Cambio Climático

Cómo comerte un filete con la conciencia tranquila

Nos guste o no, nuestra alimentación también contribuye al cambio climático. Por ello, las decisiones que tomamos acerca de nuestra dieta son fundamentales. Comer carne o no es uno de los grandes interrogantes, ¿es posible comerse un filete con la conciencia tranquila?

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19
marzo
2024

Somos lo que comemos, dicen, y es que comer en el año 2024 va mucho más allá del simple hecho de alimentarnos. Para la mayoría de la población, comer ha pasado a ser de un mero ejercicio de supervivencia a un reflejo de nuestros valores. Por ello, la elección de qué tipo de alimentación queremos tener, el origen de los productos y cómo han sido producidos o el equilibrio entre los diferentes alimentos es fundamental. En las últimas décadas se han popularizado opciones alimentarias como el vegetarianismo y el veganismo, que rehúyen el uso de carne y derivados de otros animales vivos en sus dietas.

Según datos de Greenpeace España, el 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial proceden de la ganadería. Aproximadamente el 80% de la deforestación de la Amazonia es atribuida a la actividad ganadera. Y España es el país de la Unión Europea con un mayor consumo de antibióticos en los animales productores de alimentos.

España es el país de la Unión Europea con un mayor consumo de antibióticos en los animales productores de alimentos

Existen numerosas evidencias sobre por qué no comer carne (o, como mínimo, reducir enormemente nuestro consumo de carne) es beneficioso tanto para la salud humana como para el medio ambiente, desde sus altas emisiones hasta los beneficios de una dieta plant-based para nuestro organismo. Sabemos que la ganadería y agricultura intensivas perjudican a la atmósfera, provocan la deforestación y consumen enormes cantidades de agua. ¿Es incompatible el consumo de carne con la reducción de emisiones, el bienestar animal y la conservación de la naturaleza? ¿hay alguna forma de comer carne –y disfrutar de un filete– sin perjudicar al planeta?Si bien es cierto que ninguna alternativa alimentaria al vegetarianismo o el veganismo contribuye de mayor forma a reducir el cambio climático, es posible comer carne de una forma más o menos sostenible. La primera mejor opción es, como ya hemos mencionado, la reducción de nuestro consumo cárnico.

La segunda es optar por carne de pastos, lo que se conoce como «ganadería regenerativa». Se trata, por tanto, de tomar decisiones informadas sobre el origen de la carne consumida y su impacto medioambiental. La ganadería regenerativa es una manera de capturar el carbono atmosférico que está a nuestro alcance. Es un sistema planificado de manejo del ganado al aire libre donde los animales van moviéndose constantemente de unas parcelas a otras. Con su pisoteo y estiércol, los animales abonan el terreno facilitando a las plantas crecer, capturando más carbono. A diferencia de otros sistemas de ganadería, los animales se marchan enseguida y dejan que el suelo descanse y se recupere.

Este tipo de ganadería es beneficiosa tanto para la tierra como para los animales. Con la trashumancia se permite a las tierras que descansen y se regeneren. Además, se producen muchas menos emisiones que la ganadería industrial. Otro punto destacable es el apoyo a los productores locales, favoreciendo opciones seguras para ganarse la vida de forma sostenible. Por último, la carne de pasto está alineada con las principales directrices a favor del bienestar animal y en contra de su maltrato, mejorando el derecho de otras especies a vivir en paz y con condiciones de vida aceptables.

Si una de cada 10 familias españolas se pasara a consumir carne de pasto, cada año se podrían dejar de emitir 750.000 toneladas de CO2

Parece que los beneficios son numerosos: desde criar animales más sanos, con menos parásitos, hasta conservar mayor biodiversidad, lograr más secuestro de carbono y más infiltración de agua, algo especialmente relevante en tiempos de sequía. En España, de cada 1.000 hectáreas solo 1,4 se gestionan a través de ganadería regenerativa. Sin embargo, sabemos que, si una de cada 10 familias españolas se pasara a consumir carne de pasto, cada año se podrían dejar de emitir 750.000 toneladas de CO2 a la atmósfera, capturar 80.000 toneladas de CO2 atmosférico y al mismo tiempo recuperar la fertilidad de hasta 150.000 hectáreas de tierras degradadas.

Para ayudarnos a escoger cuál es la opción que nos parece mejor, existen algunos mecanismos como el Sello de Calidad Grass-Fed, que informa sobre el origen de la carne que se compra. Como vemos, solo cambiando ese 10% de hábitos de consumo, se podría cambiar mucho, aunque, como una de las grandes paradojas de la crisis climática, en realidad el cambio consiste en volver a la forma de producción de carne como se ha hecho durante siglos, la cual parece ser la mejor alternativa (si aún queremos seguir consumiéndola).

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