Innovación

Los creadores del futuro

Detrás de esa aplicación que usas a diario puede estar la mente de un niño de 16 años. Apps for Good anima a los jóvenes a desarrollar apps que mejoren el mundo.

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26
abril
2016
Young people standing against each other

¿Te imaginas que detrás de esa aplicación que estás usando estuviera la mente de un niño de 16 años? ¿Qué esa tecnología innovadora que resuelve un problema cotidiano hubiera sido creada por un adolescente?

Lejos de ser una idea disparatada, es toda una realidad. A las altas dosis de imaginación de las generaciones más jóvenes se suma su condición de nativos digitales. «Los jóvenes, que han nacido con un móvil o una tableta en la mano, son los que mejor entienden este nuevo mundo digital, mucho mejor que las personas de más edad. Con los años ganamos madurez pero perdemos creatividad», reconoce Juan Quemada, catedrático del Departamento de Ingeniería de Sistemas Telemáticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Se trata solo de brindarles el ambiente propicio y necesario para que puedan dar rienda suelta a su imaginación y desarrollar soluciones digitales. «Los jóvenes no solo pueden, sino que son los que deben tratar de desarrollar las aplicaciones tecnológicas que mejoren la calidad de vida. Lo más importante es que exista un entorno que les anime a crear empresas tecnológicas y les ayude a sacarlas adelante, facilitándoles todo lo necesario, especialmente capital riesgo», añade.

Según los expertos, el sector de la tecnología carece de diversidad y eso hace que asfixie la innovación. Muchas veces la innovación viene de los bordes de la sociedad, de fuera del núcleo social duro y por eso es necesario animar no solo a los jóvenes, sino a los que tradicionalmente están excluidos de la industria tecnológica para no desperdiciar y aprovechar ideas y percepciones diferentes que podrían tener un gran impacto en el mundo.

En concreto los jóvenes entre 10 y 18 años son la primera generación que ha crecido inmersa en un mundo tecnológico. Son consumidores masivos de tecnología y si les proporcionamos la ayuda y entorno necesarios pueden convertirse en creadores y productores usando esa propia tecnología.

Partiendo de esta filosofía se ha puesto en marcha Apps for Good, una iniciativa cuyo objetivo es alentar a adolescentes de esas edades a que desarrollen aplicaciones reales que contribuyan a cambiar el mundo; potenciar una nueva generación de jóvenes que pueda crear, lanzar y comercializar nuevos productos tecnológicos que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos. Se buscan aplicaciones que promuevan soluciones hacia una comunidad más sostenible, un vecindario más social, un entorno más ecológico, un mundo mejor.

«Lo que hacen tiene una conexión con un problema del mundo real y están, además, construyendo un producto del que pueden sentirse orgullosos. Construyen su confianza y resiliencia apreciando el fracaso como parte del proceso problema-solución», explica Iris Lapinski, co-CEO y fundadora de Apps for Good.

A través del desarrollo de una aplicación estos jóvenes aprenden a construir de manera rápida y resolutiva, a poner a prueba sus ideas por medio de una retroalimentación real de una solución que han ideado, a trabajar en equipos diversos. La resolución de problemas, el compromiso con la comunidad y la destreza tecnológica son los conceptos clave de esta iniciativa que surgió inicialmente en 2010 en el Reino Unido con la esperanza de potencia la confianza y el talento de los chavales con programas innovadores.

La idea es que trabajando en equipo creen soluciones tecnológicas con un alto contenido social que ayuden a resolver problemas cotidianos que les rodean, produciendo cambios significativos y positivos en la sociedad en base a su interés por la tecnología y el emprendimiento.

Pequeños genios…

La condición sine qua non y que caracteriza este proyecto es que la idea debe venir de los propios estudiantes. «Ser titular y responsable de la idea es lo que hace que quieran aprender más, especialmente cuando se encuentran con retos y desafíos. Construir un buen producto es algo difícil. Pero está construido alrededor de algo que es importante para ellos y de lo que se preocupan, y tienen un objetivo que pueden palpar, tienen una razón para invertir todo ese tiempo y energía», explica Lapinski.

Imagina, por ejemplo, que eres un chico que vive en la Escocia rural. Vienes de una familia de granjeros y, como parte de tu vida diaria, se supone que tienes que ayudar a tus padres a vigilar y supervisar el rebaño de vacas que son el sustento de tu familia. Debido a varios brotes de enfermedades a lo largo de estas décadas, la cría de vacas está muy regulada y necesitas hacer un seguimiento de las vacunas de cada animal. Tu trabajo como hijo de granjeros es pasar todas esas notas en papel a un sistema informático en el ordenador de casa, pero estás harto de hacer esto. Así que un día te surge la idea: ¿y si todo estuviera informatizado y pudiera acceder a toda esta información con un solo clic? El resultado: Cattle Manager, una aplicación para gestionar de manera fácil y sencilla tu rebaño al momento que fue ganadora de la competición inglesa de 2013.

«Las aplicaciones son una buena y contemporánea manera de solidificar el aprendizaje de los jóvenes estudiantes en el mundo real y hacerles, además, disfrutar con el proceso de aprendizaje», apunta Lapinski.

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… Grandes empresarios

Igual que los empresarios profesionales, los estudiantes pasan por todos los aspectos clave del desarrollo de nuevos productos: la generación de ideas, la viabilidad técnica y la programación, las decisiones sobre los modelos de negocio y marketing.

Así, con el asesoramiento de expertos y profesores que se han unido de forma voluntaria como mentores estos adolescentes crean, divulgan y comercializan nuevos productos que resuelven problemas de la vida real, cuestiones que son importantes para estos estudiantes pero también para el resto de la sociedad.

En total, ya han disfrutado de esta experiencia más de 50.000 jóvenes en más de 1.000 colegios y este año ha llegado por primera vez a España de la mano de Fundación Endesa. De momento este proyecto se ha desarrollado solo en Madrid y ha reunido a más de 225 jóvenes que, guiados por sus profesores, se encargan de crear y desarrollar aplicaciones prácticas y resolutivas para móviles y tabletas.

«Junto con socios como Fundación Endesa tenemos la misión de ayudar a ambas partes, profesores y alumnos. Queremos construir un mundo en el cada joven y educador sea capaz de emplear los beneficios de estas habilidades y confianza tanto para sí mismos como para las comunidades que les rodean. Un mundo donde la gente tenga el poder y sea capaz de resolver los problemas a los que se enfrentan», explican desde Apps for Good.

Fundación Endesa pone el énfasis en programas educativos que promocionen el talento de los más jóvenes y «con este proyecto se consigue impulsar ese talento y esas capacidades de emprendimiento e innovación de los chicos. Además, este programa permite desarrollar habilidades de programación y desarrollo de apps con el objetivo de resolver problemas sociales», explica Begoña Muñoz de Verger, responsable de Proyectos de la Fundación Endesa.

Porque la sociedad en su conjunto (organizaciones, instituciones, gobiernos y ciudadanos) debe dar cauce a la creatividad de los jóvenes y poner a su alcance los medios y herramientas necesarios para que sus ideas se consoliden en iniciativas sostenibles.

Tecnología, herramienta generadora de cambios

Como reconoce el catedrático de la UPM, «la tecnología está generando muchas aplicaciones que mejoran la vida de las personas en muchos aspectos (como sanidad, productividad, ocio). Pero la tecnología es un arma de doble filo».

Todas las revoluciones tecnológicas destruyen muchos empleos, para luego crear otros. La revolución digital ha traído consigo una globalización que está deslocalizando la industria, haciendo que los empleos que se destruyen en unos países se creen en otros donde la mano de obra es más barata, haciendo que el paro aumente en los países más desarrollados y los sueldos y los contratos se precaricen.

«El mayor reto actual es desarrollar medidas y leyes a escala global que ordenen este proceso de cambio tan caótico que ha traído la revolución digital. Y todo eso sin parar el ritmo vertiginoso de innovación en todo lo positivo que tiene», añade el catedrático Quemada.

Uno de los aspectos más positivos y beneficiosos de la tecnología es que puede ser un gran medio para igualar y una fuerza masiva que transforme para bien vidas y comunidades a lo largo del mundo.

«A medida que la tecnología se va democratizando, se van extendiendo sus casos de uso y la gente que los crea. Esto es algo tremendamente potenciador para las personas que nunca antes han tenido una voz, que hasta el momento sólo han sido juzgados por quiénes son o de dónde vienen y no en base a lo que de hecho pueden hacer o conseguir», afirma la fundadora de Apps for Good.

Por eso son tan importantes iniciativas que fomenten el emprendimiento tecnológico posibilitando la creación de un entorno más sostenible y socialmente responsable para vivir. «Este es el motivo por el que la Fundación Endesa apuesta por estos programas innovadores y con un claro beneficio para la sociedad», reconoce la responsable de proyectos de la organización.

¿Qué joven gran idea será la ganadora de esta edición en Madrid? Lo sabremos a finales de mayo, cuando se celebre un festival en la propia sede de Endesa con los nueve colegios que participan para premiar a las mejores aplicaciones móviles que propongan soluciones a esos problemas que existan en su comunidad y que ayuden a hacernos la vida un poco más fácil y mejor.

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