«Es crucial entender que la economía circular es una necesidad para garantizar el bienestar de futuras generaciones»
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Women Action Sustainability (WAS) es una asociación sin ánimo de lucro cuya propuesta WAS Circulamos ha recibido el Premio BASF de Economía Circular a la Mejor Práctica Circular en el Mundo Académico. Idoia Azaldegui, en representación de todo el equipo de economía circular de WAS, nos perfila los propósitos y logros de la entidad, así como los retos de futuro.
¿Qué ha supuesto este reconocimiento para WAS?
Este premio es un respaldo significativo al trabajo del Grupo de Economía Circular de Women Action Sustainability y un reconocimiento a la importancia de integrar la economía circular en la educación académica. Refuerza nuestra misión de animar, con casos reales, a estudiantes, profesores y profesoras, investigadores e investigadoras y a profesionales a adoptar prácticas sostenibles, demostrando que nuestras iniciativas tienen un impacto tangible en el ámbito educativo y social. Además, nos motiva a seguir promoviendo proyectos innovadores que conecten la teoría con la acción.
¿Cómo surge la idea de desarrollar una iniciativa con fines educativos? ¿Cuál es el vínculo de WAS con la educación?
WAS nació con la convicción de que la sostenibilidad debe ser un pilar esencial en la formación académica y profesional. Desde el principio, vimos la educación como una herramienta clave para transformar la conciencia ambiental en acción concreta. WAS Circulamos, en particular, busca no solo enseñar los principios de la economía circular, sino también involucrar a los estudiantes en proyectos reales que generen un impacto positivo en sus comunidades y el medio ambiente.
¿De qué modo la creación de espacios de exposición efímeros contribuye a la sostenibilidad?
Los espacios de exposición efímeros permiten mostrar soluciones innovadoras y sostenibles, utilizando recursos limitados y reutilizables. Estas estructuras refuerzan la idea de hacer más con menos, reduciendo el impacto ambiental y fomentando la creatividad para aprovechar los residuos como recursos para nuevos productos. Al mismo tiempo, se crea un Ágora que fomenta el diálogo con los estudiantes donde las ideas circulares cobran vida, inspirando a la comunidad a replicar y escalar estas prácticas.
¿Por qué es importante comprometer a los estudiantes, como han hecho en la Universidad de Santiago de Compostela, con la emergencia climática?
Los estudiantes son agentes de cambio clave. Al comprometerlos, no solo los educamos sobre los retos en el área de economía circular, sino que también los empoderamos para que se conviertan en líderes sostenibles en sus futuros campos profesionales. La Universidad de Santiago de Compostela se convirtió en un espacio ideal para mostrar que la colaboración entre academia y sostenibilidad genera soluciones creativas y factibles frente a la crisis climática. Con carácter previo, la I Edición se celebró en la Universidad del País Vasco, contando con el apoyo de la Diputación Foral de Guipúzcoa, y este año, la III Edición se ha celebrado en la Universidad de Zaragoza, contado con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza y Gobierno de Aragón.
«Es necesario fomentar proyectos colaborativos que involucren a la comunidad local, conectando a los estudiantes con empresas, organizaciones y municipios»
En la última edición crearon un Ágora, un espacio abierto al diálogo. ¿Cuáles fueron las principales conclusiones?
El Ágora se ha desarrollado en las tres ediciones de WAS Circulamos con el propósito de fomentar más colaboración entre disciplinas y actores sociales para abordar los desafíos de la sostenibilidad. Directivas de WAS, profesores y profesoras y estudiantes conversan fuera del formato académico en torno a casos reales de sectores y empresas de áreas distintas. El Ágora fue concebida como un laboratorio vivo de ideas, diseñado para promover el intercambio multidisciplinar entre directivas de WAS, estudiantes, investigadores e investigadoras, profesores, profesoras y expertos en sostenibilidad. Se estructuró en diferentes mesas temáticas, cada una centrada en un aspecto clave de la economía circular, como la gestión de residuos, la eficiencia energética y la innovación en materiales. Entre las principales conclusiones, surgió la necesidad urgente de incorporar más herramientas tecnológicas para medir y mejorar los impactos ambientales de las acciones académicas. También se subrayó el valor de integrar la economía circular como una competencia transversal en todas las carreras universitarias, no solo en disciplinas relacionadas con las ciencias ambientales. Otra idea destacada fue la importancia de fomentar proyectos colaborativos que involucren a la comunidad local, conectando a los estudiantes con empresas, organizaciones y municipios. Este enfoque práctico no solo fortalece su aprendizaje, sino que también crea sinergias para soluciones reales y aplicables. Estos espacios de diálogo son esenciales para motivar a las nuevas generaciones, reforzar su papel como agentes de cambio y demostrar que la sostenibilidad es una responsabilidad compartida.
¿Cómo valoráis los resultados de la iniciativa? ¿Cómo veis el desarrollo y expansión de WAS Circulamos alrededor de España?
Los resultados han sido muy positivos: el proyecto no solo ha generado conciencia, sino también cambios concretos en comportamientos y procesos académicos. La expansión nacional es un paso natural para amplificar nuestro impacto y establecer una red de instituciones comprometidas con la economía circular.
«La sociedad necesita más educación, incentivos económicos y políticas claras para integrar prácticas circulares en la vida cotidiana»
¿Qué vínculo entabla la sociedad con esta línea de acción? ¿Qué nos falta para asumirlo con seriedad?
Aunque hay avances, todavía falta una mayor comprensión de la economía circular como una necesidad, no solo una opción. La sociedad necesita más educación, incentivos económicos y políticas claras para integrar prácticas circulares en la vida cotidiana. Esto implica cambiar actitudes y priorizar el largo plazo sobre el corto, tanto a nivel individual como institucional.
En 2021 publicasteis Economía circular, de la estrategia a la acción. ¿Cuáles son los principales retos que enfrentan las empresas en economía circular?
El mayor reto para las empresas es cambiar sus modelos lineales tradicionales hacia un enfoque circular, lo cual implica inversiones iniciales significativas y la creación de nuevas cadenas de valor. Otros desafíos incluyen la falta de regulación homogénea, las limitaciones tecnológicas para la reutilización de ciertos materiales y la resistencia al cambio cultural en sus equipos.
¿Qué debe cambiar para alcanzar la sostenibilidad necesaria?
Necesitamos una combinación de educación, políticas públicas y colaboración para acelerar la transición hacia la economía circular. Las empresas deben priorizar la sostenibilidad como un eje estratégico, mientras que los gobiernos deben ofrecer incentivos para facilitar el cambio. Sobre todo, es crucial que las personas entiendan que la economía circular no es solo una práctica ambiental, sino una necesidad para garantizar el bienestar de futuras generaciones.
Las componentes del grupo de Economía Circular que han participado en las Tres Ediciones de WAS CIRCULAMOS son Clara Arpa, Idoia Azaldegui, Alba Cabañas, Mamen Diego, Yolanda Fernández, Delía Garcia, Edith Guedella, Leticia Guerrero, Isabel Rivadulla, Leticia Saiz, Adelaida Sacristan, Monica Pedreira y Myriam Portillo.
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