Educación

Comprensión lectora, a la baja: ¿cómo revertirlo?

La era ‘todo pantalla’ ha brindado muchas comodidades, pero sus efectos negativos en la educación ya son palpables.

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18
diciembre
2024

Hace catorce años, el sociólogo y filósofo francés Gilles Lipovetsky y el crítico Jean Serroy advirtieron de los efectos negativos de la hiperdigitalización. Cuando comenzó lo que ellos denominaron «la era todo pantalla», a mediados de la primera década de este siglo, parecía que la vida digital solo traería bondades. Sin embargo, también estaba la otra cara de la moneda. Y, precisamente, en la lista de precios de lo que hemos tenido que pagar por tanta comodidad digital, se encuentra el impacto en la educación y, particularmente, en la comprensión lectora.

Nos referimos a las alteraciones en las capacidades lectoras y de gestión de contenidos en estudiantes universitarios debido a la gran dependencia a las pantallas. La clave para comenzar a abordar este fenómeno la dio la periodista estadounidense Rose Horowitch en un artículo publicado en The Atlantic. En su pieza, ella cuenta que, incluso en centros académicos de alto prestigio como Princeton, Columbia, UC Berkely y Georgetown, muchos alumnos han confesado algo que parecía imposible: no han leído un solo libro de principio a fin.

Para elaborar esa investigación, Horowitch habló con 33 profesores. Uno de los testimonios más reveladores se lo dio Nicholas Dames, titular de la cátedra de Humanidades y Literatura en Columbia desde 1998. Le contó que, en 2022, un alumno le confesó que en la secundaria en la que estudió jamás le exigieron leer un libro completo. Y no es que el joven no hubiese leído en su vida, ya que entonces sería inexplicable que hubiese sido admitido en tan elitista centro académico, sino que solo había leído algunos capítulos de libros, resúmenes, o extractos, pero jamás una obra completa. Para Dames esa fue una revelación más que sorprendente, pero gracias a ella, y al igual que varios colegas suyos, pudo entender el origen de los problemas que ya veía en varios chicos para leer libros y comprenderlos, ahondar en su profundidad temática, así como para el manejo complejo de ideas y el reducido vocabulario que tenían a comparación de generaciones anteriores.

Las desventajas de la era ‘todo-pantalla’

Libros como La cultura-mundo (2010) de Lipovetsky y Serroy funcionaron como un presagio de lo que más pronto que tarde acabaría sucediendo: el impacto en la comprensión lectora de la vorágine de información y del tsunami de estímulos que suceden a cada instante en las pantallas.

El año pasado, la UNESCO presentó en Montevideo (Uruguay) el Informe Global de Monitoreo de la Educación (GEM 2023), en el que advirtió de las consecuencias negativas que produce el uso excesivo de la tecnología. Ese trabajo, de 433 páginas, analizó el impacto de las redes sociales y de las herramientas digitales en el aprendizaje de niños y jóvenes. La conclusión fue clara: el móvil y el ordenador se utilizan en exceso y, por ello, han disminuido las capacidades de lectura y comprensión, sobre todo, en estudiantes universitarios.

Cuando un estudiante pierde la concentración, le cuesta unos 20 minutos regresar a la idea

A grandes rasgos, este fenómeno se debe a que en la pantalla de los smartphones o en el portátil hay un sinfín de distracciones que impiden el desarrollo de la concentración, de la conexión de ideas y, como también señaló el profesor Dames, el enriquecimiento del vocabulario. Otro punto esencial de este estudio es que, cuando un estudiante se distrae y pierde la concentración, a este le cuesta alrededor de 20 minutos regresar a la idea original y a desarrollarla de nuevo con fluidez. Muchos de ellos abandonan la idea y optan por la distracción.

¿Cómo mejorar la comprensión lectora?

Estamos siendo testigos de la evolución de las primeras generaciones nacidas en la era digital. Ellos, a diferencia de quienes nacieron en las dos últimas décadas del siglo pasado, difícilmente asocian más la lectura a un libro que a una pantalla.

Es por eso que muchos centros educativos de educación infantil han comenzado a tomar medidas al respecto: uno de ellos es el Colegio Británico de Valencia. Concretamente, son veintiún medidas las que proponen para que los niños desarrollen no solo la concentración necesaria para comprender un libro, sino que tengan el hábito de la lectura con las herramientas que les permitan mejorar en la comprensión.

La primera medida que recomienda este centro educativo es la relectura. Su práctica fomenta la concentración y la confirmación del conocimiento adquirido al mismo tiempo que permite que en esa segunda vuelta se adquieran ideas que quizá en la primera lectura pasaron desapercibidas. Otra de las más importantes es pensar en voz alta. Esta técnica permite que por medio del sentido auditivo uno ponga en otro plano las ideas, y eso, además de dar fluidez, funciona como guía y ayuda a la concentración.

Algunas técnicas para mejorar la comprensión lectora son la relectura o cuestionar el texto individualmente o en grupo

Siguiendo la misma línea, esa escuela propone también la visualización. En pocas palabras, se refiere a la creación de imágenes propias acerca de lo que uno está leyendo. Esa técnica es muy efectiva, sobre todo, para los pequeños. También recomiendan cuestionar el texto, tanto individualmente como en grupo. La discusión de una obra y su análisis, por sencillo que sea el contenido, fomenta el flujo de ideas y la conexión entre ellas. Otro punto que destacan en esa escuela es hacer pausas para reflexionar y descansar un poco.

Un estudio de la UNESCO de 2022, titulado El estudio ERCE 2019 y los niveles de aprendizaje de lectura, hace énfasis en la ampliación del vocabulario para poder mejorar en la materia. Para lograr ese objetivo, el trabajo insiste en la importancia en el fomento de la lectura y el desarrollo de este como un hábito desde la infancia. Una de sus conclusiones es que, mientras más amplio sea el vocabulario de un estudiante, más capacidades de comprensión lectora tendrá.

 

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