Energía

¿Está España perdiendo la carrera por la aviación sostenible?

La aviación es uno de los sectores que más emisiones genera en la atmósfera. Con la transición sostenible, se han elaborado muchas soluciones que pasan desde reducir el número de viajes a buscar combustibles sostenibles. El más exitoso de los últimos por el momento es el llamado SAF. Algunos lo tienen claro: es la solución para la aviación del futuro.

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01
septiembre
2023
Parte de un viejo cartel de Pan American World Airways.

El sector de la aviación ha sido uno de los que más atención ha recibido en el análisis de la contaminación en el mundo. Según datos de antes de la pandemia, en 2019 el sector produjo 915 millones de toneladas de CO2 a nivel mundial, aproximadamente un 2,1% del total de emisiones anuales por causa humana. Por ahora, el avión es el medio de transporte más contaminante, así como el que más emisiones genera. En algunos casos, de hecho, se calcula que el uso del avión es 38 veces más contaminante que su alternativa ferroviaria.

Ante estos datos, los gigantes de la industria han empezado a invertir en innovación e investigación con el objeto de encontrar otras formas eficientes para evitar lo que podría ser una reducción drástica del negocio, con restricciones o multas por exceso de contaminación, como ya han recomendado algunos expertos. La Unión Europea ya ha elaborado un plan de ruta para el sector llamado Destination 2050, en el que busca que el sector de la aviación consiga emisiones netas en sus vuelos en los próximos treinta años. Entre algunas de sus prioridades encontramos el desarrollo de nuevas tecnologías, la mejora en la gestión aérea o el uso de combustibles alternativos. Así, sea por un compromiso ecológico o por una voluntad de salvar el negocio, en los últimos años hemos empezado a observar alternativas al modus operandi actual. 

Uno de ellos es el SAF, que responde a las siglas en inglés de «combustible de aviación sostenible». Esta innovación genera combustible a partir de materias primas renovables, entre las que se encuentran los aceites vegetales o los restos de biomasa, y según predicen sus creadores, este combustible podría reducir los gases de efecto invernadero hasta en un 80% en comparación con los usados actualmente en los vuelos. Por ello, el SAF ha sido reconocido como «la alternativa más inmediata para descarbonizar el transporte aéreo a corto plazo». 

El plan de acción para el desarrollo del SAF aprobado por el Gobierno en 2019 cuenta con una inversión de 1.200 millones de euros

Hace algunos años que ya se están implementando los primeros intentos de vuelos comerciales usando este tipo de combustible, y es que España se ha volcado mucho en el mercado de los combustibles de aviación sostenible. El primero fue realizado en 2020 por la compañía holandesa KLM, en un vuelo comercial entre Ámsterdam y Madrid. Ejemplo de ello es el plan de acción para el desarrollo del SAF aprobado por el Gobierno en 2019 –con una inversión de 1.200 millones de euros– o las plantas que se encuentra construyendo Repsol en Bilbao, Cartagena y Puertollano.

, con previsiones de estar operativa en 2024. España, por el momento, podría convertirse en un líder mundial de producción e innovación en SAF: los recientes pasos adelante y la posibilidad de colaborar con entidades privadas y públicas para avanzar en este hito de la transición climática se presentan como una oportunidad para el liderazgo del país en estos ámbitos. Entre algunas de las otras medidas que ha impulsado el Gobierno se encuentran su promoción, la reducción de impuestos al respecto y el apoyo a la inversión en I+D sobre el tema. 

Sin embargo, no hay que olvidar que el sector de la aviación es un mercado dominado por grandes empresas inversoras que, si bien son usadas por la mayoría de la población para viajar entre países y hacer turismo, tienen poco retorno social. Además, si bien el paso del combustible sostenible es un gran hito para la transición sostenible del sector de la aviación, no debe cegar el problema completo: más allá de usar un combustible «bio», la transformación que necesitará el sector para adaptarse a este cambio no está libre de contaminación, emisiones o residuos. Ello por no hablar de la necesidad de compensar por la contaminación realizada hasta la fecha y reparar los daños ambientales de su actividad en el pasado. Además, este hecho podría aumentar el coste de viajar, dejando esta posibilidad solamente a quienes se lo puedan permitir.

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