Cambio Climático

¿Turbulencias por el cambio climático?

Los científicos de la Universidad de Reading han dado la voz de alarma: las turbulencias en vuelo han aumentado un 55% en las últimas cuatro décadas. Señalan que es en un fenómeno provocado por el cambio climático y que se podría triplicar en los próximos años. Sin embargo, los pilotos han puesto en duda estas conclusiones.

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05
agosto
2024

Todos los años, millones de turistas reservan los billetes y los alojamientos de su viaje soñado y, como es lógico, muchos de ellos escogen el avión como medio de transporte. Entre estos, a más de uno le habrá recorrido un escalofrío al conocer el dato que acaba de publicar la Universidad de Reading: las turbulencias en vuelos que surcaron el Atlántico norte entre 1979 y 2020 aumentaron un 55%. Los científicos británicos señalan a un culpable: el cambio climático. Y no se detienen ahí, ya que advierten de que esta cifra se triplicará en los próximos años. Según dicen, es un fenómeno que no ha hecho más que comenzar.

¿Acaso la atmósfera ha empezado a defenderse de las emisiones de gases de efecto invernadero que el tráfico aéreo ha emitido durante décadas? En 2019, la activista climática Greta Thunberg se negó a viajar en avión y cruzó el océano en un velero para asistir a una asamblea extraordinaria de la ONU sobre el clima. El gesto alentó la animadversión de cientos de organizaciones ecologistas hacia el tráfico aéreo al que responsabilizaban de entre un 5% y un 8% del calentamiento global (dato de la plataforma Stay Grounded) y abrió un debate sobre la necesidad de descarbonizar este sector.

Las compañías aéreas, agrupadas en la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés), respondieron al clamor social acordando un calendario de descarbonización progresiva con el fin de alcanzar el nivel de cero emisiones netas en 2050, lo que implicará una reducción de 21,2 gigatoneladas de carbono antes de esa fecha. Ahora, según los científicos de la Universidad de Reading, ese mismo cambio climático al que ha contribuido la aviación se podría convertir en una amenaza para pilotos y viajeros en pleno vuelo.

Los científicos de la Universidad de Reading advierten de que la cifra de turbulencias se triplicará en los próximos años

Conviene aclarar que los investigadores británicos se refieren mayormente a un tipo específico: las turbulencias de aire claro, que tienen lugar a más de 1.000 metros de altitud y por tanto no tienen que ver con nubes o tormentas, sino con rachas de viento. Son las más difíciles de detectar por los pilotos precisamente por esa razón. «Tras una década de investigaciones que muestran que el cambio climático incrementará las turbulencias de aire claro en el futuro, ahora tenemos una evidencia que sugiere que el aumento ya ha comenzado», ha declarado el profesor Paul Williams, coautor del estudio.

Williams sostiene que el aumento de la turbulencia se debe a una mayor cizalladura (diferencias en la velocidad del viento) en las corrientes en chorro o grandes flujos de viento que soplan de oeste a este sobre la superficie de la Tierra que existen, en gran parte, debido a una diferencia de temperatura entre el ecuador y los polos.

¿Qué dicen los pilotos?

«Las corrientes en chorro han existido siempre, Cristóbal Colón ya las utilizó para ir y volver a América», indica Iñaki Rojo, piloto comercial, hijo y nieto de pilotos. «Mi abuelo y mi padre también trabajaban con ellas. Las tenemos pintadas en el mapa. Los vientos de América soplan hacia Europa, aunque las corrientes del hemisferio norte son diferentes a las del hemisferio sur. Dependen mucho del giro de la Tierra». Las cizalladuras se forman en los bordes de esas corrientes. Lo explica el piloto Joaquín Rodríguez con una analogía: «Si dentro del agua hay un chorro, en los bordes se forman turbulencias. En el aire pasa igual, debido a la diferencia de la velocidad del viento en poco tiempo».

Las ventajas de que un piloto aproveche una corriente en chorro a favor es que puede ahorrar horas de vuelo y, por tanto, mucho combustible, lo cual está muy bien considerado por las aerolíneas. Ciertamente, esto implica sufrir turbulencias cuando se entra y se sale de la corriente. Pero es una práctica cada vez más habitual.

El fenómeno de las turbulencias está muy controlado, según ambos pilotos. Además, los sistemas de predicción «han mejorado muchísimo». Las turbulencias peligrosas son muy poco frecuentes. En España, el viento sur puede sacudir mucho los aviones. «Una compañía en la que trabajé nos prohibía intentar la maniobra de aproximación si teníamos más de 15 nudos de componente sur», recuerda Rojo, quien reconoce que no ha sufrido nunca una turbulencia violenta en más de dos décadas volando. Los aviones están diseñados y construidos para soportar las turbulencias, aunque son incómodas para los pasajeros que, si no están bien sujetos, pueden golpearse.

Para los pilotos, el aumento de las turbulencias registradas se debería al incremento del tráfico aéreo y a las políticas de vuelo

Tanto Rodríguez, que lleva 30 años pilotando aviones, como Rojo, que lleva 22 años, reciben con perplejidad las conclusiones del estudio de la Universidad de Reading. «Yo creo que esto no ha cambiado. Siempre ha habido corrientes de chorro y cizalladuras. Los números y las estadísticas te pueden marear, pero yo creo que no han aumentado», esgrime Rodríguez. Una percepción en la que coincide Rojo: «No hay un incremento significativo de las turbulencias por efecto del cambio climático. Yo no he notado absolutamente nada en 22 años de vuelo».

Entonces, la gran pregunta es: ¿por qué han aumentado los registros de turbulencias en el registro las últimas décadas? La respuesta más plausible es a la vez más simple: «Han aumentado las estadísticas de turbulencias porque el tráfico aéreo se ha incrementado de forma exponencial», resuelve Rojo.

En efecto, en las cifras que ofrece el Banco Mundial, podemos observar que los algo más de 648 millones de viajeros aéreos de 1980 no son ni de lejos comparables con los 446.000 millones que surcaron los cielos en 2019, el año antes de la pandemia.

Además, habría otra posible causa del aumento de turbulencias: la política de vuelo de muchas compañías aéreas. «Hay algunas que priorizan la ruta más corta y esto a veces implica atravesar zonas de turbulencias. Eso significa dar preferencia al ahorro de combustible que al confort de los pasajeros», afirma el comandante de vuelo.

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