Pensamiento
Diez claves de la Ilustración
A través de la ciencia, las humanidades y el enciclopedismo, la intención de los ilustrados era reformar la sociedad y neutralizar los excesos irracionales del dogma religioso.
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Un ejemplo de gran difusión cultural en la historia de Occidente fue la Ilustración, que tuvo un decisivo impacto en países como Francia, Alemania e Inglaterra y contribuyó a desencadenar la Revolución Francesa en 1789. Sin duda, dicho fenómeno estuvo ligado al Renacimiento. Ambos procesos ilustrados están enlazados entre sí por la revolución científica que inicia su andadura con Copérnico y la publicación de su De revolutionibus orbium coelestium en 1543 –el año mismo de su muerte–, en el que expone su teoría heliocéntrica del sistema solar. Debemos remarcar que la revolución científica tuvo lugar no solo en el campo de la física y la astronomía, sino también en disciplinas como la biología, la anatomía humana o la química.
Además, esta sirvió de acicate para que muchos intelectuales, especialmente los franceses, ya en el siglo XVIII, cultivasen la ciencia, las humanidades y el enciclopedismo con la intención de reformar la sociedad y neutralizar los excesos irracionales del dogma religioso, tan preponderante por entonces. Con el paso de la sociedad mercantil a la industrial, el objeto libro –especialmente de ensayo– adquiere especial importancia como artículo de consumo, convirtiéndose en un signo de distinción.
Los enciclopedistas habían comprobado cómo el modelo burgués, emparentado con el progreso tecnológico y científico, servía de base a sociedades más tolerantes y abiertas, frente al paradigma de las monarquías tradicionales. La diversidad de opiniones y puntos de vista, por otra parte, se tornó más habitual en sociedades democratizadas –como las de Países Bajos y Gran Bretaña durante el siglo XVII–, en las que el poder político era repartido más ampliamente entre diferentes miembros del cuerpo social.
El término «Ilustración» viene del latín illustrāre, «instruir», «dar luz al entendimiento». En alemán vino a llamarse Aufklärung y en inglés Enlightenment, dos conceptos asociados al acto de «alumbrar» o «iluminar» la realidad.
A continuación, diez claves de la Ilustración y cómo estos principios transformaron el mundo.
Educación
Por un lado, está el enciclopedismo y el fomento de la educación entre las masas. Esta sería una herramienta fundamental en el ideario ilustrado para lograr el cambio social. La idea era fomentar el pensamiento racional y acabar así con la superstición religiosa y la intolerancia.
Tolerancia
Una de las ventajas de erradicar la superstición era fomentar la tolerancia para acabar con la violencia dogmático-religiosa. El valor de la tolerancia ha resultado fundamental también en los últimos tiempos. De hecho, en las tres últimas décadas ha sido difundido ampliamente en Occidente por medios de comunicación e instituciones diversas, cobrando un enorme protagonismo en el discurso ideológico.
Racionalismo
Como hemos visto, el poder transformador de la ciencia fue emulado por los ilustrados, siendo el racionalismo el baluarte fundamental de este movimiento. La idea consistía en otorgar protagonismo a la conciencia humana, al puro pensamiento, frente al sentimiento o el instinto. El cálculo y examen racional de la realidad serviría para obtener una representación más fidedigna y justa del mundo.
El enciclopedismo fue una herramienta del ideario ilustrado para lograr el cambio social
Empirismo
La Ilustración animaría a cultivar el dato, a valorar el hecho, lo que en inglés llamaríamos facts. El reconocimiento del hecho como factor fundamental estaba relacionado con el método científico y la proliferación del experimento como estrategia probatoria de una determinada teoría o hipótesis.
Nihilismo
Como todo movimiento social, la Ilustración tuvo también efectos menos positivos. Al igual que la revolución científica, un epifenómeno del racionalismo científico fue lo que el sociólogo Max Weber llamó el «desencantamiento del mundo». Por vía del racionalismo, el mundo acabó por convertirse en un lugar prosaico, lo que tuvo como consecuencia última la difusión del nihilismo: un no creer en nada que se encuentre más allá o por encima de la experiencia cotidiana.
Fe en el progreso
La Ilustración y la posterior Revolución Francesa dotaron a Occidente de una enorme fe en el progreso, en que ciertos cambios positivos y liberadores eran posibles. Aunque esta fe ha dominado la cultura occidental desde entonces, ha habido momentos en los que el referido progreso ha sido puesto en duda. Esto ocurrió con el estallido de la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, y también en la actualidad, cuando vemos que las generaciones jóvenes cuentan con un nivel de vida muy inferior al de sus predecesores.
Democracia
Como supo ver Kant, nunca tendremos acceso a la «cosa en sí». A esto se debe que este movimiento social haya fomentado el parlamentarismo: el debate que llevará a diferentes facciones políticas a alcanzar el mejor acuerdo y las mejores decisiones políticas para la totalidad de la sociedad. Sin duda, los valores democráticos han sido otro baluarte del pensamiento ilustrado.
Capitalismo
La Ilustración sirvió, además, para dar a luz una revolución liberal-capitalista. Esta, generalmente, ha ido de la mano de un modelo democrático de hacer política, aunque el capitalismo ha contado también con sus excesos. Autores como Adorno y Horkheimer, de la Escuela de Frankfurt, han señalado la banalización e instrumentalización de la cultura que este modelo económico ha promovido. Podemos decir que, en muchos casos, el capitalismo ha dado rienda suelta al más despiadado utilitarismo (tanto de cosas, como de fenómenos y personas).
Individualismo
El individualismo es un fenómeno típicamente moderno y capitalista. Este está emparentado con el subjetivismo: la mirada individual cobra, así, una nueva importancia. También el concepto de propiedad está vinculado a este subjetivismo que podríamos definir como «mirada privada» o experiencia exclusiva e intransferible. Aunque el individualismo cuenta con sus ventajas, algunos podrían afirmar que el principio individualista quizás haya llegado demasiado lejos en los tiempos que corren, dando a luz una falta de solidaridad con respecto a otros y sus necesidades.
Relativismo
Si Kant fue el padre de la epistemología que niega el acceso a la verdad última o en sí, su discípulo, el antropólogo Franz Boas, fue el difusor del relativismo cultural, según el cual, no solo el individuo cuenta con una «mirada privada», sino que cada cultura, pueblo o nación atesoran una realidad propia. Aunque este principio lo emplease Boas como herramienta liberadora, cuenta también con su contrapartida, puesto que una sociedad compuesta de miradas excesivamente diversas puede llevar a la falta de entendimiento mutuo y a situaciones de tensión destructiva.
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