Sociedad
Por qué no paran de crecer las ventas de los libros de autoayuda
Los libros de autoayuda no dejan de crecer y multiplicarse en todo el mundo. La pandemia no ha hecho más que propiciar (otra vez) el auge de este tipo de contenidos que, entre lo científico y lo místico, animan a ‘dejar de fracasar’ en la conquista de nuestros anhelos.
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Que tire la primera piedra quien no haya leído alguna vez un libro de autoayuda. No es algo que se suela airear alegremente (suena mucho mejor recomendar una novela que la enésima propuesta editorial para la realización personal), pero lo cierto es que este género –a caballo entre la ciencia, la metafísica y la palabrería– no deja de crecer. Según NPD Group, las ventas de libros de autoayuda se incrementaron en un 11% entre 2013 y 2019, alcanzando los 18,6 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo en ese último año. El número de libros publicados se triplicó en ese mismo periodo. Y todo esto antes de la pandemia.
Porque, durante los meses de encierro e incertidumbre, la autoayuda aumentó más de un 40% sus ventas. Entre las temáticas, el budismo, la meditación, positivismo, vida saludable, superación personal… A fin de cuentas, la búsqueda de una luz que marque el camino y saque al individuo del atolladero vital en el que se encuentra es la principal causa del éxito de estas obras. El estrés de la vida moderna, el empeño (casi siempre insatisfecho) en encontrarle un propósito a la propia existencia y la crisis de las religiones ayudan a explicar este auge. Si se le agrega el efecto pandemia, con dosis suplementarias de vulnerabilidad y angustia vital, el auge de estos bálsamos literarios queda más que explicado.
Las ventas de libros de autoayuda aumentaron más de un 40% en plena pandemia
Quienes acuden a estas obras lo hacen en busca de inspiración y desarrollo personal para dar con esa chispa de energía que les permita salir del bloqueo en el que se encuentran. Normalmente, en un par de cientos de páginas, estos libros ofrecen píldoras, consejos, esquemas y hasta ejercicios prácticos que sirven de guía para ‘dejar de fracasar’ en la conquista de sus anhelos. Que lo consigan o no, es otro debate.
Parece razonable entonces recelar de que un simple libro vaya a solucionar de un plumazo todos los problemas. Por ello, los consumidores de este tipo de ensayos repiten y suelen acabar dedicando varias repisas de sus estanterías a albergarlos, con la esperanza de obtener al menos una enseñanza vital de utilidad de cada uno de ellos. Esta multiplicidad de visiones reveladoras y su aparentemente inagotable aceptación editorial han hecho que cada vez más autores de todo tipo de perfiles se animen a agregar la suya. Recientemente, la psicóloga Carmen Serrat –autora del libro llamado Tú puedes aprender a ser feliz– lamentaba en una entrevista que el aumento de esta burbuja de libros de autoayuda se debe a que «a este carro se han subido mucho vendehumos». Para diferenciar el grano de la paja, numerosos autores sugieren limitarse a leer aquellos títulos escritos por médicos, psicólogos, psiquiatras o sociólogos.
Positivismo extremo
Las temáticas de positivismo exacerbado son las predilectas en este tipo de trabajos en los que el «si quieres, puedes» es imprescindible. Las afirmaciones rimbombantes e imposibles de refutar son las más populares. Por ejemplo, la norteamericana Ronda Byrne vendió 10 millones de ejemplares de su libro El Secreto con la siguiente promesa: «Puedes atraer lo que desees con el pensamiento. El universo se encargará de que se cumpla tu sueño».
¿Es justo calificar a los lectores de este tipo de libros como unos ingenuos? Tal vez, solo se encuentren, como el resto de nosotros, algo solos, perdidos y necesitados de consuelo. Para ello, el psicólogo danés Svend Brinkmann, autor de un exitoso libro contra los libros de autoayuda, recomienda tirar todos los que encontremos por casa a la basura y buscar esa clase de apoyo hablando más con los amigos o con terapia. Aunque el poder de una caña bien tirada en la compañía adecuada pueda provocar pérdidas millonarias a la industria literaria. Y que lean novelas. Al fin y al cabo, sostiene Beckman, «es en las novelas donde se describen todos los problemas desordenados que forman parte de la vida humana, y eso, en realidad, ya es bastante consolador».
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