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«España es uno de los países con mejor conectividad del mundo»

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13
noviembre
2023

Jordi Hereu (Barcelona, 1965) preside Hispasat desde 2020. Llegó a la compañía tras una dilatada carrera en el mundo de la empresa y de la administración pública. No en vano, fue alcalde de Barcelona entre 2006 y 2011. Ahora se sitúa al mando de uno de los principales operadores de satélites a nivel mundial y tiene claro su objetivo: lograr la conectividad universal.


¿La brecha digital en España es muy acusada en relación con la que tienen los países de nuestro entorno?

No, en conectividad digital España es uno de los países con mejor infraestructura del mundo y, en términos comparativos, tenemos una densidad de diferentes tecnologías que permiten el acceso a la conectividad digital de más territorio y más gente que el promedio de Europa. Esto es gracias al esfuerzo inversor de políticas públicas y agentes empresariales. Pero como estamos en una situación mejor, podemos aspirar a más, a la universalidad. Las agendas europeas digitales, o la propia española, marcaban un horizonte de 2025 para garantizar la universalidad y estamos en condiciones de garantizarla hoy. Eso, en muchos lugares del mundo, es inimaginable.

¿Cuándo estará toda España conectada a la red?

Ya lo estamos ahora. Gracias al papel que juega el satélite podemos llegar al 100% de la geografía. Tenemos el Programa UNICO Banda Ancha Rural, que es la suma de la capacidad tecnológica del satélite de iluminar con buena conectividad digital toda la geografía española, pero añadiéndole toda la política pública de los Fondos Next Generation para hacer que esta conectividad no solo sea accesible sino asequible en cuanto a precios. Ahora podemos decir que quien no está conectado es porque no conoce aún el Conéctate 35. Con una antena y un router, ya está garantizada la conectividad universal en cualquier metro cuadrado de nuestra superficie.

El discurso público ha puesto mucho el foco en los últimos años en la España vacía. ¿Qué papel puede jugar aquí la tecnología de Hispasat?

Cuando una familia, un profesional, una pyme o un ayuntamiento se plantean qué necesitan para tener el medio rural como opción de vida, esa es la suma de varios factores. Uno de ellos es el de la conectividad digital, que te permite el desarrollo de muchas funciones, y que más que el acceso a un servicio es un derecho. Es difícil imaginar una vida plena sin conectividad digital. Es uno de los vectores, como antes lo eran las carreteras o la electricidad. Y es uno de los factores que te ayuda a poder decidir dónde quieres vivir, porque puedes disfrutar de ocio, entretenimiento y cultura; y como profesional te puedes relacionar con tu mundo. En definitiva, se puede desarrollar una vida plena en cualquier ámbito, y esto no pasaba hace unos años. Pero también es importante generar un imaginario en positivo de la España rural.

«Si la Humanidad va a ir regularmente a la luna tendrá que poder conectarse desde allí a internet»

Existe también un factor generacional.

Sin duda. Cuando hablamos de brecha digital hablamos de diferentes brechas. Una es la falta de infraestructuras para la conectividad. En Iberoamérica el 30% o 40% de la gente no tiene conectividad. Otra barrera es poder conectarse, pero tener o no instrumentos (tableta, ordenador, teléfono…). El otro tema es saber utilizarlo, la alfabetización digital. Y lo último es el rendimiento que le puedo sacar una vez que lo domino un poco. Aquí también hay mucho a desarrollar. Para que la digitalización tenga todos sus efectos necesitamos formar a la gente. Es tan importante estar conectado como formarse.

La sociedad se beneficia de la tecnología, pero existen debates sobre el impacto que tiene la tecnología en la capacidad cognitiva o el uso que la población infantil hace de las pantallas

Venimos del mundo de las telecomunicaciones por satélite y nos vamos aproximando a las necesidades del mercado. Ese debate sobre cómo utilizamos las tecnologías siempre ha existido. No es un debate tecnológico, sino social, sobre el control de las tecnologías, y es absolutamente necesario. El mejor elogio de una tecnología es afirmar que es estrictamente un instrumento al servicio de un bien superior. Lo que está pasando es que la capacidad de transformación y el ritmo es tan abismal que estamos yendo por detrás del debate del «para qué». Creo que no podemos negar el avance, pero lo tenemos que someter al debate ético. La discusión de los fines es muy importante para encauzar los medios, y es radicalmente necesario poner orden. Hay un reto de gobernanza aquí.

Jordi Hereu

Jordi Hereu durante la entrevista en ‘Ethic’

En un momento de eclosión del papel social de las mujeres surge una contradicción, y es que el sector con más capacidad de transformación, que es el tecnológico, tiene una presencia muy minoritaria de mujeres. ¿Cómo cree que se puede equilibrar la balanza y qué puede hacer Hispasat?

Hay un reto muy importante, pero que viene de la base. La cuestión es cómo hacemos para que el mundo de las matemáticas, la ciencia, las ingenierías, cuando se forman vocaciones, sea un ámbito de aspiración para las mujeres. ¿Cómo evitamos que se descarte la mitad del talento y que sea atractivo para ellas? Es más un tema de cómo generar un imaginario atractivo y en este momento no estamos teniendo éxito. En Hispasat lo que podemos hacer es fichar talento femenino, para generar referentes, y lo hacemos de manera natural.

¿Cómo puede ayudar la digitalización a impulsar la transición energética?

Con una multiplicidad de factores de producción gracias a la introducción de las renovables, la red es muchísimo más compleja que antes, cuando solo había una o dos fuentes de producción energética. Y solo se puede gestionar si está ligada a una gran digitalización. Hay muchas formas de moverse, de coordinar oferta y demanda, de consumir. Es una revolución.

En términos geopolíticos, de defensa, inteligencia, ciberseguridad, ¿qué está aportando actualmente Hisdesat?

En el mundo actual, donde las tensiones geopolíticas están precipitando conflictos bélicos como hace 30 años no veíamos, el espacio es una industria que se tiene que explicar, porque tiene muchas funciones. Una de ellas es la derivada de la seguridad y la defensa. En la nueva geoestrategia del mundo cada país aspira a tener autonomía también en este ámbito. Los últimos años han sido muy relevantes. No es un tema menor que España se haya dotado de la Agencia Española del Espacio. Hispasat es el brazo ejecutor de muchos temas, aunque nos acompañan muchas empresas. Es motor de industria espacial en España y es lo que permite que estemos en mesas europeas e internacionales donde se habla de los proyectos del futuro del espacio. Nuestro ámbito de autonomía estratégica es Europa e Hispasat está en las mesas europeas decidiendo cosas importantes.

Uno de los objetivos de Hispasat es llevar internet a la luna, ¿por qué les parece importante conseguir esta meta?

Si la Humanidad ya se plantea que de manera más regular iremos a la luna, e iremos y quizá nos quedaremos, nos planteamos que podamos tener infraestructuras que den conectividad a quien vaya. Este es el proyecto Moonlight, en el que Hispasat está colaborando, porque es evidente que la actividad humana, allí donde esté, necesita el soporte de las telecomunicaciones. Tenemos que estar preparando el mañana y el pasado mañana.

«España tiene todos los elementos para ser una magnífica expresión de unidad y diversidad»

Al ser una empresa participada por el Estado, Hispasat cambia de cúpula cada vez que cambia de gobierno. ¿Cómo impacto esto en la generación de valor de la compañía?

La generación de valor se tiene que demostrar andando. Hispasat lleva 34 años con una gobernanza que, al nacer como un proyecto de Estado, necesitaba tener el mejor equipo de profesionales, y creo que sí es adecuado que en la presidencia del Consejo de Administración tenga un elemento de conexión con el gobierno del Estado. Nuestra empresa combina la eficacia de una empresa que está en un mercado competitivo con esta visión de instrumento estratégico de país. Para el resto de la estructura, la empresa tiene que ser estrictamente profesional del sector, pero creo que, a lo largo de 30 años, los éxitos que ha tenido Hispasat se han dado con un tipo de presidencia nombrada por el gobierno. La visión de política de Estado, que no partidista, tiene que ver con el desempeño. Estoy orgulloso de ser nombrado por un gobierno democrático, y entiendo la alternancia. Después ya es responsabilidad política escoger buenos perfiles.

¿Cuáles son los planes en Latinoamérica?

Siempre decimos que no vamos a Latinoamérica, somos Latinoamérica. Hay un gran reto, podemos ser uno de los instrumentos de la aceleración del crecimiento económico y desarrollo social allí, desde la vertiente de la conectividad digital. La desigualdad tiene mil caras, y también se expresa en la digital, y es contra la que queremos luchar. Hacer una carretera, un saneamiento de agua, construir un hospital, aunque imprescindible, es mucho más lento. Quiero estar más presente en ayudar en los países iberoamericanos en el desarrollo de su estrategia espacial, y queremos desplegar nuestros servicios. Queremos que el acceso a la televisión y la cultura sea un derecho universal, y también queremos ser el socio confiable. Tan importante como el modelo de negocio es nuestra misión, nuestros valores.

El Cercle d’Economia ha advertido que la actitud de Puigdemont es incompatible con negociar la amnistía. ¿Usted qué opina?

Yo lo que digo es que hay que tener la valentía de intentar aproximarse al otro para superar cualquier conflicto. Si hay conflicto entre dos partes, todo el mundo tiene que hacer esfuerzos, pero para llegar a acuerdos con gente con la que has mantenido fuertes discrepancias, se puede optar por centrarse en estas discrepancias, o por la valentía, que es superar las trincheras. No es lo fácil, pero lo valiente es salir de ellas. España tiene todos los elementos para ser una magnífica expresión de unidad y diversidad, es un valor universal. Es erróneo pensar que para defender la identidad no puedes hacerlo desde la unidad. Podemos compartir Estado y defender la unidad y la diversidad. Es la única vía. Y Europa es un buen ejemplo. La gestión de la complejidad es el gran reto, todo lo demás son huidas hacia adelante.

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