Internacional
7 formas de censura en Arabia Saudí
Raif Badawi fue condenado en 2014 a 10 años de cárcel y 1.000 latigazos por promover el debate político y religioso en su blog Saudíes Liberales.
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COLABORA2015
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Raif Badawi fue condenado en 2014 a 10 años de cárcel y 1.000 latigazos por promover el debate político y religioso en su blog Saudíes Liberales. Ben Beaumont, de Amnistía Internacional, se ha reunido con otro bloguero de Arabia Saudí –que se mantiene en el anonimato por su propia seguridad– para preguntarle acerca de la censura impuesta por el Gobierno. Sus respuestas se condensan en estas 7 tácticas:
1. Amordazar a cualquiera que tenga una opinión independiente
«La situación en Arabia Saudí es muy mala en términos generales, pero en especial desde el punto de vista de quienes tienen opiniones independientes y van contracorriente. Recientemente se han producido investigaciones, arrestos y detenciones de periodistas, atletas, poetas, blogueros, activistas y twitteros.»
2. Culpar de todo al terrorismo
«Las autoridades son frágiles. Buscan amordazar y reprimir a la disidencia a través de diferentes medios, entre los que se incluye la vergonzosa Ley sobre Delitos de Terrorismo, que se ha convertido en una espada de Damocles para quienes tienen opinión. Los tribunales dictan sentencias de cárcel de 10 o más años como resultado de un solo tweet. Se ataca a las personas ateas y a las que se ponen en contacto con organizaciones de derechos humanos como si fueran terroristas.»
3. Ataques personales contra los blogueros
«Me han acosado de muchas formas. Las autoridades contactaron con el proveedor de internet donde alojo mi página web personal y le pidieron que la bloqueara y borrara todo su contenido. También enviaron a varios agentes de seguridad para decirme que dejara lo que estaba haciendo, por mi bien y el de mi familia. Después se me prohibió oficialmente bloguear bajo amenaza de arresto en caso contrario. Sucumbí y lo dejé para proteger a mi familia.»
4. Prohibiciones, acusaciones falsas y despidos
«Existen muchos casos de blogueros a quienes se les ha restringido la actividad o se les ha prohibido. Algunos de ellos, a los que conozco, siguen siendo investigados sobre entradas de blog que escribieron en 2008, aunque ya no tengan nada que ver con blogs. Pueden hacer que los blogueros saudíes sean despedidos de sus trabajos e impedir que puedan ganarse la vida. Algunos enfrentan supuestos falsos sobre su ‘ateísmo’ o ‘demencia’. Imponen restricciones en casi todos los aspectos de la vida de los blogueros.»
5. Vigilancia y censura online de gran alcance
«La censura está en su punto álgido, sobre todo desde que se aprobó la Ley sobre Delitos de Terrorismo. Arrestaron a un poeta como resultado de un solo tweet en el que criticaba indirectamente al Rey Abdullah utilizando un lenguaje simbólico. Con millones de usuarios de páginas webs en Arabia Saudí, esto significa que las autoridades están atentas a todo lo que se escribe. También recibimos informes a través de diarios internacionales sobre la vigilancia que utiliza Arabia Saudí para acceder y vigilar las cuentas de personas activistas.»
6. Desplegar un ejército electrónico
«Las autoridades tienen poderosos ciberejércitos que dan una falsa impresión de la situación en Arabia Saudí para despistar a la ciudadanía de otros países. Lanzan páginas web, canales en Youtube y blogs cuyo objetivo son activistas y oponentes, donde les describen como ateos, infieles y agentes que promueven la desobediencia al Rey. Por el contrario, estas mismas páginas web, canales y blogs a menudo alaban al Estado y sus esfuerzos. Yo he sido personalmente víctima de este Estado que orquestó campañas que dañaron mi reputación.»
7. Castigos brutales
«El caso de Raif Badawi pone aún más en evidencia la brutalidad de un Estado que sigue gobernando a través de castigos medievales, como flagelaciones, cuantiosas multas y penas de cárcel exageradas. El Gobierno saudí necesita saber que no es dueño del mundo y que no puede silenciar la voz de todos con su dinero.»
Firma la petición para pedir la liberación de Raif Badawi.
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