Granjas ‘Next Generation’: de la España Vacía a la España de las oportunidades

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Luis Meyer

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Valeria Cafagna

La España Vacía está hoy en boca de todos, pero quizá sería más exacto añadir otro adjetivo para referirse al medio rural: la España «descuidada». Así la nombran ya cada vez más expertos, que advierten de la incesante sangría poblacional que sufren estas zonas. Según los últimos datos recogidos por el INE y diferentes ministerios, cada año el campo pierde más de 45.000 habitantes, de los cuales dos de cada tres son mujeres. Hablamos de una diáspora forzada que tiene un sesgo cultural motivado por otro estructural: las nuevas generaciones que crecen en los pueblos de nuestra geografía son, en su mayoría, conminadas por sus padres a estudiar y prepararse para ir a la ciudad en busca de oportunidades. Huir, en definitiva, de un entorno donde las desigualdades endémicas de nuestro país se acentúan: mayor brecha económica y de género, y menos derechos laborales.

Se trata de una situación que está provocando no solo un inevitable vaciamiento del medio rural, sino un envejecimiento de su población. Basta echar un vistazo a los datos: en el 80% de los municipios hay más mayores de 64 años que menores de 16. Además, la edad media de los empresarios de sectores como el agroganadero supera los 60 años. Por no hablar de que, en el último cuarto de siglo, han desaparecido el 90% de las granjas familiares. Para frenar esta despoblación, se calcula que el campo necesitará incorporar 20.000 nuevos agricultores al año para garantizar un relevo generacional sostenible y sostenido. Una tarea hercúlea –pero no imposible– que exige enfocarse en dos pilares: la formación, y un cambio de modelo que convierta la agricultura y la ganadería en un sector sostenible en términos de rentabilidad y medio ambiente. Y es que, a día de hoy, estas actividades son responsables del 25% de las emisiones de CO₂ de toda la industria.

Del Molino: «Nunca hemos comido tan bien, y a la vez los campesinos nunca han tenido tan difícil mantener su modo de vida»

En esta línea pivota el proyecto que inició Danone hace ya diez años (y en el que han colaborado Compassion in World Farming, IRTA, Aenor, Universidad Politécnica de Valencia, AlmaNatura y muchas otras organizaciones) para impulsar la transición de las granjas familiares de nuestra geografía hacia un modelo sostenible, rentable y, sobre todo, apetecible para las nuevas generaciones. Ahora, una década después, según asegura Toni Bandrés, responsable de la gestión de leche en Danone, empieza a dar sus frutos. «La mejor manera de definir la situación de las granjas productoras de leche es ‘de pleno cambio’. Se está produciendo una reconversión», explicó Bandrés durante la jornada Alimentando el Cambio Juntos organizada por Danone y por el CEMAS (Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible). Esto, señala, es una buena noticia: «Está provocando una especialización del sector que, a su vez, lleva a las ganaderías y a los agricultores a tener una mayor dimensión, a poder especializarse y, en definitiva, a llevar a cabo actividades con un mayor atractivo y profesionalización. Nuestro objetivo es impulsar esta evolución como llevamos haciendo desde hace más de 10 años, de la mano de nuestros agricultores y ganaderos colaboradores. Esto es clave para retener (y atraer) a las personas en la España rural», subraya.

Granjas que alimentan el empleo

Actualmente, dentro del sector ganadero se generan aproximadamente unos 30.000 empleos directos y otros tantos indirectos. Son, en su mayoría, personas que trabajan, precisamente, en las zonas más deshabitadas, por lo que contribuyen de una manera fundamental a estructurar esa España rural tan necesaria. «Necesitamos nuestras granjas porque son  las que fijan población y dan el empleo necesario para que los pueblos sigan vivos», opina Juanjo Manzano director ejecutivo de de AlmaNatura. «Este es un modelo del que hace unos años ni siquiera se hablaba, pero ahora la ruralidad inunda foros y debates. Nuestro sueño es seguir reactivando comunidades rurales y generar esa ilusión necesaria para que los pueblos no mueran. Las personas que los habitan son el ingrediente clave para que el relevo generacional necesario se pueda dar», señala el experto, que advierte que, al final, será imposible de llevar a cabo si las personas quieren abandonar esos pueblos por falta de trabajo, de derechos o de oportunidades. «La gran paradoja es que nunca hemos comido tan bien ni hemos estado tan bien alimentados, y a la vez los campesinos nunca han tenido tan difícil mantener su modo de vida», opinó durante la jornada el escritor Sergio del Molino, autor de La España vacía.

Los participantes en la jornada, procedentes de diferentes ámbitos sociales, públicos y privados, coinciden en que en los últimos años se está dando un cambio de paradigma que debe valorarse como una gran oportunidad. «La clave está en el empoderamiento de las personas, ofrecerles herramientas que les permitan tomar decisiones para seguir habitando en sus pueblos», sostiene Manzano. Y pone la cuestión en contexto: «Mucha gente, con el privilegio de poder teletrabajar, se ha mudado al campo. Lo interesante sería que se quedaran en esos pueblos y esos municipios, porque se genera una pequeña economía. Una sola compra de más en una tienda local es una oportunidad real para ese pequeño comercio. Y un pequeño negocio abierto en un entorno rural, aunque solo tenga un puesto de trabajo, es una grandísima oportunidad para la zona». Desde AlmaNatura dan una cifra ineludible: «Una empresa con un solo puesto de trabajo en un medio rural equivale a una en una gran ciudad con cien en cuanto a lo que aporta a la economía de su entorno».

Con este escenario en mente, Danone puso en marcha el proyecto para recuperar el empleo y la población en esas regiones. «Estábamos en un escenario de gran preocupación: España continuaba en una gran crisis y en 2015 se iban a acabar las cuotas de producción, un sistema que adjudicaba una capacidad de producción a cada país, que a su vez lo repartía entre sus ganaderos», recuerda Bandrés. Fue en ese entorno pesimista en el que la empresa láctea preguntó a sus ganaderos qué necesitaban para superar los retos que les presentaba esa situación. Las respuestas fueron inapelables: más del 70% de los encuestados coincidieron en que necesitaban una empresa que les diera seguridad.

‘Granjas Next Generation’ es una plataforma digital de capacitación para garantizar el futuro de lo rural

A partir de ahí, según explica Bandrés, se diseñó de la mano de los ganaderos y de expertos en el sector el Plan Ganaderos, una hoja de ruta de trabajo basada en cuatro pilares: transparencia, seguridad, desarrollo y reconocimiento. «Para dar seguridad, empezamos con contratos por escrito y a largo plazo», prosigue Bandrés. «Hoy, más del 50% de la leche que llega a nuestras instalaciones está sostenida con contratos de entre tres y cinco años, y siguiendo en unos índices de precios transparentes basados, a su vez, en indicadores públicos y en unos costes reales de producción con unos márgenes que incluyen las inversiones y un beneficio que toda actividad empresarial debe tener». También incluye un impulso a soluciones por el medio ambiente. Desde 2016, todas las ganaderías que proveen a Danone están certificadas en bienestar animal. Es más, desde 2017, llevan a cabo un programa de reducción de CO₂ y cuentan con un plan de acción individual para tener una actividad respetuosa con su entorno.

Todo esto para conseguir el mayor reto al que se enfrenta el medio rural: garantizar el relevo generacional. «Empezamos en 2020 con un modelo de gestión piloto en cinco granjas familiares, y en 2021 van a continuar con diez granjas más en Galicia y la zona de Cataluña. Así, avanzamos de manera progresiva hacia nuestro objetivo: de las 200 granjas familiares que colaboran con Danone hay 50 que necesitan ese impulso, y se han adherido de manera progresiva al programa para que en 2025 la totalidad de la leche que suministra Danone provenga de granjas con el relevo generacional asegurado», explica Bandrés.

La otra asignatura pendiente

Garantizar el relevo generacional no es el único objetivo del plan. En el marco del este evento Alimentando el Cambio Juntos, algunos de los participantes acordaron impulsar la plataforma Granjas Next Generation que persigue, explican desde Danone, «aprovechar y poner en valor lo aprendido estos últimos 10 años y promover un impacto positivo en pequeñas y medianas huertas o explotaciones» de España con las que la empresa no colabora. Para este proyecto se han aliado la empresa láctea, CEMAS (Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible), AlmaNatura, la Universidad Politécnica de Valencia y B Lab.

Manzano: «Necesitamos las granjas porque son las que fijan población y dan el empleo necesario para que los pueblos sigan vivos»

Granjas Next Generation es una plataforma de capacitación que persigue garantizar el futuro de lo rural, poniendo al alcance de agricultores y ganaderos las herramientas necesarias para enfrentarse a un contexto cada vez más exigente, con el objetivo de convertirlos en verdaderos agentes de cambio. Una transformación cuya dirección está muy definida: «En las granjas Next Generation enseñamos a vivir en conexión con la naturaleza. Y es que cada persona puede tener un impacto real y positivo en la vida de muchas otras, a través de la producción de alimentos locales, sanos y frescos», apunta Vicente Domingo, director del CEMAS. En estos momentos están perfilando el contenido de este proyecto formativo, que postularán ante la Administración Pública para optar a los fondos Next Generation EU para contribuir en la transformación del modelo agroganadero en España hacia uno más sostenible y próspero. «El objetivo es que a través de esos fondos todos y todas puedan acceder a una formación de calidad que les permita estar actualizados dentro del sector», aclara Fernando Estellés, profesor titular de la Universidad Politécnica de Valencia.

Uno de los aciertos de Granjas Next Generation es mostrar las oportunidades que ofrece el trabajar en el campo. «Genera empleo, riqueza y dignidad para las granjas de nuestro país», explica Jennifer Sáez, ganadera que forma parte del plan de formación, y añade: «Es un programa que defiende la igualdad y el progreso de las mujeres rurales». También tiene un peso específico el medio ambiente. «Se aprende a neutralizar el impacto climático, a secuestrar carbono a través de la diversificación de los cultivos, a regenerar la tierra, a proteger el equilibrio y a garantizar los derechos de los animales», detalla Pablo Sánchez, director ejecutivo de B Lab Spain.

Impulsar la supervivencia del mundo rural y convertirlo en un entorno atractivo y con futuro para las nuevas generaciones es un reto necesario para España y su economía, pero su importancia va mucho más allá: es una vía ineludible para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 y lograr un planeta más habitable.