Sociedad

El decisivo papel de las mujeres españolas en las Indias

En ‘Despertar del olvido’, la americanista Lola Higueras rescata el rol que jugaron las mujeres como exploradoras, gobernantes, empresarias o fundadoras de ciudades en el Nuevo Mundo.

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23
octubre
2024

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En los albores de la Edad Moderna, España inició una fabulosa aventura náutica: la navegación oceánica. Aventura imposible pero necesaria para alcanzar la tierra prometida, la última frontera de una tierra inmensa y desconocida que nombraron «las Indias»; aterradora en sus dimensiones, con desiertos gigantescos y feroces y caudalosos ríos como mares, impresionantes e insalvables cordilleras, así como una fauna y una flora totalmente desconocidas para el europeo.

A estas tierras habitadas por indígenas de diversas razas, culturas, religiones y lenguas llegaron los primeros españoles, que, aun siendo muy pocos, establecieron alianzas con diversas tribus lugareñas para desplazar a las culturas dominantes, iniciando una penosa conquista de los territorios de esas Indias ignotas y lejanas. En un primer momento se establecieron en esas tierras solo hombres, supervivientes de penosas navegaciones y duros combates, pero muy pronto la mujer hizo acto de presencia en esta colosal aventura humana. Por razones muy diversas, ellas cruzaron el océano en épocas muy tempranas desde 1492, primero a las islas y pocos años después, estabilizada la conquista de los territorios, a tierra firme, sobre todo a Nueva España y a Perú, polos del desarrollo más potente tanto demográfico como económico.

Tanto la mujer indígena como la española jugaron un papel capital en la nueva y peculiar sociedad indiana, dando lugar a un vital mestizaje étnico y cultural que será el signo más característico y vivificante de este prodigioso encuentro humano a principios del siglo XVI. Como afirma el historiador Felipe Fernández Armesto, tras la ancestral dispersión del género humano desde África que dio lugar a las diversas razas, culturas, lenguas e idiosincrasias extendidas por todo el planeta, el siglo XVI, la era de los grandes descubrimientos, fue también la del «reencuentro» de la diversidad humana y la fusión de lo distinto y lo diverso, y España tuvo un papel muy protagonista en este acontecimiento.

Tanto la mujer indígena como la española jugaron un papel capital en la nueva y peculiar sociedad indiana

Descubrimiento es un término ambiguo y aun desacertado si no se matiza. R.L. Stevenson nos dejó una sentencia muy sabia: «No hay tierras extrañas, quien viaja es el único extraño». Los amerindios, los polinesios, los filipinos y tantos otros aborígenes habitaban sus tierras, navegaban sus mares y se relacionaban entre sí muchos siglos antes de que los europeos los «descubriéramos». Eran extraños tan solo para la mirada del hombre blanco; tan extraños como lo fueron sin duda los europeos para los aborígenes que poblaban las tierras y los mares que aquellos creyeron descubrir. Para el hombre blanco fue sin duda un gran descubrimiento, pero en realidad el término para matizado para incluir a ambas partes –autóctono y visitante– sería el de reencuentro.

 […]

No obstante, ¿acaso esta colosal expansión la llevaron a cabo solo hombres? Nada más lejos de la realidad. Cientos de mujeres españolas de toda condición, aunque de cierto rango muchas de ellas, llegaron a la América insular y continental desde los primeros años del siglo XVI. Tras sortear penosos viajes transoceánicos, atravesaron territorios desconocidos e inhóspitos, terribles desiertos e inexpugnables selvas; algunas para reencontrarse con sus esposos, otras para habitar pequeñas poblaciones recién fundadas o simplemente buscando un matrimonio ventajoso, movidas por el humano deseo de prosperar.

Todas ellas escribieron una epopeya de colosales dimensiones […]. Estas mujeres de gran fortaleza moral, asistidas por una indudable capacidad para soportar la adversidad, llegaron a destacar en la joven y peculiar sociedad indiana como gobernantes, combatientes, exploradoras, fundadoras de ciudades, encomenderas, empresarias, comerciantes y enseñantes, así como muchas otras actividades vedadas a la mujer en la Europa de la que procedían. Y algunas de ellas han sido recogidas por la historia oficial.

En este estudio estarán presentes nombres como el de María de Toledo, primera virreina consorte; Isabel de Barreto, única almiranta de Felipe II, que mandó una expedición a las islas Salomón; Inés Suárez, que participó en la conquista de Chile; Mencía Ortiz, fundadora de una próspera compañía comercial; Isabel de Guevara, fundadora de Buenos Aires y una de las primeras reivindicadoras de los derechos y los méritos de las mujeres en una espléndida carta dirigida a la princesa gobernadora Ana de Austria en 1556; o Ana de Ayala, una de las pocas supervivientes de la expedición de Orellana por el río Amazonas.


Este texto es un fragmento de ‘Despertar del olvido. El decisivo papel de las mujeres españolas en las Indias‘ (Rosamerón, 2024), de Lola Higueras. 

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