Opinión

El lince ibérico: éxito del consenso en política medioambiental

El éxito en la conservación del lince ibérico en España da fe del enorme potencial a nuestro alcance cuando la política medioambiental reposa en un consenso político más allá de posturas ideológicas.

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15
noviembre
2023

¿Qué hacen dos diputados del Partido Conservador británico de visita en Madrid y Sevilla a mediados de octubre? Aunque muchas son las posibilidades, pocos podrían entrever el motivo de la visita: aprender de experiencias de políticas de biodiversidad exitosas, donde España se ha convertido en referente internacional con el caso ejemplar del lince ibérico, para aplicarlas al Reino Unido.

Pese a la imagen de green and pleasant land, las islas británicas sufren un importante deterioro medioambiental que ha pasado factura en términos de biodiversidad. Entornos icónicos, como los páramos de las Midlands o las Highlands, son en realidad desiertos biológicos producto de la sobreexplotación y no paisajes naturales. Reconociendo esta realidad, se ha observado en el Reino Unido un reciente interés por la reintroducción de especies clave. La reintroducción en Escocia del águila de cola blanca ha tenido cierto éxito, y se ha propuesto su extensión a zonas de Inglaterra, así como intentos similares con otras especies como castores o linces. No obstante, el debate está servido: la reintroducción de especies en Gran Bretaña, y por extensión la renaturalización o rewilding de espacios, es controvertida, y a menudo antagoniza al sector agrícola. Se trata de un choque entre dos perspectivas opuestas: por un lado, el conservacionismo, representado por importantes voces del partido conservador como el empresario y activista Ben Goldsmith y su hermano Zach (ministro de Medio Ambiente con Boris Johnson); y el desarrollismo urbano y agrícola.

Para entender políticas de apoyo al lince ibérico y el enorme apoyo social del que han gozado tanto entre la población urbana como la rural, agricultores y cazadores, los parlamentarios sir Robert Buckland y Mark Jenkinson visitaron Madrid y Sevilla, donde pudieron conocer de primera mano los elementos clave de la experiencia española, en una iniciativa producto de la colaboración entre el think tank británico Conservative Environment Network y OIKOS, un think tank español enfocado en políticas climáticas y medioambientales desde una perspectiva liberal-conservadora.

La recuperación del lince ibérico es sin duda un éxito rotundo: el Lynx pardinus ha pasado de estar al borde de la extinción, con apenas 94 individuos a finales del siglo XX en un declive acelerado por cambios en los usos del suelo y, sobre todo, por la disminución de los conejos, su principal alimento, a alcanzar la cifra de 1.668 ejemplares, según el último censo del Ministerio para la Transición Ecológica en la primavera de 2023. Este logro es un hito clave en el objetivo primordial: lograr descatalogar al lince de la lista de especies en peligro de extinción de la UICN, que implicaría una población de la especie que supere la barrera de los 3.000-3.500 ejemplares con 750 hembras entre ellos.

El lince ibérico ha pasado de estar al borde de la extinción a alcanzar la cifra de 1.668 ejemplares en la primavera de 2023

Este logro no es en absoluto accidental, sino el resultado de una política pública decidida y un enorme esfuerzo durante más de dos décadas por parte de todos los actores implicados en su conservación, desde agricultores a conservacionistas, pasando por autoridades regionales, empresas privadas, e incluso el sector de la caza. Pero el ingrediente clave del éxito es, sin duda, la construcción de un consenso político que transciende posiciones partidistas. La protección y promoción del lince ibérico ha sido y continúa siendo un pilar esencial de las políticas de biodiversidad de sucesivas administraciones autonómicas, con independencia de su signo político. En Andalucía, la Junta ha mostrado un firme compromiso con la recuperación del lince que se ha mantenido intacto ante los distintos ciclos electorales de las últimas décadas, y se ha reflejado en un despliegue a lo largo del tiempo de diferentes iniciativas que forman parte de un plan a largo plazo y permiten alcanzar objetivos incrementales.

Un ejemplo de ello es el actual proyecto Life LynxConnect, que los diputados británicos tuvieron la ocasión de conocer de mano del gobierno andaluz, cuyo objetivo es establecer conexiones entre los diferentes grupos de linces existentes en la península ibérica. Se trata de un proyecto interautonómico, involucrando a administraciones del gobierno central y cuatro comunidades autónomas de diverso signo político (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia); transnacional (Portugal y España); comunitario (es la cuarta edición de una serie de proyectos aprobados por la Comisión Europea para la conservación del lince ibérico); y transversal en la sociedad civil, con organizaciones no gubernamentales (WWF, Fundación CBD-Hábitat) trabajando codo con codo con representantes del sector cinegético (Fundación Artemisam) y empresas privadas (Fotex y Fomecam Terra), contando todos con el apoyo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Parlamentarios británicos han visitado España para aprender de las políticas de protección y promoción del lince ibérico

Navegar un proyecto de esta complejidad, con la amplia diversidad de intereses de todos estos actores, y en el actual entorno de polarización política en todos los ámbitos, parece casi un milagro. Pero es, ante todo, un ejemplo a seguir, no solo para los visitantes británicos, sino también para todos los agentes interesados en los múltiples desafíos medioambientales que afrontamos. Pudiera parecer que no es comparable la reintroducción de un pequeño felino con problemas mayores como la adaptación al cambio climático, la transición energética o las políticas del agua. Pero en su esencia, comparten la misma dinámica: el delicado equilibrio de los ecosistemas y su compleja convivencia con la actividad humana y económica son un desafío recurrente en toda política medioambiental, que solo puede ser resuelto cuando se involucran todos los agentes sociales y se reemplazan los prejuicios ideológicos por el realismo, pragmatismo y el análisis factual.

En el reciente informe de OIKOS Las consecuencias económicas del cambio climático explicamos que la política climática tiene implicaciones en la política industrial, agroalimentaria, energética, social, geoestratégica e intergeneracional. Esta intricada permeabilidad, junto con la imperiosa necesidad de actuar de forma inmediata y concertada, reclaman imperiosamente un consenso. La complejidad es evidentemente mayor que en el caso del lince, pero está en juego no solo un felino emblemático, sino la estabilidad y bienestar de múltiples generaciones.


Luis Quiroga es cofundador de OIKOS y Jorge Alarcón, gestor de Programas de OIKOS.

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