Cultura

«Las salas de cine y el ‘streaming’ van a seguir conviviendo»

Fotografía

Carmen Secanella
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16
septiembre
2021

Fotografía

Carmen Secanella

Jaume Ripoll (Mallorca, 1977) es uno de los fundadores de Filmin y actual director editorial y de desarrollo de la plataforma. La firma fue la primera de cine online en España, creada en 2008, cuando nadie en nuestro país había oído hablar de Netflix y se preveía poco futuro al modelo de negocio debido a la piratería. En el pasado 2020, un año golpeado por la pandemia, facturaron 15 millones de euros frente a los seis contabilizados el ejercicio anterior. Ripoll es también director del Atlántida Film Fest, el primer festival de cine que ofrece toda su programación íntegramente en internet. Al mismo tiempo, Filmin ejerce como distribuidora de películas en salas, con estrenos internacionales y debutará en 2021 con su primera serie de producción propia, ‘Doctor Portuondo’. En el momento de esta entrevista, Ripoll regresa de la Bienal de Venecia y reflexiona sobre el pasado, presente y futuro del ‘streaming’, los cambios en la industria y la competencia de las grandes plataformas internacionales.


En la actual guerra del ‘streaming’, ¿Filmin es capaz de permanecer neutral?

Todos somos parte de un ecosistema en el que cada plataforma juega un rol. Somos conscientes de que en los hogares españoles el presupuesto y el tiempo que dedicar al visionado de películas y series es limitado, por lo que estamos compitiendo con el resto de plataformas. Lo que ocurre es que muchas de ellas son compañías globales que tienen mayor tamaño y presupuesto del que tenemos nosotros.

¿Se podría decir que Filmin ha buscado ser más ‘de nicho’?

Yo creo que no, y el ejemplo más claro es la amplitud de nuestro catálogo. ¿Qué es ‘de nicho’? ¿La trilogía de El Padrino? ¿Series como El Colapso o Halt and Catch Fire, que fue elegida por The New York Times como la mejor serie disponible en Netflix en Estados Unidos? ¿O es tener los clásicos de Berlanga, que cuando se estrenaron tuvieron recaudaciones millonarias? Esa es una etiqueta que se nos asignó hace muchos años, cuando empezábamos, porque es verdad que somos pioneros en nuestro país y en ese momento nuestro catálogo tenía menos extensión. Lo que sí diría es que en el tipo de cine y series es más abierto y, sobre todo, de calidad.

Filmin también es distribuidora de cine en salas, y usted mismo es director del Atlántida Film Fest. En este año tan peculiar, ¿ha supuesto una ventaja el hecho de ser el primer festival en formato híbrido de España?

Sin duda. Todo el aprendizaje acumulado en los 11 años que ha cumplido el Atlántida Film Fest nos ha permitido responder con agilidad a las necesidades de los festivales de cine de nuestro país, ya que algunos de ellos tuvieron que mutar directamente al online a causa de las restricciones y otros adoptaron el modelo híbrido, que es el que creo que se va a quedar para la mayoría.

«Muchas salas de cine tendrán que redefinir su oferta, pero la digitalización les permite una mayor agilidad»

De hecho, no deja de decirse que el cine tradicional está en peligro. ¿Realmente es así?

No. El futuro, por decirlo de alguna manera, llega con retraso, pero siempre hay una demanda ‘experiencial’, una necesidad de ver películas en salas. Sí que hay un tipo de cine, el que no se vende como excepción, que si hace unos años tenía relativas dificultades para encontrar su público, ahora lo tiene mucho más complicado. Y está por ver si las salas, sin ese ‘cine de diario’, por llamarlo así, pueden gestionar su futuro. En cualquier caso, es demasiado pronto para resolverlo. Soy relativamente optimista y creo que seguiremos viendo una convivencia entre las salas y el streaming. Es verdad que muchas tendrán que redefinir su oferta, pero en el mundo del cine lo digital permite más agilidad; quienes sean más inteligentes en la gestión de datos y programación lo tendrán mejor para triunfar.

Entonces, ¿la polémica entre sala y streaming podría ser un falso debate?

Todo lo contrario. Es un debate crucial sobre el que se va a vertebrar parte del futuro de la exhibición cinematográfica. Nosotros hemos apoyado a las salas dándoles una ventana exclusiva para ciertos títulos estrenados en cine. No todos, por supuesto, porque no hay suficientes para acoger todo aquello que estrenamos en la plataforma. No obstante, sí creemos que hay ciertos títulos que deben tener un estreno exclusivo en salas. La pregunta que de momento nadie sabe responder es cuánto tiempo debe pasar desde que se produce el estreno salas hasta que una película llega a plataforma. Esto sugiere diferentes cuestiones. ¿Todas las películas deben tener una misma ventana? ¿Podemos garantizar al cine una ventana con experiencia exclusiva de manera que el estreno doméstico a un precio razonablemente inferior no sea competencia? ¿Si una película se estrena solo en salas en tres o cuatro ciudades de España, por qué no puede estar disponible en una plataforma para el resto del territorio?

¿Dependerá de cada película?

Dependerá de lo que decida la multinacional de turno. Al final, la cuestión es qué van a hacer las grandes compañías. Si tienes ese control, lo que tú hagas va a afectar al resto de la industria, quiera esta o no.

Hay títulos distribuidos por ustedes, como Anette o Destello bravío, que podrían calificarse como experiencias cinematográficas que deben verse en sala. Pero es complicado encontrarles una distribución acorde.

En el caso de Anette hemos superado ya los 30.000 espectadores, doblando casi la recaudación de la anterior película de Leos Carax en España. En el caso de Destello bravío hablamos de una película compleja que tuvo que lidiar con la dificultad de la exhibición cinematográfica este verano a causa de las restricciones sanitarias. Aún así, son películas que más allá del estreno comercial, hasta que lleguen a la plataforma, se van a ir viendo en diferentes pases especiales o cineclubs. También estamos a favor de ese tipo de estrenos y de apoyar el trabajo de los programadores de ese tipo de eventos: cineclubs, cinetecas y salas de pueblo que están manteniendo viva la esencia de la exhibición en sala. España tiene una red excelente de cineclubs.

«Necesitamos reflexionar sobre la transparencia de las cifras en las plataformas ‘online’»

Hace menos de un año entraban en Filmin los fondos de inversión Nazca y Seaya Ventures. ¿Hasta qué punto es un riesgo para una empresa como Filmin y qué le permite a cambio?

Nos permite avanzar con nuestras ambiciones de contenidos, de visibilidad de marca, de marketing y de estudio del mercado internacional para posibles alianzas en un futuro fuera de España y Portugal, que es donde operamos actualmente. Además, de alguna manera, nos da cierto músculo para hacer frente a las embestidas de las grandes compañías internacionales que están ahí.

¿Parte de este crecimiento sería el contenido propio?

En parte sí, pero la producción propia es muy costosa. Apenas pueden afrontarlo las grandes compañías. No debemos cometer la temeridad de endeudarnos para querer ser lo que aún no somos y producir contenido propio. Ahora tenemos una serie, Doctor Portuondo, que estrenaremos en 2021. También hemos co-producido películas como El vientre del mar, que ganó la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga. Ese creo que es nuestro camino: acompañar al cine español.

A numerosas plataformas se les reprocha la opacidad de sus cifras, como las suscripciones y los visionados.

Es necesaria una reflexión. Nosotros, por ejemplo, compartimos los datos de visionados con los festivales con los que colaboramos, con los directores y agentes de ventas. Pero, ¿realmente tiene que existir esa focalización por parte de la prensa en los datos? ¿Estamos centrando demasiado el tiro en la parte numérica del cine en lugar de la parte artística? Creo es relevante preguntárselo.

«Nuestro camino es el de acompañar al cine español»

¿Estamos en una burbuja del streaming?

Puede ser, pero no hay solo muchas plataformas, también hay muchos canales de TDT y muchos canales de televisión lineal. Diría que estamos viviendo una época especialmente fértil en la producción. Creo que nunca se ha rodado tanto –y con tantos medios– como en los últimos cuatro o cinco años. Las plataformas están invirtiendo mucho dinero para posicionarse. Esta inversión generalizada no puede pervivir en el tiempo porque el retorno no justifica ese desembolso económico; lo que realmente está por ver es cuándo se producirá el reajuste y si este se dará de forma paulatina o dramática. Dependerá del mercado, los movimientos entre compañías o la realidad del mundo pospandemia, en el que habrá que ver cuánta gente mantendrá las suscripciones o el ritmo de visionados.

¿Esta explosión de producción ha cambiado el tipo de contenido que se hace?

Se sigue haciendo el contenido que se hacía antes, solo que ahora se hace en mayor cantidad. Ha aumentado la cantidad de obras, sean películas o series, creadas sobre diferentes conceptos. Estoy hablando del audiovisual de los últimos 10 años. Si uno lo compara con el cine de la década de 1970, por supuesto que ha cambiado el tipo de narración, el tipo de personajes y el propio ritmo. ¿Qué sucederá en el futuro? Está por ver.

El audiovisual ha cambiado para siempre, pero la pregunta es: ¿hacia dónde?

Desde luego que ha cambiado. Pero siempre lo hace. Uno piensa hoy en Hollywood y ve que la Twentieth Century-Fox ya no existe, pero observa que sí lo hace una plataforma que se llama Netflix o una compañía de logística y venta que se llama Amazon, ambas convertidas prácticamente en estudios. Imagínese si ha cambiado el mundo. El negocio del cine se entendió de una forma en las décadas que van de 1920 a 1960; luego, desde la de 1970 hasta la de 2010, de otra y, ahora, también de forma distinta. Lo que pasa que cuando uno está demasiado cerca lo ve todo siempre desenfocado, y nosotros estamos en ese momento: demasiado cerca para analizar lo que está pasando o saber qué huella va a dejar.

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