La educación, motor eficaz de la movilidad social

El primer Objetivo de Desarrollo Sostenible pasa por poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo, acabar con un círculo vicioso que tiende a perpetuarse y que pasa de padres a hijos como una pesada herencia: los hijos de familias con menos recursos tienen más probabilidades de permanecer en la pobreza y menos posibilidades de subir al ascensor social que les aleje de ella. 

Si bien la educación ha demostrado ser el motor más eficaz para la movilidad social, también se ha comprobado que el nivel educativo de los progenitores condiciona las expectativas académicas, la empleabilidad y los ingresos futuros de sus hijos. Apenas hay un 1% de matriculados en la universidad cuyos padres tienen solo estudios de primaria o carecen de ellos. Y así, el círculo se cierra.  

Los programas de talento STEM potencian la empleabilidad en áreas con un grave déficit de profesionales cualificados

El acceso de los más jóvenes a la formación se presenta como una cuestión de justicia social, pero también como una exigencia para potenciar la eficiencia, la sostenibilidad y el desarrollo de cualquier país. De ahí la importancia de implementar planes de ayuda que faciliten el tránsito por las diferentes etapas educativas, también en la universidad, donde compañías como Agbar cuentan con programas como las Becas «Jóvenes talentos», concebidas para que alumnos brillantes pero con escasos recursos puedan estudiar carreras STEAM (ciencias, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas por sus siglas en inglés). Este enfoque tecnológico tiene una doble importancia porque facilita el acceso a la educación superior de estos estudiantes y lo hace en unas áreas con un marcado déficit de profesionales.   

De esta forma, Agbar fomenta la inclusión y la equidad en la educación con becas que cubren tanto la matrícula como las tasas universitarias y otros gastos derivados de los estudios en un acompañamiento con una triple vertiente académica, profesional y psicosocial. Con ocho jóvenes ya graduados, son 35 las ayudas que se han concedido en Barcelona, Santiago de Compostela, Marbella, Alicante, Paterna, Pla de Mallorca y Torrevieja, el 63% a mujeres. «He decidido hacer la carrera de Química porque me ofrece varias salidas, para poder estar en un laboratorio de investigación en el que poder ayudar a sectores como la Medicina», relata Rebeca Morán, becada en 2022.

EnVerde promueve el retorno al sistema educativo y la inserción en trabajos vinculados a la transición ecológica

A la falta de talento tecnológico se suma la escasa representación femenina, una tendencia que comienza en edades tempranas (hay un desinterés ya manifiesto en la adolescencia) y que deriva en que apenas un tercio de los estudiantes de estas carreras sean mujeres. En este contexto, el programa Aquae STEM despierta desde 2019 estas vocaciones en el alumnado de primaria, especialmente entre las niñas. Con la crisis climática como hilo conductor, se presentan diferentes retos que las alumnas deben solucionar a lo largo del curso a través de ejercicios manuales basados en LEGO Education, contenidos digitales y el acercamiento a referentes femeninos en estos ámbitos. «Después de tres años veo que el programa es cada día mejor, más completo y accesible para el alumnado. El extra que le ha dado la plataforma digital es extraordinario», destaca un maestro de un colegio de Pontevedra. En sus cuatro años de aplicación, han participado en el programa más de 5.000 niñas de 46 colegios repartidos por Andalucía, Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Galicia y Región de Murcia. 

Otras iniciativas de Agbar tratan de profundizar en una formación más práctica y enfocada a la mejora de la empleabilidad de personas en situación de vulnerabilidad, por ejemplo, jóvenes con baja cualificación, con déficits formativos o parados de larga duración. Así, el programa EnVerde incide en la formación certificada y la experiencia práctica en puestos de trabajo vinculados a la transición ecológica. «Después de las prácticas quiero tener un trabajo, pero también seguir formándome», indica Daouda Sylla, uno de sus beneficiarios. Un total de 63 personas han participado en los cinco proyectos iniciados en el último año en Sant Adrià del Besòs, Viladecans, Torrent, Sabadell, Manlleu, a los que este mes de noviembre se sumará un sexto en Castelldefels. 

Un cuarto programa de Agbar, llamado OLA (Ocupación, Liderazgo y Acompañamiento), en colaboración con Cruz Roja a nivel estatal, combina la cobertura de las necesidades básicas a personas acogidas a bonificaciones en la factura del agua, con un plan de mejora de la empleabilidad y el desarrollo de competencias para la inserción laboral. Desde 2020 se han puesto en marcha 16 proyectos en Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat, Sant Adrià del Besòs, León, Cornellà de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet, Sant Joan Despí, Alicante, Constantí, Torrevieja, Rubí y Martorell, en los que han participado 567 personas. En las primeras ediciones se ha logrado que más de la mitad (56%) se inserten en el mercado laboral. «He mejorado la comunicación, las habilidades sociales, como enfrentarme a una entrevista de trabajo, y me hacen un seguimiento semanal que me está ayudando mucho», asegura Verónica Martín después de su participación.