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COLABORA2021
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Cuando una amenaza de la magnitud de la pandemia de la covid-19 llega sin avisar, todos los actores de la sociedad se ven sumidos en la incertidumbre y surge una pregunta colectiva: «¿Qué hago?». Desde el primer momento, tanto Endesa como su Fundación lo tuvieron claro: la respuesta era «actuar». Con un plan específico para paliar los coletazos pandémicos en los grupos y entornos más desfavorecidos, la Fundación Endesa salió de sus actividades habituales para volcar sus esfuerzos en la emergencia sanitaria y económica. Ahora, más cerca del final de la crisis sanitaria, Javier Blanco, director general de esta fundación, cuenta cómo la cultura, el talento, la generación de oportunidades y el cuidado del medio ambiente serán –y siempre fueron– los pilares sobre los que construyen el futuro de la institución.
Con más de 20 años de historia, ¿cómo ha sido la evolución de la misión y los objetivos de la Fundación Endesa?
Nuestra misión ha cambiado de la misma forma que lo ha hecho lo que en su momento se denominaba responsabilidad social corporativa. Hace 20 años, la actividad de la Fundación Endesa tenía que ver sobre todo con el patrimonio histórico –que es un ámbito en el que está particularmente posicionada–. Desde entonces, ha hecho toda una transición hasta llegar a la misión actual que está centrada en las personas: en iluminar su talento, contribuimos a una sociedad en la que todos tengamos oportunidades. Para ello, nos rodeamos de socios alineados con nuestros valores y que están plenamente comprometidos. También nos preocupa iluminar la sensibilidad social. Ahora mismo acabamos de lanzar una nueva energía, el voluntariado corporativo, porque creemos que es la mejor manera de implicar también a los empleados de Endesa en la apuesta social de la compañía. Es una forma de contribuir en beneficio del entorno y de los más desfavorecidos.
«La Fundación colabora con el Plan de Responsabilidad Pública de Endesa con el que estamos ayudando a 1,6 millones de personas»
Dentro de esta filosofía, ¿cuál diría que es su principal reto como director de la Fundación?
Yo creo que un reto fundamental –y particularmente bonito– es posicionar a la Fundación Endesa como actor clave en el compromiso social de la propia entidad fundadora y en los territorios en los que opera la compañía. Para eso, tratamos de desplegar las líneas de trabajo estratégicas que tenemos en educación y formación para el empleo y en impulso al medio ambiente –centrándonos en la conservación de la biodiversidad–, sin olvidar nuestro ámbito de actuación más tradicional: la cultura. Promovemos la de nuestro país y cuidamos y ponemos en valor el legado histórico industrial de Endesa. De lo que se trata es de que se visualice nuestro trabajo, que la sociedad lo vea y que se entienda por qué lo hacemos. Que la sociedad sea consciente de que detrás del discurso hay iniciativas reales que tienen impacto. Somos personas que tratamos de ayudar a personas; somos una organización social que trata de poner su grano de arena y crear una sociedad con más oportunidades. El principal reto que tengo como director es poner en valor nuestros diversos trabajos y proyectarlos públicamente.
Habla de las alianzas como una de las partes más relevantes para dar a conocer esa acción de la Fundación. ¿Qué peso tiene la cooperación en este mundo pospandemia? ¿La necesitamos para abordar esos retos?
En el 2020, Endesa lanzó un plan de responsabilidad pública dotado con 25 millones de euros. Se puso en marcha al inicio de la pandemia para paliar los efectos de la crisis. De esa cantidad, la Fundación colaboró directamente en el 25% de las iniciativas, que son 6,3 millones de euros, con las que se pudo ayudar a 1,6 millones de personas. Todos esos proyectos fueron canalizados a través de las alianzas que la propia Fundación ya tenía. Contar con estos socios que tenemos, con su conocimiento de los problemas reales de la sociedad, fue lo que nos permitió dar una respuesta inmediata a las necesidades de ese momento, sobre todo la parte que nos ocupa: la de los colectivos en exclusión social, que fueron los más golpeados.
«La Fundación Endesa busca iluminar el talento, transformar vidas y crear una sociedad con más oportunidades»
Siguiendo con la pandemia, ¿cómo ha afectado a los proyectos y programas de la Fundación?
En 2020 tuvimos que crear una nueva área Social- Asistencial dentro de los estatutos de la Fundación. Se hizo por la pandemia y solo se activa en situaciones de catástrofes naturales o crisis sanitarias. De lo que se trata es de que, cuando hay situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad o hace falta proporcionar ayuda humanitaria, exista una línea de actuación que permita actuar a la Fundación . Pero, como decía, esto se activa en caso de crisis. Más allá de esto, la Fundación ha seguido actuando en sus programas tradicionales.
¿Cómo se proyecta de cara al futuro?
Iluminar el talento, transformar vidas y crear una sociedad con más oportunidades son siempre nuestros objetivos prioritarios. Dentro de nuestros fines fundacionales, impulsamos proyectos sociales, tratamos de promover una educación de calidad y una mejora de la empleabilidad de los colectivos con dificultades para acceder al mundo laboral, y también la conservación y concienciación sobre la importancia de la biodiversidad –tanto la pandemia como el cambio climático han puesto de manifiesto lo importante que es–. Y, por supuesto, la promoción de la cultura. Todos estos objetivos tienen un trasfondo incuestionable y son muestra de nuestra sensibilidad.
Dentro de estos objetivos, ¿podría explicarnos alguno de los proyectos que tienen en marcha?
Dentro del área de formación para el empleo, lo que tratamos es de mejorar la empleabilidad de colectivos en riesgo de exclusión y de aquellos que sufren desigualdades o una vulnerabilidad por cuestión de edad. Los temas de edad pueden ser porque la sociedad considere que eres demasiado mayor o porque eres muy joven. La edad es una de las variables que más contribuye en la generación de desigualdades. En este sentido, hablando de los jóvenes, tenemos el proyecto BYG, que empezó en 2007 con la colaboración de la fundación Lo Que De Verdad Importa. Desde los inicios tiene el objetivo de fomentar el talento de los jóvenes y proporcionarles una formación y competencias para acceder al mercado laboral con un marco en valores. Esto empezó con un campus presencial en verano al que asistían 60 jóvenes, pero con el tiempo hemos tratado de ir un paso más allá. Acabamos de lanzar una plataforma online que sirve de punto de encuentro entre jóvenes, universidades, entidades sociales y empresas. En ella, los jóvenes tienen acceso a formación, a acompañamiento a través de mentorías y accesos a oportunidades profesionales, pero también ese aspecto de red social en la que pueden intercambiar experiencias profesionales.
Más allá de la pandemia, hay otra crisis que estamos atravesando: la climática. ¿Cómo se materializa la preocupación por el medio ambiente en la Fundación?
Somos conscientes de la importancia y presencia que debemos tener en materia medioambiental. El principal foco es la conservación de la biodiversidad. Vamos de la mano siempre con nuestra entidad fundadora para hacer frente a todos los retos medioambientales y tecnológicos. Desde hace unos años, hemos llevado a cabo iniciativas para favorecer el aprendizaje y mejorar la conciencia en este sentido, así como promocionar la eficiencia energética. Además, a partir de este año, fruto de la reflexión sobre la importancia que tiene el cambio climático, hemos querido ampliar el foco hacia la conservación y la promoción de la biodiversidad. Lo que vamos a tratar de hacer es desarrollar proyectos para cooperar en la lucha contra el cambio climático, contribuir a la conservación de especies y hábitats, y poner el foco en la sensibilización sobre la importancia de la biodiversidad.
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