Innovación

«Debemos redefinir qué es habitabilidad, no podemos seguir viviendo como lo hacemos»

Fotografía

Pablo Gerson
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11
septiembre
2023

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Pablo Gerson

Nunca eligió dedicarse a la arquitectura, sino que la arquitectura lo eligió a él. «Siempre tuve la necesidad de expresarme a través de este medio», asegura. Pablo Lorenzo-Eiroa (Buenos Aires, 1975) es uno de los mayores conocedores mundiales en la aplicación de la inteligencia artificial (IA) a la arquitectura. Tiene orígenes gallegos, aunque desde hace veinte años trabaja en Estados Unidos en una doble vertiente: dirigiendo tanto el Laboratorio de IA en el Instituto Tecnológico de Nueva York (NYIT) como su estudio de arquitectura e-Architects. Le interesa la expresión estética de la arquitectura y la creación de un lenguaje único computacional. Pero, sobre todo, le parece indispensable la creación de bases de datos propias e independientes y estructuras nuevas y consistentes.


¿Cuál es su concepción de la IA?

En el libro que acabo de publicar, Digital Signifiers in an Architecture of Information: From Big Data and Simulation to Artificial Intelligence doy varias definiciones. Me inclino por definir una inteligencia sintética alternativa a la cibernética en relación con la arquitectura y el urbanismo, a partir de una genealogía de la historia de la computación gráfica y la arquitectura maquínica. En la historia del pensamiento humano hubo muchísimos intentos de clasificar, conceptualizar, organizar, desambiguar y mecanizar la inteligencia humana a través de sistemas abstractos cuantitativos. A mí no me interesa mucho la idea que maneja la cibernética sobre la IA como réplica de la mente humana. Me interesa la representación en base a símbolos que estructuran lenguajes desarrollados como humanos para entender la realidad a través de sistemas de comunicación: el lenguaje natural que nos permite razonar, pensar y expresarnos; las matemáticas; los lenguajes visuales a través de sistemas de representación profunda, como la perspectiva; y la geometría. En el libro discuto la idea de pensar el lenguaje natural como una forma de programación, ya que la gramática del lenguaje a través del cual pensamos desarrolla distintos tipos de sinapsis que desarrolla determinados tipos de conexiones neurales y por lo tanto define la estructura de nuestro cerebro, que es más flexible de lo que se creía.

«El proyecto de la IA es reemplazar las tareas del ser humano, pero no me parece que debamos avanzar con relación a replicar un ser humano»

Recientemente, líderes de OpenAI –los creadores del ChatGPT– alertaban de los riesgos para la humanidad del desarrollo de las poderosas hípertecnologías y apelaban a la regulación en su uso. ¿Le parece que existen riesgos de que los algoritmos y sus combinaciones «estrella» evolucionen de forma desmedida?

Lo que se desprende de las definiciones que dimos en nuestro libro y que desarrollamos en mayor profundidad de lo que es posible en este medio es que la definición de IA en base a aprendizaje automático basados en algoritmos que se autoeditan puede volverse exponencial; es decir, que la simulación de la simulación puede implosionar de la manera en la que von Neumann lo entendió. De todas maneras, creo que el «miedo» actual se refiere más bien a otras cuestiones del tipo de referencia capitalista de inversiones piramidales para lograr monopolios. Por un lado, las compañías de IA han logrado mayores inversiones cuando recurrieron al miedo. Por otro, la competencia quiere ganar tiempo mientras desarrollan sus propias plataformas y tecnología. Si bien creo que la IA puede lograr auto-replicación exponencial, por el momento, la relación entre datos y modelo no es lo suficientemente avanzada para lograr la morfogénesis –la creación y el desarrollo– de la estructura del sistema. Creo que el proyecto de la IA es reemplazar las tareas del ser humano, pero no me parece que debamos avanzar con relación a replicar un ser humano, sino a entender que podemos dar vida a varios tipos de inteligencia. Sí comparto que hay peligro en el uso de la IA actual, ya que para mí no es una herramienta, sino mas bien un medio ambiente sintético en el que todas nuestras acciones y las de las demás personas nos determinan. Creo se necesita una regulación coordinada internacional que contemple ejemplo, desde el reconocimiento de la autoría de los datos hasta el peligro de la manipulación psicológica de las personas o la automatización/escalada de la guerra.

¿Qué puntos de intersección existen entre IA y arquitectura?

En nuestro libro desarrollamos relaciones entre computación y arquitectura, hablando de lo que denominamos arquitectura y urbanismo de la información. Vemos la IA como proyecto continuo del problema de la computación y no como algo tan nuevo, por eso desarrollamos en paralelo la evolución histórica a través de secciones críticas de la arquitectura maquínica que tiene puntos de contacto con la computación a través de sistemas, sistemas de representación de pensamiento, sistemas visuales, sistemas formales, lógica visual, organización y otros. Por ejemplo, incluimos arquitectos como Brunelleschi, Palladio, Borromini-Rainaldi y Gaudí que, a mi entender, han sido arquitectos que buscaron entender esta disciplina a través de sistemas críticos maquínicos. En el libro también hablo de cómo desarrollar IA en arquitectura hoy en día en base a sistemas de representación tanto digitales –en base a realidad aumentada y robots virtuales–, como robots digitales físicos para la fabricación robótica entendiendo como poder construir de otra manera: desde la escala de muebles y edificios, a la escala de ciudades que se concatenan con medio ambientes globales.

«La densificación de las ciudades es importante para recuperar espacio para la naturaleza»

¿Existe el riesgo de que los colectivos más vulnerables queden excluidos de las mejoras en un futuro, por no tener posibilidades de acceso a construcciones mejoradas con IA?

Creemos que la segregación, el clasismo social, el racismo o incluso una forma moderna de apartheid son resultado de un sistema económico que los necesita. En general, se tienden a normalizar los resultados irracionales del capitalismo y estos terminan siendo diseñados por el aparato político del estado en combinación con el sector privado. A través de la recolección de datos basadas en las divisiones del territorio se genera una forma de ciudadano a representar que no mapea con la realidad social económica y del territorio. Por eso estamos desarrollando bases de datos que contemplen, no la división política del territorio, sino que estén combinados con la topografía, el medio ambiente, sistemas de movilidad, infraestructura y morfología de las ciudades. Desarrollamos una teoría no solo en base al problema de los datos y la IA, sino también sobre los signos y los significantes digitales que en general proyectan sesgos desarrollados por equipos de programación que entienden poco de crítica cultural. Creemos que en los signos digitales –en las estructuras profundas de representación, los sistemas de medición, los sistemas de referencia estándar– está implícito un tipo de cuerpo patriarcal. Los robots físicos de fabricación referencian al cuerpo humano en lugar de su lógica latente. Y esto se expande a cómo entendemos el medio ambiente en relación con el confort, ya que, por ejemplo, los edificios de oficina corporativos referencian en el aire acondicionado un hombre blanco norteamericano de cierto peso y que se aplica a través de corporaciones a nivel global, proyectando un tipo de persona sin distinguir climas ni territorios locales. Para resolver el problema social y medio ambiental debemos necesariamente también criticar los sistemas y signos semióticos por los cuales medimos y proyectamos un tipo de ser humano, un tipo de arquitectura, un tipo de urbanismo y un tipo de medio ambiente.

Los grandes entornos urbanos congregan a la mayoría de la población y se prevé que lo sigan haciendo. ¿Qué necesitan los edificios para que se mejore la habitabilidad?

Creo que la densificación de las ciudades es importante para recuperar espacio para la naturaleza o recuperar ecosistemas perdidos de manera sintética. Creo igualmente que debemos redefinir qué es habitabilidad, ya que no podemos seguir viviendo de la manera en la cual lo estamos haciendo. Pienso, sobre todo, que debemos analizar objetivamente a quién beneficia el capitalismo y cuáles son las ventajas para la mayoría de la gente y con relación al medio ambiente. El capitalismo y el bienestar como modelo económico deben ser deconstruidos para entender qué es la habitabilidad en relación continua con el medio ambiente y para que podamos realmente sobrevivir como especie en este planeta más allá del 2030.

«Se está reactivando un neocolonialismo a través de la computación»

¿Puede la IA aplicada a la arquitectura ayudar a mejorar la vida de las personas? ¿Cómo pueden ayudar las nuevas tecnologías a conseguir ciudades más amables y sostenibles y a hacer el diseño y la construcción más eco-eficiente?

Estamos desarrollando una plataforma en base a la tecnología blockchain en la que se puedan entender las relaciones en tiempo real entre las políticas urbanas de crecimiento de las ciudades a través de zonificaciones urbanas, en relación al medio ambiente, la energía y la movilidad, los recursos naturales, y enfocadas a que las ecologías latentes puedan recuperarse y coordinarse a nivel global. No se puede avanzar en materia medioambiental sin una equidad. En este sentido, lo primero que debemos revisar es el sistema económico de referencia; dentro de este sistema no podremos solucionar los problemas de igualdad y equidad en relación con el medio ambiente. Debemos incursionar y aprender de cómo otras civilizaciones anteriores han logrado relaciones y definiciones de la naturaleza más sofisticadas que las propuestas por los capitalistas más verdes actuales. En esas civilizaciones, la economía circular permitía una relación más fluida y continua con el medio ambiente. A través de sistemas eficientes podemos mejorar la vida de las personas y cómo entendemos la relación con el medio ambiente.

Y si lo extrapolamos a los países del norte y del sur, ¿va esto de aumentar las brechas entre países menos desarrollados (con menos acceso a estas tecnologías) y los más desarrollados?

En el libro discutimos este problema y denunciamos que se está reactivando un neocolonialismo a través de la computación. Esto se ve con claridad no solo en el problema de los datos y la IA, sino también en su relación con el uso de la energía y el desarrollo de las energías alternativas. Mientras que las baterías resuelven el problema de las emisiones a través de coches eléctricos en Europa o Estados Unidos, su producción contamina los recursos naturales del sector sur en las que América del Sur y África siguen cumpliendo el mismo rol de la época del colonialismo. Lo que Varoufakis denominó «feudalismo digital» está activando un nuevo rol de la computación a nivel global en el que una decena de corporaciones son más poderosas que la mayoría de los gobiernos y custodian los datos que la población desarrolla. Esto replica la estructura de socialismo para las corporaciones y capitalismo extremo para la clase trabajadora. Los medios corporativos establecen los parámetros por los cuales la macroeconomía dinamizada a través de préstamos activa intereses colonialistas. Ocurre sobre todo en relación con el idioma inglés, que se ha vuelto más relevante con ChatGPT de OpenAI, y la coordinación global de la macroeconomía ajustada a la infraestructura física y digital de las compañías privadas del G7.

El problema es que no podemos optar por usar sistemas de otras compañías, ya que la acumulación de riqueza es tan grande a través de inversión piramidal que activa el problema de los monopolios. Ya no podemos usar ningún sistema fuera de este feudalismo digital, porque, ya sea por el tamaño de las bases de datos o por la fuerza bruta computacional, cualquier otro tipo de sistema se vuelve irrelevante, insostenible y fútil. Lo curioso es que se benefician y crecen con el aporte de todos, tanto desde los datos que nos pertenecen y que ellos utilizan y de los que usufructúan, directa e indirectamente.

¿Por qué en pleno siglo XXI, con todos los avances tecnológicos, todavía no vivimos en entornos inclusivos arquitectónicamente hablando?

Por un lado, las escuelas de arquitectura debieran poder ser más críticas con el sistema por el cual se logran comisiones arquitectónicas y con la forma en que se dan estas asignaciones. No se puede cambiar el estado de las cosas únicamente desde un proyecto privado, como intenta imponer el neoliberalismo. Si bien pienso que el capitalismo ha ofrecido ventajas de movilidad social y de emprendimiento individual y alentó la innovación tecnológica, creo en sistemas integrales en los cuales la economía, el medio ambiente, la sociedad y la política estén coordinados y se avance en la equidad, la igualdad y la justicia social. Creo en la colaboración de bases de datos y modelos abiertos que puedan crecer. De todos modos, los avances más significativos tecnológicos se dieron gracias a un modelo socialista y no capitalista, como suele entenderse. La NASA competía con la URSS a través del Estado en colaboración horizontal y gracias a esto pudo llegar antes a la luna. No creo que la arquitectura privada logre la inclusión a través de un sistema que beneficia solamente al 1% de la población a costas del medio ambiente y que compite en contra del espacio público y su infraestructura pública.

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