Formación para emprendedores que rompen barreras
Dcoplay es una escuela de formación dirigida a emprendedores que apuestan por por derribar las barreras de la formación tradicional.
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COLABORA2013
Los emprendedores se han puesto, afortunadamente, de moda. La educación de calidad es uno de los trampolines hacia el éxito, además de una de la asignaturas pendientes de nuestro país. Y el trueque es una fórmula de intercambio que ha vuelto con fuerza debido a los zarandeos de una crisis provocada por el capitalismo de casino. Si juntamos estos tres elementos –emprendedores + formación + (un poquito de) trueque- y los agitamos el resultado es la escuela de formación Dcoplay.
Esta escuela es el último proyecto puesto en marcha por el centro de innovación y cocreación Dcollab, ubicado en el madrileño barrio de Malasaña, y ha empezado con un programa muy bien nutrido: talleres para hablar en público, inteligencia emocional aplicada a las ventas y técnicas para realizar collage analógico, entre otros.
Según nos explica la directora de Dcoplay, Noelia Maroto, se trata de una escuela “interdisciplinar, presencial y con vocación práctica”, que tiene como objetivo “despertar la motivación entre profesionales y empresa, compartiendo una actitud creativa en el diseño de nuevos proyectos, negocios y habilidades”.
“Nos dirigimos a profesionales que apuesten por situarse a la vanguardia en su campo y que estén dispuestos a derribar las barreras tradicionales de la formación tradicional”, añade.
Al incluir también la posibilidad de trueque, los fundadores de Dcoplay han querido aportar al proyecto «una dimensión más y humana social«. Por cada curso habrá un máximo de entre ocho y diez alumnos y dos de ellos podrán recibir formación a cambio de sus servicios.
“Por ejemplo, vino un fotógrafo que nos encanta cómo trabaja porque va a empezar a dar clases en una universidad y quiere mejorar sus aptitudes para hablar en público a través del taller que imparte Juanjo Aranguren. Nos ofreció hacer una sesión de fotos de los cursos y nos ha parecido una excelente idea porque a las dos partes nos aporta un valor añadido”, explica Maroto. En definitiva, el que no aprende es porque no quiere.
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