¿Pueden las pymes redefinir el futuro empresarial?

Artículo

Cristina Sánchez

En el complejo escenario empresarial actual, se alza un imperativo ineludible: ser sostenibles. Entre las grandes corporaciones, conscientes de su influencia en el cuidado de la sociedad y del planeta, destacan casos en los que han abrazado con determinación la misión de transformar sus modelos de negocio en busca de un horizonte más ético y ecológico. Sin embargo, en este viaje hacia la sostenibilidad, existe un protagonista –a menudo invisibilizado– que podría definir el rumbo del relato: la pyme.

A simple vista, podríamos subestimar el papel de las pequeñas y medianas empresas en esta narrativa. Pero aquí yace la paradoja: las pymes no son meras espectadoras, son actores cruciales en esta transformación sostenible. Conforman el 98% del entramado empresarial global y, además, desempeñan un papel crítico en las cadenas de suministro de las grandes compañías.

Para ilustrar esto, imaginemos un mundo en el que las grandes empresas se comprometen a reducir sus emisiones de carbono, aumentar la eficiencia energética y minimizar su huella ecológica. Han invertido en tecnología verde, han implementado prácticas sostenibles y han establecido metas ambiciosas. Pero cuando miramos más allá de sus operaciones directas, encontramos una red de pymes que suministran materias primas, componentes y servicios. Si estas pymes no siguen el mismo camino hacia la sostenibilidad, el esfuerzo de las grandes empresas se verá mermado.

Por lo tanto, para lograr una transformación sostenible real, debemos reconocer que la sostenibilidad no es un juego en el que unos ganan y otros pierden; es un objetivo colectivo en el que todos debemos participar.

En el Pacto Mundial de la ONU España ya estamos actuando para aumentar esta participación de la pyme en la sostenibilidad de la economía a través de nuestro Programa de capacitación: Proveedores sostenibles realizado en colaboración con la Fundación ICO e ICEX. En su primera edición nos ha dado bastante información sobre el estado de las pymes a nivel mundial en esta cuestión. En concreto, según un estudio a las pequeñas y medianas empresas participantes, ya más de la mitad de las pymes (un 54%) han implementado códigos éticos o de conducta, y han puesto en marcha medidas para fomentar la conciliación laboral y la flexibilidad horaria. También la diversidad se ha elevado al centro de estas estrategias empresariales, con un 56% de pymes centradas en promover la diversidad, inclusión y equidad en sus organizaciones.

La sostenibilidad no es un juego en el que unos ganan y otros pierden; es un objetivo colectivo en el que todos debemos participar

Sin embargo, llama la atención que en un mundo donde la reducción de la huella de carbono es una prioridad estratégica, únicamente un 10% de las pymes participantes en el programa tiene un plan de reducción de CO2 y los ODS ambientales ocupan posiciones más rezagadas en su lista de prioridades, lo que plantea desafíos y oportunidades a considerar en esta transformación sostenible.

Afortunadamente, este es también uno de los terrenos en los que las pymes han manifestado su compromiso de avanzar en los próximos seis meses, con un 31% de ellas expresando su intención de calcular su huella de carbono. Además, estas empresas proveedoras han asumido otros compromisos, como identificar y alcanzar sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (28%) más relacionados, elaborar e implementar planes específicos de sostenibilidad (23%) y presentar informes anuales sobre sostenibilidad (18%).

Y es que, a pesar de los desafíos a los que se enfrentan estas empresas, especialmente en lo que se refiere a la falta de recursos, su voluntad de cambio es genuina. Por ello, acompañarlas en este camino y ayudarles a que esta transición sostenible sea posible, es fundamental. Las pymes pueden encontrar apoyo en las administraciones públicas, en organizaciones empresariales y, en muchos casos, en sus propios clientes, es decir, las grandes empresas que desean cadenas de suministro sostenibles. Esto puede incluir tanto la capacitación como la inversión conjunta en tecnología y prácticas sostenibles, entre otras acciones.

En este aspecto, es necesario interiorizar que la sostenibilidad no es una competición entre grandes y pequeños, sino un esfuerzo colectivo para garantizar que nuestras empresas sean responsables, éticas y conscientes de su impacto en el planeta. La colaboración entre las grandes empresas y las pymes es la clave para que este esfuerzo tenga éxito. Si las pymes avanzan en la misma dirección, si adoptan prácticas sostenibles y si se unen al esfuerzo, entonces, y solo entonces, podremos construir un futuro empresarial verdaderamente sostenible.