«Tenemos derecho a que los derechos se cumplan»

Rosa María Rodríguez Magda | Escritora y doctora en Filosofía

Durante 1998, promovidos por la Fundación Valencia Tercer Milenio, de la que yo era directora, bajo los auspicios de la UNESCO, se programó una serie de congresos internacionales y se estableció un equipo de trabajo para conmemorar el 50 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, presidido por el entonces director de la UNESCO Federico Mayor Zaragoza. El objetivo era redactar una Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos, que finalmente fue presentada ante la Asamblea General de la UNESCO, haciéndose llegar posteriormente a la ONU.  

Ahora que se cumple el 70 aniversario de la DUDH, quisiera recordar aquel documento. Pues si importante sería, quizás, ampliar la carta de derechos, lo más necesario, a mi modo de ver, es dotarnos de instrumentos que puedan hacer cumplirlos. Los derechos siguen siendo conculcados, y mientras en muchas zonas del planeta parecen una utopía inalcanzable, en una parte del mundo desarrollado los derechos han pasado, de constituir un horizonte de lucha, a ser sentidos por la parte de la población más privilegiada como «aquello que se me debe». Considero de vital importancia poner en valor el concepto de «responsabilidad». Solo lograremos hacer cumplir los DDHH si establecemos quién tiene la obligación de hacerlo.

«Es importante ampliar la carta de derechos, pero más aún dotarnos de instrumentos para que se cumplan»

Los derechos son individuales y comunitarios, pero no solo los humanos, sino también las culturas, los animales y la naturaleza misma tienen que ser considerados sujetos de derechos. La responsabilidad y el deber de que estos se respeten atañe de manera diferenciada a los individuos, a la sociedad civil, a las instituciones sociales y políticas, a los estados y a los organismos internacionales. Cada aspecto o nivel de derecho  implica a uno o varios de estos niveles; pretender considerar de una forma imprecisa que a cada derecho corresponde un deber, solo sume a los individuos en la frustración y  hace que las instituciones pertinentes deleguen su responsabilidad efectiva en vagas y bienintencionadas  proclamas. Hablamos de ética, pero también de políticas activas de quienes deben y pueden llevarlas a cabo. Si es necesario preconizar un nuevo derecho, este sería el que nos asiste de exigir su cumplimiento: tenemos el derecho de que los derechos se cumplan.