Derechos Humanos

¿Cómo contribuye la política a la lucha contra la pobreza?

¿Cómo contribuye el Congreso de los Diputados a la lucha contra la pobreza? ¿Qué diputados españoles son los más comprometidos con un desarrollo internacional justo y sostenible?

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14
abril
2012

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¿Cómo contribuye el Congreso de los Diputados a la lucha contra la pobreza? ¿Qué diputados españoles son los más comprometidos con un desarrollo internacional justo y sostenible? El Centro de Investigación sobre Comercio y Desarrollo (Ciecode) ha puesto en marcha el Proyecto Avizor para auditar la actividad de nuestro arco parlamentario y las políticas que mayor impacto tienen sobre la pobreza y la cooperación internacional. Su director, Javier Pérez, explica en este artículo para Ethic en los fudamentos sobre los que se asienta este proyecto.

Hay cuatro postulados clave a la hora de entender y gestionar la lucha contra la pobreza a nivel global. No por obvios y sencillos han conseguido estos postulados ser asumidos por ‘la gente de la calle’ ni por nuestros dirigentes políticos y empresariales, por lo que en pleno siglo XXI aún merece la pena revisarlos.

1.    Acabar con la pobreza es una decisión política.

2.    La lucha contra la pobreza implica a un conjunto de ámbitos políticos, de entre los cuales la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) es sólo uno de ellos y no el más relevante.

3.    Todos salimos ganando con un mundo con menos pobreza, más igualitario y sostenible.

4.    No habrá un mundo más justo y sostenible sin ciudadanos dispuestos a exigir a los dirigentes políticos y a las empresas comportamientos responsables y éticos y responsabilidades cuando no sea así.

Que 3.500 millones de personas vivan en la pobreza más absoluta o que uno de cada siete habitantes del planeta se vayan a diario a dormir hambrientos no es debido a causas naturales ni a fenómenos ajenos al control humano. Se ha llegado a esta situación por una interminable sucesión y combinación de decisiones públicas y privadas que han priorizado otros objetivos frente al bien común. Este es el corolario del primer postulado: si político (‘de los ciudadanos’) es el origen de la pobreza, política es la solución.

El segundo postulado alude a la diversidad de modos a través de los cuales España tiene repercusión en los países donde la pobreza es más acuciada. En su mayoría tienen poco que ver con las políticas y herramientas que tradicionalmente hemos puesto en marcha para responder a sus necesidades. Para decirlo de forma sencilla, a un ciudadano de Mali deberían preocuparle más los subsidios que la UE le de a nuestras vacas, las emisiones de nuestros coches o la fiscalidad de nuestras empresas, que los proyectos que la Agencia Española de Cooperación pueda desarrollar en su país. Es la ‘Política Española de Desarrollo’ (como sumatorio de políticas comerciales, fiscales, migratorias, climáticas, militares o de cooperación) lo que en verdad define el compromiso de nuestro país con el fin de la pobreza, más allá de un porcentaje u otro de AOD en nuestro PIB.

El ‘español medio’ no obtiene beneficio alguno de la opacidad de los paraísos fiscales, del descontrol en las exportaciones de armas a países en conflicto, de los actuales criterios de asignación de subsidios agrícolas europeos o de la injusta y miope gestión de los flujos migratorios. Sin negar que el tren de vida y consumo al que estamos acostumbrados es incompatible con un modelo global sostenible, hay que reivindicar que gran parte de los desmanes que originan la pobreza y la desigualdad en el mundo no benefician sino a una minúscula parte de la población, que acapara la riqueza, los recursos y los privilegios. Lo que el tercer postulado defiende es que la batalla contra la pobreza no es cuestión ‘Norte contra Sur’. En un mundo más equitativo y justo, todos saldríamos beneficiados en términos de estabilidad, seguridad, sostenibilidad o generación de riqueza y empleo en nuestro entorno más cercano. Es la opción más justa, pero también la más inteligente.

Hay pocas cosas que un líder político o un gran empresario no pueda conseguir si se lo propone. El cuarto postulado se basa en el hecho de que el cambio de prioridades y actitudes hacia una gestión global más justa y sostenible no es un problema técnico, ni financiero, sino pura y llanamente de falta de voluntad. Todos sabemos que el servicio solo mejora si ‘los clientes’ (ciudadanos o consumidores) lo exigimos.

¿Qué hace falta para que nos decidamos a exigir un cambio de rumbo en lo social, empresarial o político? A pesar de la complejidad de la pregunta, es difícil imaginar que un mejor acceso público a la información y a herramientas para expresar las preferencias individuales de forma directa no formen parte del menú de respuestas. En los últimos años hemos asistido a la aparición de numerosas iniciativas de la sociedad civil, herramientas sencillas y eficaces, que catalizan cambios sociales, políticos y empresariales, en paralelo a los procesos tradicionales, convirtiendo a los ciudadanos en motores directos de cambio social.

Con esta misma motivación lanza el Ciecode el Proyecto Avizor una iniciativa de seguimiento de la actividad parlamentaria en relación a las políticas con mayor impacto en la lucha contra la pobreza y de puntuación del desempeño de los diputados y grupos parlamentarios en dichas materias. Confiamos en que esta herramienta contribuya a que los ciudadanos sean cada vez más exigentes con sus representantes públicos y a que éstos salgan del anonimato y sean reconocidos en la medida de su compromiso con la construcción de un mundo más justo, equitativo y sostenible. ¡Que comience la partida!

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