Ocho grandes innovaciones en la historia del agua
La historia del agua está profundamente entrelazada con la historia de la Humanidad. Las innovaciones en su gestión marcan el desarrollo de las civilizaciones.
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Desde el principio de los tiempos, el agua ha estado poderosamente conectada con la civilización. La historia del agua es la historia de los seres humanos. Es el elemento imprescindible para la vida y el origen de las grandes civilizaciones siempre ha estado vinculado a su existencia. Así, se puede seguir los asentamientos siguiendo los cauces de los grandes ríos. El Nilo marcó el desarrollo de la civilización egipcia, el Tigris y el Éufrates el de la mesopotámica, el río Huanghe o Amarillo el de China y el Indo y el Ganges el de la India.
Desde siempre el ser humano ha intentado encontrar la manera de «domesticar» el agua y llevarla allí donde su uso era necesario. Por eso, el agua ha protagonizado algunas de las grandes innovaciones de la historia de la Humanidad.
Aun así, y a pesar de toda esta larga historia del agua, todavía sigue siendo un bien preciado y escaso. Una de cada cuatro personas continúa sin tener acceso al agua potable. A eso, se suman nuevos retos. Como recuerdan desde Auara, los principales desafíos que plantea el agua en la actualidad están relacionados con su sostenibilidad futura. El cambio climático ha hecho que los recursos hídricos estén en peligro –la sequía es una amenaza constante– y ha convertido en más crucial optimizar el uso del agua.
Quizás, por eso también, este es un momento para hacer balance de lo que se ha avanzado en el tratamiento y uso del agua y de esos momentos clave que cambiaron la relación de los seres humanos con este recurso. ¿Cuáles han sido los grandes adelantos de la historia del agua? Según los especialistas de esa compañía, se pueden señalar 8 innovaciones fundamentales.
Es el elemento imprescindible para la vida y el origen de las grandes civilizaciones siempre ha estado vinculado a su existencia
Sistemas de alcantarillado, acueductos y presas. Las primeras alcantarillas se crearon para drenar el agua de lluvia de las ciudades, y más tarde se usaron también para eliminar las aguas residuales. El primer sistema de alcantarillado lo creó la civilización india, en torno al 4000-3000 a.C. En Europa, la primera ciudad que tuvo alcantarillas fue Hamburgo (Alemania), en 1843.
Por su parte, los acueductos se construyeron para transportar el agua desde la fuente de abastecimiento, y los romanos desarrollaron al máximo esta obra de ingeniería y la extendieron por todo el imperio. En España se puede ver el ejemplo del acueducto de Segovia, que data del siglo II d.C. El objetivo de las presas –otra gran innovación acuática– era embalsar y almacenar el agua de los ríos para facilitar su uso, y también controlar sus niveles para evitar inundaciones. La más antigua se encuentra en Jordania y data del 3.000 a.C.
Retretes y sistemas de saneamiento. Se han encontrado vestigios de los primeros inodoros de hace 4.000 años en la isla de Creta. Los romanos construyeron urinarios públicos, pero al caer el imperio dejaron de utilizarse y durante muchos siglos las defecaciones al aire libre provocaron infecciones y enfermedades como el tifus. El retrete moderno lo inventó el inglés Sir John Harrington en 1597, por encargo de la reina Isabel I. Según la ONU, todavía hay en el mundo unos 673 millones de personas que no disponen de sistemas de saneamiento.
Grifos y tuberías. En el Siglo I, en Roma, las clases altas ya contaban con cañerías para suministrar agua a sus hogares, con un mecanismo muy rudimentario basado en un cilindro perforado instalado en la tubería para reducir el caudal. En 1800, el inglés Thomas Gryll creó el grifo de rosca, similar a los grifos actuales. Hoy se ha avanzado mucho en innovación en grifos y cisternas, que ya tienen mecanismos que mezclan el agua con aire para reducir el caudal de salida sin que se reduzca la presión y que es una de las varias innovaciones para el ahorro en el consumo.
Sistemas de potabilización. No siempre se puede beber el agua tal como fluye, una lección aprendida hace ya mucho tiempo. Ya entre el 4000-2000 a.C. se utilizaba diferentes sistemas para hacerla potable: hervirla, ponerla al sol, filtrarla a través de carbón o arena… Los egipcios empezaron a utilizar la piedra de alumbre, compuesta por sulfato de potasio o aluminio, que hoy día se sigue aplicando en las plantas potabilizadoras. En los siglos XVIII y XIX, en Francia e Inglaterra se comercializaban filtros para uso individual con diferentes mecanismos que utilizaban arena. Posteriormente, comenzaron a incorporarse sistemas capaces de abastecer de agua filtrada a toda una ciudad, consiguiendo la reducción de muertes por enfermedades relacionadas con el agua.
Pozos y bombas extractoras. Aparte de la canalización para dirigir el agua desde los ríos, existía otra forma de conseguir agua: construir pozos para extraer las aguas subterráneas. Es una forma que se sigue empleando, especialmente cuando se intenta llevar agua potable a comunidades en países en vías de desarrollo. En España, el pozo más antiguo está en las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) y tiene más de 4.000 años.
Sistemas de riego para la agricultura. El primer sistema de riego por aspersión fue patentado en Estados Unidos en 1872 y, a principios del siglo XX, los aspersores empezaron a comercializarse a gran escala. El riego por goteo ya se usaba desde la antigüedad mediante vasijas de arcilla agujereadas, pero fue en 1965 en un kibutz de Israel donde se utilizó por primera vez un sistema de tuberías similar a los actuales. Hoy en día se están desarrollando sistemas de riego inteligente para conseguir el máximo aprovechamiento del agua (según la FAO, la agricultura consume el 70% del agua mundial disponible).
Plantas desalinizadoras y tratamiento de aguas residuales. El 97% del agua del planeta es salada y ha de pasar un proceso de desalación para que sea apta para el consumo. La primera patente en este sentido se registró en 1675, y las técnicas han ido evolucionando a lo largo de la historia. Chile construyó la primera planta desalinizadora industrial en 1872. La primera de España y de Europa se creó en las Islas Canarias en 1964. En la actualidad, la ciencia sigue investigando nuevas técnicas de desalinización que optimicen su producción. En cuanto a las aguas residuales, su tratamiento consiste en una serie de procesos físicos, químicos y biológicos para eliminar sus residuos contaminantes y que pueda ser reutilizada para otros usos distintos del consumo humano.
Digitalización de la gestión del agua. La principal innovación relacionada con el agua que ha aportado el siglo XXI es la de la incorporación de nuevas tecnologías capaces de digitalizar su gestión para hacerla más eficiente y sostenible. Existen sistemas de información geográfica, big data, inteligencia artificial y tecnologías móviles 5G que permiten monitorizar todos los procesos y optimizar su rendimiento, proporcionando información en tiempo real sobre el estado de la red hídrica y los consumos que facilitan a los gestores la toma de decisiones.
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