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«Gracias a las matemáticas, las desigualdades se detectan y pueden ser corregidas»

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Foto: Javier Carbajal

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Las matemáticas han sido siempre una de las asignaturas más temidas de los estudiantes. Pero hoy sabemos que las matemáticas y las ciencias no solo son un gran instrumento para combatir el cambio climático y, por tanto, para asegurar nuestro futuro como especie, sino que, además, su demanda en la empresa pública y privada es enorme. 

Clara Grimá (Sevilla, 1998), matemática y divulgadora, animó al grupo de estudiantes que recibieron los premios RedeSTEAM y Entreredes, de la mano de la secretaria general de Innovación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Teresa Riesgo, y de la presidenta de Redeia, Beatriz Corredor. En su charla, previa a la entrega de los galardones, Grimá aseguró que «las ciencias permiten corregir todo tipo de desigualdades que hay en el mundo».

La ciencia y la igualdad son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). ¿De qué modo pueden ayudarnos las matemáticas a construir un mundo más igualitario?

Precisamente con los metaalgoritmos que corrigen los otros algoritmos con los que la inteligencia artificial se ha entrenado, y que estaban cargados de datos antiguos que presentan sesgos. Porque hace años se contrataban muchas menos mujeres y cobraban mucho menos, y esa información hay que corregirla para que la realidad sea más igualitaria. Gracias a las matemáticas, las desigualdades se detectan, se cuantifican y pueden ser corregidas. Esto ha permitido, por ejemplo, darnos cuenta de que los síntomas del infarto son distintos en hombres y en mujeres, gracias a análisis estadísticos.

«Un país no invierte en ciencia porque tenga mucho dinero, sino que tiene mucho dinero porque ha invertido en ciencia»

Hoy en día, la riqueza de un país depende, sobre todo, de su potencia en ciencia y tecnología. ¿España está apostando lo suficiente por ello?

No. Falta mucha implicación de las administraciones públicas y muchísima más inversión privada. Siempre se dice que Estados Unidos invierte mucho en ciencia porque tiene mucho dinero, pero es al revés, tiene mucho dinero porque ha invertido en ciencia. Cuando hablamos de inversión en ciencia pensamos en financiar proyectos, contratar a personal cualificado, atraer los cerebros… Pero, ¿qué pasa con los colegios? Para tener buenos científicos, los niños han de estar motivados desde pequeños, saber que hay un mundo al que pueden acceder, tienen que recibir una mínima educación en matemáticas desde Primaria, porque de otro modo nunca querrán estudiar no ya matemáticas, sino carreras que impliquen, de una u otra manera, matemáticas, como biología o medicina. Habría que formar a los maestros de primaria para que ellos sensibilicen a los más pequeños con las carreras de ciencia. Por otra parte, esto es complicado cuando tienes a 25 alumnos en el aula, no se puede enseñar bien en esas condiciones. Hay que ir a la materia prima, detectar el talento estimularlo, formarlo y cuidarlo.

¿Cómo se puede atajar el serio problema de la falta de profesores de Matemáticas (en todos los niveles educativos)?

En primaria, con formación, las matemáticas aparecen muy poco en los programas de la primera etapa educativa. Habría que ser más exigentes con aquellos que estudian la carrera de Magisterio, que se escoge por descarte. No puede ser que la carrera más importante de un país sea unos estudios a los que llegan muchas personas porque no sabían qué estudiar o porque no les ha dado la nota para estudiar otra cosa. Los maestros condicionan nuestro futuro, por eso habría que utilizar un criterio más exigente, un filtro que garantizase que los niños del futuro estarán bien formados y, además, introducir las matemáticas en primaria.

En la secundaria, habría que pagar mejor. Los profesores de instituto tienen una carga mental enorme, que si llega la empresa privada y les ofrece un sueldo que dobla el que reciben, se van. ¿Cómo estimulamos a nuestros jugadores de fútbol para que ganen un mundial? Pagando. Hagamos lo mismo con el talento. Y construyamos más facultades de Matemáticas, porque hay pocas y la nota de corte es muy alta. Nos faltan matemáticos por todos los lados. 

Por último, si no hay matemáticos en los institutos, imagínate en la universidad, donde conseguir un trabajo razonable, estabilizar el sueldo, es una fantasía. Los chavales de Matemáticas, antes de terminar el TFC, ya están trabajando en la empresa privada ganando 3.000 euros. ¿Cómo van a quedarse en la universidad, con 400? Todo se puede resolver con dinero e interés.

El algoritmo es algo que ha empleado la humanidad desde hace miles de años. ¿Por qué nos inspira tanto temor ahora, de qué depende que nos ayude, o que se convierta en un criterio equívoco?

Porque la gente no sabe lo que acabas de decir en la pregunta. Todo lo que hacemos a lo largo del día son algoritmos, cuando te duchas, por ejemplo, lo haces de una manera determinada: te quitas la ropa, te echas el champú, luego te frotas el cuerpo… todo es algorítmico, hay pocas cosas que hagamos de manera desordenada. Los algoritmos tienen mucha capacidad de análisis: analizan datos y sacan conclusiones que nos ayudan a tomar decisiones muchos más justas, porque en esos datos no entran conflictos de sexo, raza, condición sexual o religión. Permiten decisiones no condicionadas, sí que hay que perder el miedo al algoritmo porque convivimos con él.

«Habría que formar a los maestros de primaria para que ellos sensibilicen a los más pequeños con las carreras de ciencia»

La sostenibilidad que garantizará nuestro futuro, ¿hasta qué punto depende de las herramientas que ofrezca la ciencia a las nuevas generaciones?

Cien por cien. La única salida es más ciencia y más tecnología, minimizar el gasto energético, el consumo a todos los niveles, y para ello debemos analizar los datos de que disponemos, medir las variables que nos interesan, la temperatura, por ejemplo, y ser más sostenibles. 

¿A qué cree que se debe la falta de referentes científicos, más allá de un puñado de nombres como Stephen Hawking, Einstein o Marie Curie?

Que no se visibilizan. Siempre ha habido menos mujeres matemáticas que hombres, por dos filtros; primero, el dinero: solo se estudiaba si tenían dinero; después, el sexo: solo se estudiaba si eras hombre. En la Escuela Politécnica de París, las mujeres no pudieron estudiar hasta 1975. Hay pocas mujeres en los libros. Te pondré un ejemplo propio. Cuando estudiaba cuarto de carrera, aprendimos el «teorema de Noether». Años después leí un artículo sobre Emmy Noether, y yo pensé que se trataría de la hija o de la esposa del que formuló el teorema. No, el teorema era suyo. Noether era una mujer, y nadie nos lo dijo. Tampoco te dicen que Gauss es un hombre, pero porque se da por hecho que lo es. Neother fue fundamental para que Einstein pudiera formular su teoría de la relatividad, porque era un genio, pero en matemáticas no andaba muy fuerte. Lo mismo sucede con otras, como la matemática Kovalévskaya, no se visibilizan. Como sucede con las físicas o médicas. O juegas al fútbol o eres guapa, o no sales en las revistas.

En especial faltan referentes femeninos, ¿qué nombres actuales pondría encima de la mesa para atraer a más niñas y mujeres a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM)?

Se me ocurre el de Katalin Karikó, la bioquímica que inventó las vacunas de ARN, y que, gracias a su trabajo, que venía desarrollando desde hacía 20 años, salvó la vida a millones de personas con las vacunas del covid-19. Salvó millones de vidas de personas que no conocía. Se puede salvar al mundo desde un laboratorio.

¿Qué ha ocurrido para que, desde que la ingeniería ganó cada vez más prestigio (sobre todo por la revolución digital y la tecnología), descendiera el porcentaje de mujeres que la cursan, del 60% que encontramos a principios de 2000 al 30% más reciente?

Lo que dices es un dato objetivo. Lo que creo que explica eso es que, cuando las carreras ganan prestigio, se masculinizan. Ya ocurrió con informática.

La brecha de género en los sectores STEM persiste desde hace años en todo el mundo. ¿Cómo podemos revertir la situación?

Introduciendo el entusiasmo por las ciencias desde la primaria, para que las mujeres sepan todo lo que permiten, que se puede salvar el mundo con ellas, haciéndoles ver que las matemáticas, por ejemplo, no solo sirven para comprar y vender sandías, o para hacer cuentas.

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