La contaminación sonora, un silencioso depredador de la salud

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Sol Acuña

La contaminación sonora es un enemigo silencioso que se cuela por los cristales de las casas, creando graves problemas de salud. No existe español (o extranjero turista) que haya entrado en un bar en España y no haya acabado hablando a gritos con sus amigos en la barra. Y no se trata de una percepción subjetiva: España es el segundo país más ruidoso del mundo, según la OCDE. 

De acuerdo con el Instituto de Salud Carlos III, en nuestro país, el 28% de la población está expuesta a niveles de ruido que superan los 65 decibelios, el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, según este organismo, a nivel internacional y para el año 2050, tres de cada cuatro habitantes de las grandes ciudades sufrirá algún tipo de pérdida auditiva, mientras que 700 millones de personas requerirán atención médica debido a su exposición a los altos niveles de ruido. 

Así, con este panorama en el presente y futuro, y con el Día Mundial de las Ciudades como telón de fondo, se presentó el informe Observatorio DKV Salud y Medio Ambiente el pasado 31 de octubre. El documento, un sólido reporte científico con datos, análisis y respuestas integrales a la problemática del ruido en las ciudades, pone en valor el desafío en salud pública que representa el ruido para el bienestar integral de todos los seres vivos. 

Para 2050, tres de cada cuatro habitantes de las grandes ciudades sufrirá algún tipo de pérdida auditiva

La presentación del informe contó con las voces expertas de Marta Pahissa, responsable de Transformación ambiental de DKV; Víctor Viñuales, director ejecutivo de ECODE; Francesc Carreño, responsable del Área Social e Investigación en Audiología de GAES; Carolyn Daher, coordinadora de la Iniciativa en Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal; Jerónimo Vida Manzano, profesor de la Universidad de Granada, departamento de Física Aplicada, y experto en acústica, calidad ambiental y sostenibilidad urbana; Francesca Olivieri, profesora Titular de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, experta en soluciones basadas en la naturaleza; y Maite Martín, presidenta de la Plataforma One Health y profesora del departamento de Biología Celular de la Facultad de Veterinaria en la Universidad Autónoma de Barcelona. Fue moderado por Patricia Sánchez, directora de Comunicación Corporativa de DKV.

«Con esta publicación queremos ayudar a resituar cómo la sociedad percibe la contaminación», puntualizó Marta Pahissa. Y añadió que «hay que elevar la importancia del ruido y analizar por qué hemos desarrollado una excesiva tolerancia hacia este elemento, un contaminante de primer orden que afecta nuestra salud y bienestar, al igual que los tóxicos en el aire o en el agua».

Ahora bien, ¿qué es el ruido? ¿Y qué es la contaminación acústica? Según el informe, la definición del ruido viene acompañada de una enorme complejidad física, fisiológica, psicológica, social y cultural. «Es un sonido dañino o molesto» con dos piezas que lo integran, una puramente física –la energía sonora y sus frecuencias– y otra de naturaleza subjetiva, su consecuente sensación de molestia. «El concepto psicológico y de subjetividad es inherente al ruido», reza la publicación. Por otro lado, la contaminación acústica hace mención al ambiente, cargado con la presencia de ruidos y vibraciones, de distinta proveniencia «que implique molestia, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que causen efectos significativos sobre el medio ambiente».

El crecimiento urbano y la demanda de movilidad de la próxima década incrementará a su vez los niveles de ruido en zonas rurales y urbanas

«Con el ruido nos enfrentamos a un asunto que está muy infravalorado en la sociedad y no es tan visible a los ojos de la opinión pública ni de los poderes, y cuando algo no es visible, no se actúa», señaló Víctor Viñuales. Sin embargo, los expertos hicieron énfasis tanto en los múltiples factores que crean contaminación sonora como en las soluciones multifactoriales y conectadas que pueden mitigar este problema.

«El ruido, la contaminación del aire, las emisiones de CO₂ y de otros gases de efecto invernadero, son causantes de distintos problemas interconectados que afectan la salud humana del planeta, pero existe una buena noticia: las soluciones también están interconectadas. Por ejemplo, abordando el tráfico de nuestras ciudades ya mitigamos el daño en nuestros pulmones, en nuestros oídos y mitigamos también la emergencia climática», explicó Pahissa. 

En este sentido, el estudio señala que el tráfico rodado es la principal fuente de contaminación acústica en Europa. Y lanza una previsión preocupante: el crecimiento urbano y la demanda de movilidad de la próxima década incrementará a su vez los niveles de ruido en zonas rurales y urbanas. Entre los riesgos que conlleva la exposición excesiva al ruido se encuentran: la pérdida de capacidad auditiva, los acúfenos o tinnitus y los extrauditivos como alteraciones del sueño, enfermedades cardíacas, enfermedades mentales (estrés, depresión, ansiedad o demencia), complicaciones al nacer o disminución del desarrollo cognitivo y rendimiento en la infancia. 

Así, el estudio aporta el concepto One Health, un modelo que aborda la salud en toda su complejidad, tomando en cuenta la salud de las personas, de los animales y del medio ambiente. Bajo este enfoque, el estudio plantea una búsqueda integral de soluciones «para enfrentar la triple crisis planetaria a la que se enfrenta la humanidad: la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad».