Sociedad

El arte como medio extraordinario para la reinserción social

La expresión artística ha demostrado ser una fantástica vía para la recuperación y la reinserción de las personas una vez finalizadas sus condenas en cárceles de todo el mundo. Prueba fehaciente de ello es el «Proyecto Cárcel», entre otras muchas propuestas del ámbito público y el privado.

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20
febrero
2024

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Fue a partir de los años ochenta del siglo pasado cuando la preocupación por la reeducación y reinserción de las personas reclusas dio lugar a iniciativas que implicaban el arte a nivel internacional. Uno de los primeros ejemplos fue Art-in-correction (AIC), llevado a cabo por el California Department of Corrections and Rehabilitation y el California Arts Council, que ha obtenido magníficos resultados a lo largo de sus más de cuarenta años de desarrollo. Su objetivo es preparar a las personas encarceladas para su vida fuera de prisión, promover la rehabilitación y mejorar la seguridad de las instituciones penitenciarias.

No hay duda –y así lo reconoció la Organización Mundial de la Salud en 2019– de que el arte es una de las herramientas más poderosas para hacer que las personas conecten con sus propias emociones y sean capaces de expresarlas por vías creativas y novedosas. En el caso concreto de las propuestas artísticas desarrolladas en prisiones, se ha demostrado que producen efectos muy positivos en tanto las personas encarceladas, como en sus familias y, por ende, en toda la sociedad, facilitando el proceso de reinserción social. El arte ofrece una nueva identidad, creativa e innovadora, alejada de los estigmas que la delincuencia proporciona. De igual forma, permite reinventarse sacando una parte de su personalidad que, en la mayoría de los casos, ni creían poseer.

El «Proyecto Cárcel. Historia de un taller» se presentó recientemente gracias al documental que narra la iniciativa puesta en marcha por Hannun, empresa barcelonesa dedicada al diseño de muebles artesanales y sostenibles. Su CEO, Joan Álvarez, contactó con el artesano polaco Krzysztof, que había conseguido abrir el único taller de mueble artesanal en una cárcel de su país: Wojkowice. A partir de la colaboración entre ambos, los trabajadores del proyecto, treinta en total, reciben el salario mínimo polaco con su trabajo en el taller. Esto les permite ahorrar para facilitar su inserción, encontrar un trabajo una vez salgan de prisión y ayudar a sus familias, al tiempo que se minimiza el riesgo de reincidencia. Gracias a esta colaboración, que lleva en marcha algo más de un año, se han producido en esta cárcel polaca más de 10.000 muebles.

El arte ofrece una nueva identidad, creativa e innovadora, alejada de los estigmas que la delincuencia proporciona

El documental, estrenado en noviembre de 2023, nos presenta a los protagonistas de este taller, acercándonos a sus motivaciones, logros y resultados a través de diferentes entrevistas. La maravillosa capacidad que tienen las imágenes y las conversaciones para mostrarnos de cerca una realidad verdaderamente dura, junto con la audacia para presentar el futuro de forma optimista y llena de esperanza, hacen de esta pieza audiovisual una obra de gran sensibilidad.

En España se han llevado a cabo diversos programas en este sentido. Por ejemplo, el taller de expresión artística del Centro Penitenciario Madrid IV, en Navalcarnero. Puesto en funcionamiento en 2015, es fruto de la colaboración entre la ONG Solidarios para el Desarrollo y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, y tiene como objetivo la lucha activa contra la exclusión social.

Otro proyecto es el desarrollado por el Museo Oteiza y liderado por la responsable de su Departamento Pedagógico, Aitziber Urtasun, Tu Caja. Mi refugio (2010), que se desarrolló involucrando al centro penitenciario de Pamplona. Urtasun se trasladó a la cárcel para ofrecer diversas sesiones en las que se analizaba la obra del artista navarro y se daba la oportunidad de crear trabajos artísticos de diversa índole. El grupo de reclusos participantes estudiaron conceptos como los de refugio, casa o libertad, que el propio Oteiza aborda en su obra. Las piezas resultantes de la experiencia fueron mostradas en una exposición en el centro cultural Civivox Iturrama de Pamplona.

Al otro lado del océano Atlántico encontramos la iniciativa de Prison Art Project, la fundación concebida por el empresario Jorge Cueto con la que ha desarrollado un programa de rehabilitación y reinserción de reclusos en cárceles mexicanas. Con ella se promueve un plan de formación para ayudar a las personas en prisión a desarrollar las habilidades artísticas necesarias para crear productos artesanales de calidad. Después, estos productos, piezas de cuero decoradas con diseños únicos, se preparan para la venta en la tienda abierta para tal fin. El objetivo, por tanto, no es solamente formar y capacitar, también es dar empleo a las personas reclusas mientras cumplen sus condenas y ofrecerles una ocupación digna al salir, facilitando su proceso de reinserción social.

Cada día hay más personas y organizaciones que se preocupan por dar una segunda oportunidad a las personas y colectivos en riesgo de exclusión, como la población reclusa, a través del arte. Recurrir a experiencias artísticas en el contexto penitenciario está demostrando ser una valiosa aliada para que estas personas puedan reconectar consigo mismas y con la vida en sociedad una vez cumplidas las penas.

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