No dar pan a los pájaros y otros consejos para cuidar de las aves
El cuidado de las aves no solo implica disfrutar de su presencia, sino también proporcionarles un entorno seguro, especialmente en el ámbito urbano. Aquí algunas indicaciones para tratar con los pájaros de la forma más beneficiosa posible para ellos.
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Las aves, con su encanto y vitalidad, son seres que comparten nuestro entorno, añadiendo color y música a nuestras vidas diarias. Ya sea en parques urbanos, jardines o bosques, observarlas revolotear y escucharlas cantar puede ser una experiencia gratificante, e incluso ayudar a disminuir la ansiedad. Sin embargo, su cuidado no solo implica disfrutar de su presencia, sino también proporcionarles un entorno seguro para prosperar. En este sentido, hay algunas prácticas comunes que es importante entender y evitar para garantizar el bienestar de los pájaros, especialmente cuando convivimos con ellos en entornos urbanos.
Probablemente, uno de los mitos más extendidos es que alimentar a los pájaros con pan es beneficioso para ellos, pero en realidad hay que evitarlo. El pan, especialmente el blanco, carece de los nutrientes esenciales que necesitan las aves para mantenerse saludables. «No tiene ningún valor nutricional real, por lo que, aunque las aves lo encuentren sabroso, el peligro es que se llenen de él en lugar de otros alimentos que podrían ser más beneficiosos», señalan desde la Real Sociedad para la Protección de las Aves del Reino Unido. Además, el exceso de esta comida puede provocarles problemas digestivos e incluso enfermedades, como muestra un estudio.
Por ello, no debemos darles pan a las aves. Y a los patos tampoco, aunque lo hayamos hecho desde pequeños. En su lugar, es preferible ofrecerles alimentos más adecuados como semillas, frutas frescas, insectos o incluso una mezcla de proteínas como gusanos de la harina.
Cuidado con los comederos
Los beneficios que aportan los comederos a las aves están demostrados científicamente en el caso de muchas especies, por ejemplo, al mejorar las tasas de supervivencia durante el invierno e, incluso, ayudar a algunas especies a sacar adelante más crías. Por no hablar de que permiten acercar a las aves silvestres a nuestro hogar. Sin embargo, los comederos también pueden ser una causa de problemas para los pájaros: fomentan la dependencia de las aves hacia el ser humano, alteran los patrones de migración, interfieren en procesos ecológicos naturales y facilitan el contagio de enfermedades.
Desde SEO Birdlife advierten que «los comederos no perjudican a las aves, aunque probablemente tampoco las «salvan». Sin embargo, ayudan a que personas como tú y como yo nos sintamos conectadas de forma directa con las aves silvestres, y esto no es trivial: puede ser la puerta que nos lleve a interesarnos e implicarnos en acciones de conservación de la naturaleza y de otras aves mucho más amenazadas que necesitan algo más que pipas de girasol y cacahuetes».
Se recomienda no poner comederos cerca de los ventanales para reducir el riesgo de colisiones
Por otro lado, debemos tener en cuenta el tipo de comedero: las aves tienen diferentes preferencias a la hora de alimentarse, lo cual puede variar también según la especie, pues se alimentan de formas distintas. Los comederos abiertos con bandejas atraerán a una gran variedad de aves, pero cuantas más formas de comedero se coloquen más aves se atraerán. Por ejemplo, para atraer a los jilgueros se puede poner un calcetín de malla o néctar para los colibríes.
Los peligros de las ventanas
Los cristales de las ventanas pueden representar un peligro mortal para las aves, ya que pueden chocar contra ellas sin darse cuenta. Para prevenir accidentes, se pueden colocar adhesivos o patrones en las ventanas para hacerlas más visibles para los pájaros.
También es recomendable evitar colocar comederos o casitas para pájaros demasiado cerca de los ventanales, para reducir así el riesgo de colisiones.
Qué hacer con los polluelos caídos del nido
Cuando nos encontramos con un polluelo que ha caído del nido, nuestra pulsión es darle protección y cuidado. Sin embargo, la realidad suele ser diferente. Estos suelen ser los más audaces de la camada, aventurándose fuera del nido antes que sus hermanos. Por ello, la primera regla es no tocarlos, ya que puede que incluso no necesiten nuestra ayuda.
«Normalmente sus padres les siguen alimentando hasta que pueden valerse por sí mismos, por lo que es importante dejarlos tranquilos», señala Beatriz Sánchez, responsable del programa de Biodiversidad Urbana de SEO Birdlife.
Eso sí, Sánchez indica que «si vemos que corren peligro, porque hay gatos cerca o pueden ser pisados, hay que cogerlos con mucho cuidado, ya que tienen un plumaje muy delicado, e intentar dejarlos cerca de su nido en algún tejado o árbol». Como última opción, la experta aconseja que, si vemos que no pueden salir adelante, sean llevados a un centro de recuperación.
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