Medio Ambiente

El dinero del mezquino anda dos veces el camino

Ante una decisión de consumo, debemos preguntarnos: ¿cuál es el verdadero valor de lo que compramos?

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Quevedo y Antonio Machado nos dejaron claro que «solo el necio confunde valor y precio» y mi abuela solía decir «el dinero del mezquino anda dos veces el camino». ¿Cuál es el valor real de lo que compramos? ¿Merece la pena comprar barato o, a la larga, nos sale caro ser adictos al low cost o ser una empresa que no se preocupa por su sostenibilidad social y medioambiental? 

Seguro que has estado en muchas conversaciones en las que alguien (quizás fuiste tú…) ha dicho frases como «¡Mira la ganga que he conseguido!». Una frase que suele decirse con orgullo y un trasfondo del tipo «mira que listo que soy, y tú no…». Ya sea una tostadora, una blusa o una crema facial, lo más seguro es que en poco tiempo se estropee, que no lo necesites más o que te salgan unos inesperados granitos en la piel. 

Aunque cada vez más personas y empresas apuestan por la sostenibilidad, vivimos en un mundo en el que el low cost sigue ganando la batalla. Las continuas crisis, la inflación, el elevado precio de la vivienda y, sobre todo, las campañas de marketing y el bombardeo continuo de información hacen que la tendencia sea comprar mucho y comprar barato, como expone José Antonio Tellado en el segundo episodio de la nueva temporada del podcast Ser B o no ser. Además, muchas personas se enorgullecen de ello en privado y en público, subiendo sus fotos y vídeos con los chollos comprados a las redes sociales, convirtiendo su vida personal en otro producto low cost.

¿Y qué hacer si realmente quieres comprar sostenible pero no siempre puedes? Como bien anticipa Carol Blazquez en el debate de este segundo episodio, estudios como el realizado por la OCU y el Foro NESI nos dicen que las principales barreras para comprar sostenible son la falta de información (saber cuán sostenible es el producto que quiero comprar) y el precio. Para superar estas barreras hay una triple responsabilidad: la de la empresa de informar de manera transparente, la de la administración de regular y obligar a ofrecer un mínimo de información, comprobando que esta sea verídica, y la de los consumidores de informarse.

Tu empresa será sostenible… o no será

Ya sea por conciencia o por mera conveniencia, las empresas deben subirse al tren de la sostenibilidad. Por primera vez, los tres factores clave para un cambio de paradigma están alineados: las políticas públicas (a nivel internacional y en especial en la Unión Europea) apuestan claramente por la sostenibilidad, las empresas referentes en sostenibilidad están liderando la innovación y las ventas en sus sectores (automoción, moda, alimentación e incluso turismo), y cada vez hay más consumidores conscientes que buscan alinear sus valores con sus decisiones de compra. 

Si tu empresa no es sostenible en lo social y medioambiental, pronto no será sostenible a nivel económico

Y en esto juegan un rol esencial las nuevas generaciones, que, tal como afirma Andrea González Henry en el episodio, se muestran predispuestas a adoptar hábitos de consumo más sostenibles aunque la situación vital a menudo precaria en la que se encuentran no se lo ponga fácil.

Es conclusión, si tu empresa no es sostenible en lo social y medioambiental, pronto no será sostenible a nivel económico: la normativa te penalizará y cada vez más clientes dejarán de comprarte, ya sean empresas que vayan a optar por otros proveedores o consumidores finales concienciados e informados.

¿Y qué podemos hacer los consumidores?

Aunque a veces pensemos que nuestro comportamiento es una gota en un océano, la suma de muchas gotas es la que construye los océanos. Tenemos que ser conscientes de nuestro poder como consumidores, ya que, como decía el profesor Pepe Esquinas, gran defensor de la alimentación sostenible, «el carro de la compra es nuestro carro de combate en la lucha por la sostenibilidad».

Si no aplicas un consumo consciente y sostenible, tu dinero, como el del mezquino, finalmente andará dos veces el camino

Así que te animo a sumarte a esta batalla. ¿Cómo? Una manera es consumir menos. ¿Realmente necesitas esa prenda que has visto en Instagram? También puedes reutilizar y comprar de segunda mano, enorgulleciéndote de llevar siempre al menos una prenda second-hand. Por otro lado, informarte y comprar productos que te garanticen durabilidad también es una opción. Investiga sobre la empresa y lee las referencias de otros consumidores sobre el producto. Cuanto más duradero sea el producto, ¡más estarás ahorrando! Por último, movilízate, súmate a personas, empresas y organizaciones que ya estén trabajando por lograr una nueva economía en la que las personas y el planeta estén en el centro. ¡Es momento de pasar a la acción!

Porque, seas una empresa o un consumidor, si no aplicas un consumo consciente y sostenible, tu dinero, como el del mezquino, finalmente andará dos veces el camino.


Diego Isabel La Moneda es director del Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social.

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