Economía

La fecha de caducidad de las empresas

Un tema sociológico de gran interés es la expectativa de vida de las empresas, las causas de su defunción y los modos en que socialmente podemos alargar su existencia, valor y productividad.

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03
octubre
2023

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La «esperanza de vida al nacer» de las empresas en España es de unos 11 años, casi la mitad de lo que duran de media en la Unión Europea (19,6 años). Además, el 61,5% de las empresas que se crean en el país no superan los 5 años de vida. Por su parte, la vida media de las empresas que cotizan en el mercado de valores de Estados Unidos es de unos 20 años. Los economistas afirman, además, que el tejido empresarial español es más reducido que el de otros países europeos: el 94% son microempresas con menos de 10 trabajadores, lo cual hace que sean menos productivas y competitivas y, por tanto, se arrastra la productividad del país hacia abajo. La causa de esta corta operatividad de la empresa española será achacada, por muchos, a la falta de flexibilidad y a la carga impositiva a la que se ve sometida.

La explicación más factible de dicho mal vendría a decir que la cultura española, de raigambre católica, no favorece las labores del emprendedor. Por algo el sociólogo alemán Max Weber bautizó elocuentemente su magnum opus como La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905). En ella, Weber establece que es la ética protestante la que sirve de base al surgimiento del capitalismo, llevando la contraria a Marx, según el cual la economía era la que servía siempre de base a los sistemas colectivos de creencias. Ya se sabe ese «no es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia». Dicho esto, existen numerosas variables que expliquen la esperanza de vida de las empresas, puesto que en países protestantes como Reino Unido la media de vida sería aún menor que la española.   

El consumismo es un factor esencial a la hora de explicar el desarrollo de un boyante mercado de empresas. Naturalmente, un consumismo exacerbado, como el estadounidense (sustentado, a su vez, en el propio sistema económico de raigambre protestante), favorece la expansión comercial. Podríamos decir, en referencia a esto, que se establece una relación diametralmente opuesta entre esperanza de vida empresarial y humana. Cuanto más larga es la vida de una empresa en un país occidental, más corta es la esperanza de vida de las personas. Esto ocurre en el caso de Estados Unidos, cuya esperanza de vida sería a día de hoy de 78,5 años, la más baja entre los países más desarrollados del mundo. Estaríamos hablando, al menos, de una relación indirecta, de un factor de influencia.

Los economistas afirman que el tejido empresarial español es más reducido que el de otros países europeos

Por otra parte, las empresas, a día de hoy, tienen menor esperanza de vida que antaño. Los profesores Vijay Govindarajan y Anup Srivstava de la Universidad de Darthmouth realizaron un estudio acerca del tiempo de vida de las empresas, revisando más de 20.000 compañías que cotizaron en bolsa desde 1960 hasta 2009, y descubrieron que las nacidas antes de 1970 tenían 92% de posibilidad de sobrevivir su primer lustro, mientras que las que surgían desde el 2000 tenían un 63%. Según los especialistas, la causa de esta debacle remite al hecho de que muchas empresas se especializan en el ámbito digital y que, por tanto, tienden a imitarse unas a otras. Una vez una empresa concibe una idea, otra más amplia puede hacerla suya rápidamente y dejar a su competidora en la estacada.

Aun así, esta reducción de su lapso vital no es de extrañar, en un capitalismo tardío que ha venido a denominarse «líquido» (si empleamos la terminología de Zygmunt Bauman). Es a partir de los años setenta que el llamado neoliberalismo comienza a imperar, lo cual genera un ecosistema empresarial menos sólido y más vaporoso. A través de mecanismos neoliberales, vendría a acelerarse aquello que Marx afirmó eran las consecuencias necesarias de la economía capitalista: «Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas». He ahí otra de las potenciales causas de esta alta mortalidad entre las nuevas empresas creadas en los últimos 50 años.

Se cree que la sostenibilidad podría ser fuente de una larga vida empresarial. El problema sería que solo las empresas con mayor capital podrían sobrevivir en el seno de un marco de sostenibilidad (al menos, en sus inicios). Ajustarse a patrones ecológicos representaría otro «impuesto» o gasto añadido para las compañías, que no todas podrían soportar, puesto que, como todos saben, la sostenibilidad es un valor social, pero no necesariamente, una fuente de lucro. O quizá sí lo sea.

 

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