitir una consulta secesionista mediante otros procedimientos que sean ilegales, y además pretender que todo el mundo se quede tranquilo.
La Unión Europea, ¿ha reaccionado del mejor modo posible o su respuesta ha sido taimada?
En realidad, podríamos decir que Europa no ha reaccionado. Juncker dijo algo así como que «está bien saber cuáles son los planes de Reino Unido», y Donald Tusk algo muy parecido, añadiendo que si lo que quieren los británicos es libre mercado sin libertad de movimiento de personas, eso no va a ocurrir. De todos modos, el problema de Europa (algo que para mí no deja de tener cierto encanto, he de reconocer) es la frase que se atribuye a Kissinger, hace más de treinta años. Algo así como: «¿Europa? Nunca sé a qué número he de llamar». Europa ha de consensuarlo todo. Cualquier cosa que se negocie dura mucho tiempo, y aquellas que son especialmente delicadas suelen decidirse a las seis de la mañana del último día, con el toque del silbato. Algo como esto, inédito en la UE, imagínese.
Parece que el miedo al Brexit se ha relajado. ¿A qué se debe?
No toca. No se ha activado el artículo 50, estamos todos mirando hacia Westminster, esperando al trámite parlamentario. Y entretenidos con el show de Trump. Y con los otros sustos habituales que el noticiario nos brinda cada día. Previsiblemente en marzo se formulará la petición, y comenzarán las negociaciones. A partir de ahí se verá si estamos ante una historia de miedo o ante una separación con convenio amistoso.
¿Qué papel cumplirá Estados Unidos en este abandono?
El de siempre: aliados estratégicos. Ahí da igual partidos políticos, ideologías, filias o fobias. Reino Unido y Estados Unidos tienen una relación muy estrecha, y creo que seguirá siendo así. Además, con un tratado de libre comercio en cuanto el Brexit lo permita.
¿Qué plazos se manejan en este divorcio?
El tratado de Lisboa establece dos años. Por tanto, primavera de 2019, previsiblemente. Pero el ministro designado para el Brexit, David Davis, ya ha adelantado que serán necesarios dos más. ¿Tal vez 2021? Dado lo complejo del asunto, hasta poco me parece.
¿Qué ocurrirá con los inmigrantes comunitarios que vivan allí?
Su estatus formará parte de la negociación, algo que a priori ninguna de las partes quiere tocar, salvo que sea absolutamente necesario. Conociendo lo enconado de las negociaciones con la UE, es posible que terminen por echar mano de la viabilidad de dicho estatus para meter presión. Pero, sinceramente, creo que se respetarán sus derechos.
Por cierto, ¿qué derechos perderán los ciudadanos británicos?
Ídem anterior. Creo que ninguno. Pero eso se decidirá en la recta final de la negociación, me temo.
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