Innovación
Electricidad a golpe de pedaleo
Un invento sin patente, de código abierto, que adapta el mecanismo del pedaleo de las bicicletas a una máquina para activarla. ¿Aún no has oído hablar de la bicitecnología?
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COLABORA2016
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En la era del ciberterrorismo, la robótica, la biogenética, los nanomedicamentos y la inteligencia artificial convive una técnica más rudimentaria y básica capaz de mejorar la vida de muchas comunidades que carecen de electricidad (se estima que, en el mundo, hay alrededor de mil quinientos millones de personas que carecen de ella). Se trata de la bicitecnología, inventos sin patente, de código abierto, que adaptan el mecanismo del pedaleo de las bicicletas a distintas máquinas para activarlas.
La bicitecnología es ecológica, al emplear la fuente de energía más limpia de todas las posibles, el propio movimiento humano, que no provoca emisiones de CO2; es muy económica, ya que requiere de máquinas poco complejas y costosas, que se abastecen de energía gratuita; el usuario es el generador de la energía, con lo que se garantiza la independencia del suministro eléctrico o de la compra de combustibles; fomenta el autoempleo e impulsa el desarrollo rural sostenible.
En un momento en el que el debate en las grandes ciudades gira en torno a cómo combatir el vandalismo en el uso de las bicicletas públicas y cómo hacer cumplir ciertas normas básicas de urbanidad a sus usuarios, el uso de este sencillo vehículo permite a muchas personas tener una vida más digna en numerosas partes del planeta, donde la bicicleta no es capricho ni una alternativa para desplazarse sino, literalmente, el motor de su progreso.
El origen de la bicitecnología hay que buscarlo en Guatemala, a raíz del trabajo de cooperación al desarrollo realizado por un grupo de profesionales canadienses en la zona del altiplano guatemalteco. Para continuar con su legado, se constituyó, en 2001, la ONG Maya Pedal.
Esta ONG emplea bicicletas usadas, cedidas por particulares u organizaciones, para construir bicimáquinas con distintas aplicaciones, que se entregan a grupos de personas o a particulares a precios subvencionados por empresas, departamentos gubernamentales u otras entidades, lo que permite una cierta autosuficiencia económica de numerosas familias, a la vez que se preserva el medioambiente y se promueve una economía sostenible.
Algunos ejemplos
Las calles de muchos países latinoamericanos suelen estar jalonadas por puestos ambulantes de zumos, tanto de frutas como mezclados con otros ingredientes como hortalizas, que se preparan al momento. Una de las primeras bicimáquinas ideadas desde Maya Pedal fue la bicilicuadora, que permite, a fuerza de pedaleo, hacer girar las aspas de la licuadora a más de seis mil revoluciones por minuto sin necesidad de toma de corriente alguna, de manera que el pequeño comercio de jugos o batidos puede colocarse donde considera más próspera su venta.
Para los campesinos con pequeñas plantaciones café se diseñó una despulpadora, que permite quitar la pulpa del fruto del cafetal y quedarnos con el grano, para su posterior tueste y consumo. Con este artefacto se puede obtener hasta un quintal (poco más de cuarenta y cinco gramos) cada quince minutos.
La energía que generan las piernas permite lavar la ropa a las familias, haciendo girar el tambor a golpe de pedaleo. Es la bicilavadora, que libera de un consumo de energía y tiempo allí donde las prendas de vestir, por falta de recursos, solo pueden lavarse a mano. Curiosamente, este primitivo electrodoméstico tiene un réplica más sofisticada, creada por un grupo de investigadores de la Universidad Dalian Nationalities, en China, no dirigida a gente sin recursos sino a comprometidos con el medio ambiente, la BWM, Bike Washing Machine. Se trata de una bicicleta estática que incorpora un tambor en la parte delantera con capacidad de hasta cinco kilos de ropa, dotado de un sistema de desagüe, y que espera su pronta salida comercial.
En estos dieciocho años que lleva trabajando por los demás sobre dos ruedas, Maya Pedal ha construido más de 1.200 bicimáquinas, con un coste por unidad de alrededor de cien dólares.
Spin-off solidario
El guatemalteco Carlos Marroquín trabajó en la ONG Maya Pedal, pero al cabo de algunos años, en 2012, decidió emprender su propio proyecto solidario, Bici-Tec, gracias al cual fabrica estos productos medio artesanales y medio industriales como solución sostenible ante un panorama energético postcarbono. Cuenta con el apoyo logístico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, en sus siglas en inglés) y ha recibido el prestigioso premio Curry Stone Design Prize, concedido por Google.
Algunas de sus bicimáquinas más conocidas son la bicimolino, que muele hasta tres kilos y medio por minuto de cualquier grano, y que va asociada a las bicidesgranadora (en algunos casos una misma máquina integra ambas funciones), que convierte hasta una tonelada de maíz sin limpiar en setecientos kilos de maíz limpio, lo que resulta tremendamente práctico para la producción de granjas familiares.
Similar a la anterior es la bicipelacoco, que descascara un coco cada tres minutos de pedaleo, y la bicimacadamia, que permite quitar la cáscara de las nueces de macadania (muy difícil de arrancar, incluso a pesar de estar previamente hervidas o tostadas) y usarlas después como sustitutivo del carbón. Se obtiene un quintal (unos cien kilos) en algo más de un cuarto de hora. Eso sí, a pleno rendimiento.
Otro sistema muy solicitado y exportado a distintas zonas donde el agua escasea, y cuando se encuentra resulta estar a bastante profundidad del suelo, es la bicibomba, capaz de bombear entre veinte y cuarenta litros de agua por minuto en un pozo de treinta metros. Otro modelo, más modesto, es la mini-bicibomba, que extrae entre veinte y veintiocho litros de agua por minuto.
Una de las bicimáquinas más útiles es el bicigenerador de energía. Funciona como una fuente alterna de electricidad. Algunos prototipos generan hasta doscientos vatios en una hora y, pedaleando con fuerza, hasta cuatrocientos. La energía obtenida puede almacenarse en una batería o utilizarse para el funcionamiento de otros aparatos.
Ejemplos como el de Maya Pedal o Bici Tec se han extendido a México (a través de bicimaquinas.com, que desde 2014 has desarrollado catorce modelos), Perú y otros países latinoamericanos, pero también ha tenido su réplica en el continente africano gracias a la ONG Bikes, not boms (‘Bicicletas, no bombas’, en su traducción al castellano) o la entidad Working Bikes de Chicago, que se encarga de conseguir bicicletas que puedan ser reutilizadas como bicimáquicas.
Todas estas asociaciones persiguen la mayor difusión posible para cada uno de sus modelos bicitecnológicos, por lo que facilitan manuales detallados en internet para que cualquiera pueda construirse la bicimáquina que necesite. Aunque aún lenta y escasa, su penetración en las grandes ciudades desarrolladas como alternativa ecológica y de autoabastecimiento comienza a ser una realidad. Simone Weil, la pensadora judía de la segunda mitad del XX, ya lo anticipó: «La energía necesaria reside en mí, ya que con ella tengo para vivir».
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