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Soluciones Basadas en la Naturaleza

Cuando la naturaleza tiene la respuesta

La naturaleza es sabia. Si la escuchamos, podemos encontrar soluciones para replicar sus modelos para regenerar suelos agrícolas degradados, combatir la sequía o hacer frente a la erosión costera.

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La naturaleza sostiene los procesos que hacen posible nuestra vida en el planeta. No existe tecnología capaz de igualar esos mecanismos complejos que evolucionan, crecen y se regeneran sin que apenas nos demos cuenta. Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) parten de una premisa sencilla: imitar esos modelos para afrontar retos globales como el aumento de las temperaturas, las inundaciones, las sequías o la erosión costera.

La Comisión Europea define las SbN como «soluciones inspiradas y apoyadas por la naturaleza, que son rentables, aportan simultáneamente beneficios medioambientales, sociales y económicos y ayudan a desarrollar la resiliencia». Son medidas que restauran y cuidan la naturaleza y que aportan biodiversidad y bienestar en ciudades, campos y espacios marinos. Al recuperar y cuidar los ecosistemas, este tipo de soluciones refuerza su capacidad para mitigar la crisis climática, impulsar la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de las personas. Por eso requieren un enfoque integral: una medida frente al cambio climático que no apoye a la biodiversidad ni aporte beneficios sociales no puede considerarse una auténtica SbN.

Junto a ellas, existen también soluciones de corte tecnológico, como modelos predictivos, infraestructuras hidráulicas o sistemas de alerta temprana, que ofrecen respuestas rápidas y controlables. Sin embargo, suelen requerir más recursos, mayor consumo energético y pueden acentuar desigualdades en el acceso. Por eso, cualquier estrategia que mire por el bienestar social y ambiental debe buscar un equilibrio entre innovación y naturaleza. En este contexto, Naciones Unidas puso en marcha el Mecanismo de Facilitación de la Tecnología para que la innovación científica sea inclusiva y coherente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

Las Soluciones Basadas en la Naturaleza aportan simultáneamente beneficios medioambientales, sociales y económicos

Invertir en el largo plazo

En los últimos años, la inversión sostenible ha dejado de ser una práctica minoritaria para convertirse en un factor central en la toma de decisiones, según el último informe de la Global Sustainable Investment Alliance, publicado durante la COP30. A pesar de las difíciles condiciones geopolíticas de los últimos dos años, este informe evidencia una transición hacia un modelo más sostenible. Por ejemplo, la inversión energética en el sector de las energías limpias alcanzó el 64% en 2024, y la economía verde ha superado los 7,9 billones de dólares, lo que la sitúa como el segundo sector con mayor crecimiento a nivel mundial después de la tecnología. 

Pero esta transición será real solo si se acompaña de inversiones que cuiden los ecosistemas y generen impacto social a largo plazo. Invertir en proyectos que promuevan soluciones basadas en la naturaleza requiere un cambio de enfoque que mire hacia proyectos diversos, a veces pequeños en escala, pero grandes en impacto. Este cambio de perspectiva no es fácil en un contexto acostumbrado al crecimiento rápido y constante. Sin embargo, entidades financieras especializadas en inversión sostenible están adquiriendo un papel clave. Triodos Bank, referente europeo en banca ética, impulsa de forma específica proyectos que incluyen SbN y tiene previsto invertir, al menos, 500 millones de euros en financiación para soluciones basadas en la naturaleza hasta 2030. 

La entidad ha fijado una hoja de ruta para apoyar la conservación, restauración y regeneración de los ecosistemas y, a partir del próximo año, empezará a hacer públicos los impactos concretos de estas inversiones. Triodos clasifica las SbN en cinco ámbitos: agricultura, bosques, ciudades, aguas dulces y ecosistemas costeros y marinos. Pueden ir desde prácticas agrícolas que preservan la biodiversidad y mejoran la salud del suelo, hasta la restauración de bosques y humedales, la creación de espacios verdes urbanos o la protección de manglares y arrecifes. Todas buscan alinear la actividad humana con la naturaleza y reforzar la biodiversidad, mitigar riesgos climáticos y mejorar la calidad de vida. 

La armonía de la naturaleza puede convertirse en un modelo replicable

Cuando se trabaja con la naturaleza (y no contra ella)

Entre las iniciativas que reciben financiación bajo este enfoque, encontramos proyectos muy distintos entre sí. No existe un único modelo, sino intervenciones adaptadas al territorio. Uno de ellos es Tambor del Llano, un proyecto que combina agroturismo, granja ecológica, agricultura regenerativa, restaurante y actividades como senderismo, turismo ecuestre o astroturismo. «No solo restauramos la tierra, sino que intentamos que cada acción tenga un impacto positivo en la comunidad. Queremos que el proyecto sirva como ejemplo de cómo la regeneración natural puede ser una solución viable tanto económica como ecológica», cuenta Carmen Bueno, una de las fundadoras del proyecto fundado en 2012.

Desde su finca de 32 hectáreas en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, en Cádiz, Tambor del Llano invita a disfrutar, conocer y cuidar del entorno. Estar en un parque natural con muchas restricciones fue, según Carmen, una guía para no dañar el territorio. No buscan crear un espacio lujoso porque, como defiende, «el lujo es lo que nos rodea»: el paisaje, la tranquilidad y la conexión con la tierra. El proyecto ha llevado a cabo múltiples acciones para que la naturaleza recupere su ritmo, como proteger alcornoques jóvenes, introducir ovejas merinas de Grazalema para regenerar el suelo y la biodiversidad o recuperar los canales del agua para evitar inundaciones. Cada intervención tiene un impacto tangible en la naturaleza, pero también en la vida de la comunidad local, ya que han generado empleo, colaboran de forma habitual con productores locales e, incluso, han recuperado ingredientes culinarios.

Otro ejemplo significativo es Masia El Carmen, en el corazón de L’Horta de València. En este territorio declarado Patrimonio Agrícola Mundial por la FAO, los hermanos Úrculo han devuelto la vida a la huerta de su abuelo para crear un proyecto que combina tradición y modernidad: agricultura ecológica, regenerativa y consciente, donde cada cosecha devuelve al suelo lo que recibe. 

Aunque su actividad principal es la producción de naranjas, mandarinas y hortalizas de temporada, esta masía se ha convertido también en un refugio para ovejas, caballos, abejas y flores aromáticas. Las ovejas y los caballos pastorean libremente, fertilizando el suelo de forma natural, mientras los restos de poda enriquecen la tierra sin necesidad de arados intensivos. Además, han implementado técnicas de gestión del agua más eficientes, como charcas y riego por goteo. Uno de los aspectos más relevantes de este proyecto es que los productos de la huerta viajan solo bajo demanda. De esta forma, tratan de reducir los desperdicios y se aseguran de que cada producto vaya directamente de la huerta a la mesa. 

Estos proyectos demuestran que la armonía de la naturaleza puede convertirse en un modelo replicable. Trabajar con la naturaleza no es solo una cuestión ambiental, sino también una estrategia integral que combina sostenibilidad ecológica, valor social y viabilidad económica.

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