Economía

«Cambiar las cosas solo es posible con la suma de todos»

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En esta entrevista a Ignacio Garralda, presidente del Grupo Mutua Madrileña y su Fundación —que en 2023 celebró su 20º aniversario—, desgranamos los grandes desafíos y logros de la organización en el campo de la investigación médica, la acción social, la seguridad vial y la cultura.


El Grupo Mutua que preside se acerca al siglo de historia (cumplirá 100 años en 2030) y ahora acaba de celebrar el 20.º aniversario de la Fundación Mutua Madrileña. ¿Qué motivó la creación de la fundación hace dos décadas?

La Fundación Mutua Madrileña nació en 2003 para apoyar la investigación médica que se hacía en nuestro país. Se pensó entonces que ayudar a combatir las enfermedades era una buena forma de apoyar la mejora social, dado que, por un lado, ayudaba a las personas que sufren o pueden sufrir una enfermedad y, por otro, contribuía a mantener el tejido investigador en España. No había, además, muchas empresas que entonces prestasen este apoyo de forma desinteresada. La filantropía en este campo era escasa en España, aunque sí en otros países como Estados Unidos.

¿Cómo ha evolucionado la misión, visión y proyectos de la Fundación en respuesta a los desafíos sociales cambiantes del mundo actual?

En 2009, coincidiendo con mi llegada a la Presidencia del Grupo Mutua, la fundación amplió a cuatro sus áreas de actuación. En primer lugar, decidimos mantener el apoyo a la investigación médica, aunque extendiéndolo a las ayudas directas a enfermos y familiares, por ejemplo, a aquellos con enfermedades raras, e iniciando también una línea de actuación relevante en el ámbito de la prevención. Al margen del área de trabajo ligada a la salud, decidimos también poner en marcha diferentes programas en el ámbito de la acción social en apoyo a colectivos desfavorecidos, la difusión cultural y la promoción de la seguridad vial. Además de las ayudas a colectivos desfavorecidos, que canalizamos a través de las ONG que trabajan directamente con personas en dificultades o en situaciones de riesgo, tenemos líneas de actuación específicas en la lucha contra la violencia de género y el acoso escolar. Nos preocupa la violencia que se ejerce sobre los más débiles, y queremos contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a luchar contra ella y ayudar a las víctimas. Sostener las actividades en el tiempo y tener la agilidad de poder reaccionar ante urgencias son dos de las características que definen a la Fundación Mutua Madrileña. Así, nuestro apoyo a la investigación médica se ha mantenido incluso en épocas de desafíos como la crisis económica, conscientes de que, para avanzar, el apoyo a la ciencia tiene que ser constante. Y nuestro apoyo a colectivos desfavorecidos se ha incrementado en circunstancias desfavorables como la pandemia o la guerra de Ucrania.

«Lo mejor es siempre trabajar en colaboración con las entidades que tienen el conocimiento o los medios para poder actuar ante los problemas»

La participación de la comunidad es clave en muchas iniciativas sociales. ¿Cómo se involucra a la comunidad en el desarrollo y ejecución de sus proyectos?

En nuestras iniciativas sociales siempre vamos de la mano de entidades que trabajan en la comunidad y que mejor conocen y cuentan con mayor capacidad de atender las necesidades no cubiertas de la sociedad. Entre estos agentes comunitarios están las ONG, que trabajan «pegadas a la tierra» con los problemas de los colectivos vulnerables, o los organismos públicos, que tienen la capacidad decisoria y de ejecución de los proyectos. Somos conscientes de que solos no podríamos hacer llegar nuestra ayuda a quienes lo necesitan y que lo mejor es siempre trabajar en colaboración con las entidades que tienen el conocimiento o los medios para poder actuar ante los problemas. Es la forma de ser más efectivos.

¿Qué papel tiene el liderazgo responsable a la hora de trabajar con equipos motivados y comprometidos?

Estoy convencido de que, hoy más que nunca, el papel de un líder consiste en tener una visión ambiciosa e ilusionante para el futuro de una organización y lograr que todos compartan esa visión. El modelo de liderazgo actual tiene que ser más cercano, más colaborativo y capaz de construir en las organizaciones culturas que permitan involucrar a todos los equipos en los objetivos del negocio y favorecer la innovación y la participación. En definitiva, el líder debe ser motivador, ambicioso, buen comunicador y, a la vez, empático con su equipo, cuya ayuda es fundamental para lograr los objetivos marcados. Formarles y contribuir a su desarrollo profesional no es solo una tarea del área de Formación de la empresa, sino también del manager. Sucede lo mismo con la comunicación interna.

La Fundación tiene cuatro líneas de actuación: el apoyo a la investigación en salud, la acción social, la difusión cultural y la promoción de la seguridad vial. ¿Cómo seleccionan y priorizan las causas?

A la hora de seleccionar las causas sobre las que vamos a trabajar intentamos que estas estén ligadas, de alguna forma, con nuestra estrategia empresarial, pero tampoco es algo que llevemos a la práctica de forma estricta. Creemos en la flexibilidad y, sobre todo, que nuestro primer objetivo debe ser siempre contribuir a la mejora social. No obstante, por poner un ejemplo, estamos comprometidos con la igualdad de género y, este compromiso lo hemos llevado al ámbito social a través de la Fundación, haciendo de la lucha contra la violencia de género una de nuestras líneas prioritarias de trabajo. De igual forma, todo el trabajo que realizamos en el ámbito de la salud, como el apoyo a la investigación en los hospitales españoles, las ayudas a personas que sufren determinadas enfermedades y la prevención y difusión de hábitos de vida saludables, están ligados sin duda al hecho de que Adeslas, la primera aseguradora de salud en España, está integrada en el Grupo Mutua. Al final, el criterio de selección debe ser el de trabajar en áreas o necesidades en las que realmente se precise nuestro apoyo y en las que podamos crear valor y contribuir a la solución de los problemas sociales.

«Estoy orgulloso de haber colocado en primer plano el problema del acoso escolar en España y de haber contribuido, de forma decisiva, a su reducción en nuestro país»

¿Qué criterios son más eficaces para medir y evaluar el impacto real de los proyectos?

Tenemos que ser conscientes de las peculiaridades y diversidad de los proyectos sociales. Por tanto, cada proyecto lo analizamos con metodología específica en función de su alcance, de su objetivo, de la población sobre la que impacta, etc., y así podemos ajustar los hitos y resultados que esperamos en su evolución. Un proyecto de integración laboral de jóvenes en situación de abandono escolar tiene unos criterios claros de medición de su nivel de éxito, tanto sobre los beneficiarios directos como sobre sus familias. Pero, ¿cómo se mide el grado de éxito de nuestro programa de prevención en seguridad vial que desarrollamos en las universidades españolas entre los jóvenes de 18 a 26 años? Pues, francamente, creo que con que hayamos conseguido salvar una sola vida o evitar que uno de ellos no sufra lesiones graves como consecuencia de sufrir un accidente de tráfico, habrá valido la pena llevar 15 años desarrollando el programa. En definitiva, creo que es importante determinar qué resultados se esperan antes de iniciar el proyecto y adoptar a priori una metodología concreta para medirlo, pero combinando siempre el enfoque cuantitativo y cualitativo. 

¿Puede hablarnos de alguno de los proyectos que conozca más de cerca y le haya dejado una impresión duradera debido a su impacto?

Podría destacar una investigación médica que haya llegado a buen puerto, como la que permitió el primer trasplante de intestino en asistolia del mundo y que no solo salvó la vida a una bebé de apenas un año, sino que ha abierto el camino a que se salven muchas otras vidas en circunstancias parecidas. Este ha sido un hito importante en la historia de los trasplantes en España. Ha sido llevado a cabo por un equipo del Hospital La Paz de Madrid en 2022 y ha culminado con éxito no solo gracias a la pericia, profesionalidad y dedicación de los profesionales que lo han llevado a cabo, sino también porque la Fundación Mutua Madrileña financió durante dos años el proyecto de investigación y formación médica que facilitó su consecución. Pero también estoy orgulloso de haber colocado en primer plano el problema del acoso escolar en España y de haber contribuido, de forma decisiva, a su reducción en nuestro país. Hace 10 años fuimos la primera fundación que comenzó a trabajar a este respecto a través del estudio del problema y de múltiples programas de prevención. Creo que, con nuestros socios, como la Fundación Anar, hemos conseguido que las administraciones educativas, los colegios y los padres estén más pendientes de este problema, de su detección y prevención. También prestamos mucha atención al problema de la violencia de género. Llevamos más de una década comprometidos con la lucha por el fin de esta lacra social, tanto con el apoyo a víctimas para que puedan reconducir sus vidas y lograr la independencia económica que necesitan, como también a través de la prevención, desarrollando iniciativas de sensibilización con los jóvenes.

Además de presidente de la Fundación Mutua Madrileña, usted fue cofundador de la Fundación Lealtad. ¿Cómo influye su experiencia en ambas fundaciones en su perspectiva sobre el impacto social?

Mi sensibilidad hacia los temas sociales siempre ha estado unida a mi trayectoria empresarial. La Fundación Lealtad es una entidad sin ánimo de lucro que nació para analizar la transparencia y las buenas prácticas de las oenegés y apoyar su desarrollo. La constituimos en 2001 Salvador García Atance y yo, que éramos socios junto con Pedro Guerrero en AB Asesores Bursátiles. En AB Asesores Bursátiles analizábamos empresas y, cuando la vendimos, Salvador y yo decidimos aplicar una metodología parecida al análisis de las ONG, para ahondar en su transparencia y facilitarles la captación de recursos del sector privado, para que los potenciales donantes pudieran tener la seguridad de que los recursos que les proporcionaban estaban siendo bien gestionados. Creo, por lo tanto, que muchas de las buenas prácticas de las empresas privadas deben ser llevadas al Tercer Sector, como son no solo la transparencia y el buen gobierno, sino también la orientación a los resultados no obviamente económicos, sino al impacto social de su actividad, a lograr la máxima eficiencia de los recursos gestionados y estar abiertos al escrutinio público y, mucho más, de los donantes. No obstante, creo que la gran mayoría de las oenegés de nuestro país cumplen esta premisa. 

«Las empresas no somos entidades o instituciones alejadas de los problemas de la sociedad y debemos contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas e intentar ayudar a quienes lo pasan peor»

Últimamente se ha intensificado la discusión sobre la responsabilidad social de las empresas. ¿Cómo ve su papel sobre los desafíos sociales y la contribución al bienestar de la sociedad?

Siempre digo que las empresas no somos entidades o instituciones alejadas de los problemas de la sociedad y debemos contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas e intentar ayudar a quienes lo pasan peor, ya sea por razones económicas, sociales o de salud. Pero es que, además, la relación entre la empresa y la sociedad ha cambiado en los últimos tiempos y está demostrado que es perfectamente compatible ocuparse del bien general y conseguir mejores resultados económicos, tal y como observó el teórico económico Michael Porter, en contraposición con las tesis de Milton Friedman, que aseguraba que los directivos solo debían dedicarse a maximizar el beneficio de sus empresas para retribuir a sus accionistas. Y es que, por un lado, las empresas que colaboran activamente con la sociedad civil son más eficaces en la atracción, motivación y retención de los empleados, al tiempo que logran una mayor productividad por una menor rotación laboral gracias al buen clima social. Y, en segundo lugar, aunque no se busque, esta interacción con la sociedad aumenta, desde el punto de vista externo, la reputación corporativa, que es un intangible de gran valor para la empresa. Todos los estudios de mercado muestran lo importante que es para una compañía que sus clientes se identifiquen con los valores que representa, y no solo que estén satisfechos con la calidad de sus productos y servicios.

¿Cuáles considera que son los desafíos sociales más apremiantes en la actualidad y cómo cree que deben actuar las empresas sobre ellos?

Hay muchos problemas sociales y, además, apremiantes, pero en la Fundación Mutua Madrileña queremos contribuir, especialmente, a erradicar la violencia contra la mujer y la infancia. Sé que el mal existe y que no podremos acabar con ello, pero creo que, entre todos, podemos minimizar el problema y sus efectos, aunque viendo las cifras de mujeres asesinadas, los resultados de las encuestas entre los jóvenes y algunos comportamientos sociales y tendencias musicales, a veces sintamos cierto desaliento. Pero hay que seguir trabajando; si no lo hacemos nada cambiará. Otro problema importante al que queremos contribuir es a mejorar la salud mental de la población, especialmente en el ámbito infantil y juvenil. Las empresas no tenemos la capacidad –ni nadie la tiene por sí solo– de acabar con estos problemas, pero sí podemos ayudar a paliar sus efectos entre quienes lo sufren, trabajar en su prevención y dar visibilidad a determinadas causas sociales. Cuando una empresa abre una nueva línea de actuación en materia de acción social, no es raro que se produzca un efecto «llamada» y que otras empresas decidan sumarse para contribuir a paliar estos problemas. Nosotros lo hemos percibido, claramente, en el ámbito de la lucha contra el acoso escolar. Fundación Mutua Madrileña fue la primera que «abrió el fuego» contra esta lacra, hace ya 12 años, y luego se han ido sumando, al menos de forma temporal, otras entidades, y estamos encantados con ello porque cambiar las cosas solo es posible con la suma de todos. Pero fuimos los pioneros y hemos contribuido de forma decidida a, en alguna medida, reducir el problema. Y he de decir que es una gran satisfacción personal. Ojalá tenga muchas más como esta.

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