Cultura

Maquiavelo, el filósofo de los poderosos

En ‘El príncipe’, Maquiavelo reflexiona sobre cómo se debe gobernar. Esto es lo que lleva a que hoy se siga debatiendo si es un asesor político o un filósofo.

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29
mayo
2023

Nicolás Maquiavelo es un representante de la época del Renacimiento y actualmente es recordado por sus contribuciones a la filosofía. Principalmente, a la filosofía política. Se le suele identificar en la tradición del realismo político, que después se identificaría como la realpolitik.

Su obra más representativa, El Príncipe, relata una serie de enseñanzas que Maquiavelo adquirió mediante su experiencia diplomática y la lectura de autores clásicos. Resultando en lecciones dirigidas y dedicadas a Lorenzo de Medici, expríncipe florentino. En la obra más representativa de Maquiavelo, se enseñan múltiples estrategias acerca de cómo mantenerse en el poder. Por lo que resulta en una especie de manual para gobernantes.

En cuanto a la crítica a su obra, se trata de un autor que sirvió al poder y no a la libertad ni la emancipación personal, características que son inherentes a la creación filosófica.

Así pues, Maquiavelo se constituyó como un filósofo diferente que vivió y sirvió al poder. Llegando a ponerse en duda incluso en el ámbito académico si se le puede conceder el título de «filósofo». Aunque, a decir verdad, en su obra bien se pueden identificar sus apreciaciones personales sobre la naturaleza y el comportamiento humano, así como la apreciación de la realidad. Por lo que, en todo caso, Maquiavelo se constituye como un filósofo atípico, pragmático y partidario de la defensa de los intereses derivados de la ambición más grande del ser humano, el poder.

Por tanto, a continuación, se presentan algunos de los puntos más importantes de su obra, así como una breve crítica de cada uno de ellos para nutrir el debate.

Obra con dedicatoria especial: El Príncipe fue escrito expresamente para Lorenzo de Medici, quien fungió como príncipe florentino y perteneció a la clase noble de aquel entonces. Fue además un estratega, y pensador pragmático que se interesó en mantener y aumentar su poder. La influencia que tuvo en la historia política de su época fue de amplia relevancia y conformó uno de los gobiernos más eficaces de la historia junto a otros miembros de su familia. Las monarquías de entonces debían mantenerse en el poder y Maquiavelo aportó a este fin con una serie de consejos valiosos para todo gobernante interesado en mantener su influencia.

Maquiavelo sirvió al poder y no a la libertad ni la emancipación personal, características que son inherentes a la creación filosófica

Principados hereditarios: Maquiavelo consideraba que el poder derivado de los principados hereditarios resultaba más provechoso y fácil de mantener que el de los nuevos principados. Esto debido a que el pueblo estaba acostumbrado a regirse por normas ya establecidas desde un tiempo considerable y a no buscar desesperadamente la libertad. En este punto, vale la pena preguntarse ¿poder a costa de libertad? Es esto ¿digno de un filósofo?

Control sobre nuevos principados: la lección en estos casos radicaba en que se debía erradicar el linaje político anterior para instaurar al nuevo régimen y así evitar el recuerdo de las buenas acciones del linaje anterior y prevenir una probable rebelión. Como se puede notar, este punto sigue siendo muy utilizado como herramienta política en la mayor parte de Estados en el mundo. Por lo que, las lecciones de Maquiavelo no se limitan en su aplicabilidad aún en este siglo y en repúblicas y democracias que han superado ya la monarquía como única forma de gobierno.

Maneras de gobernar nuevos territorios: De acuerdo con el autor de El Príncipe, existen tres formas de gobernar nuevos territorios: destruyéndolos, viviendo un tiempo dentro del territorio para ganar aceptación o dejar que la gente siga viviendo con las leyes que ya tenían, pero cobrándoles un tributo e instaurando un gobierno oligárquico que asegure la lealtad hacia el principado. Como se puede notar, las características de inmoralidad en las enseñanzas de Maquiavelo eran evidentes propias de la realpolitik.

El uso de la fuerza en el mantenimiento del poder y el gobierno de nuevos territorios: un principado fuerte y con ambición debía cuidar de manera eficiente su armamento y tenerlo disponible. Así pues, un principado con armas y efectivos suficientes listos para usar la fuerza mantendría su poderío, mientras que uno desarmado, lo perdería.

El uso inteligente de la maldad y de la fuerza: Maquiavelo consideró que el príncipe debía tener convicción firme en su toma de decisiones. Y que cando debiera utilizar la fuerza lo hiciera con máxima intensidad y por corto periodo de tiempo, arrasar con los opositores al régimen para no temer después de su venganza y el resto del tiempo tratar al pueblo con moralidad y benevolencia para no causar miedo excesivo y hartazgo que pudiera conllevar un levantamiento de los gobernados.

– La maldad, la bondad y la naturaleza humana: Maquiavelo señala que el ser humano es vil por naturaleza y que la realidad es mala. Así pues, todo hombre que se constituya bueno en un mundo de malvados está destinado a planificar su propia ruina. Por lo que, sugiere que las personas deben aprender a no ser buenos. En este punto, la descripción fenomenológica de la realidad y los efectos naturales de comportamiento del ser humano dan muestra de la vena filosófica del autor.

– La suerte y la virtud: existen dos tipos de gobiernos, los adquiridos por suerte (solo por herencia o por alineación por azar de las circunstancias para el beneficio personal) y por virtud. Para Maquiavelo, la inteligencia y la virtud mantendrían por más tiempo y de manera más eficiente el poder. Esto dependería del grado de adiestramiento del príncipe y sus objetivos.

Se le suele adjudicar a Maquiavelo que el fin justifica los medios, aunque la realidad es que no la escribió textualmente en su obra

– Aparentar y no ser: Maquiavelo, al igual que otros realistas políticos, consideró que el ser humano con intenciones de poder debía saber cuándo ser león y cuando ser zorro. León cuando fuese necesario atacar sin compasión y zorro cuando se necesitara ser intrépido y librar las trampas. Consideró que el vulgo solo se dejaba guiar por las apariencias y que realmente no conocía a profundidad al gobernante. Y en cuestión estratégica, por ejemplo, al político le convendría aparentar ser religioso porque si de verdad lo fuese, quizás al momento de emplear la fuerza, su propia ideología y creencia limitaría la eficacia de su estrategia. Como pude verse, Maquiavelo fue un maestro de la estrategia y la manipulación.

– Un texto atemporal: como ya hemos visto, si bien las lecciones de El Príncipe fueron escritas en 1513, muchas de sus enseñanzas siguen siendo válidas incluso en otras formas de gobierno o como parte de las estrategias que personas o instituciones sigan con la intención de dominar. Eso sí, con ligeros ajustes a la situación particular y que hoy en día se podrían poner en duda su legitimidad debido a factores contemporáneos como la separación de poderes, el republicanismo y el Estado de derecho. Sin embargo, la naturaleza humana, de acuerdo con realistas políticos como lo fue Maquiavelo, siempre busca imponerse por medio del instinto y la fuerza natural, más allá de normas o costumbres.

– ¿El fin justifica los medios?: esta famosa frase se le suele adjudicar a Maquiavelo, aunque la realidad es que no la escribió textualmente en su obra. Más bien, es una forma de entender a grandes rasgos su pensamiento y sus formas de ver el poder y la vida. Las enseñanzas de inmoralidad social y consejería acerca de cómo mantener el poder pueden resumirse en esta frase popular.

Como se puede apreciar, el texto de El Príncipe tiene una utilidad práctica en múltiples niveles y más allá de que es un manual para mantener el poder en un principado, su aplicabilidad va más allá por los diferentes elementos de naturaleza humana que utiliza. Sin duda, el debate académico de considerar a Maquiavelo como un filósofo o un no filósofo continúa. Para algunos, ciertamente lo es; mientras que para otros es simplemente un diplomático y analista político que sirvió a la cúpula del poder del siglo XVI y que plasmó sus ideas por medio de la literatura. En todo caso, quizá sea una cosa u otra o todas a la vez.

En conclusión, si bien sus apreciaciones y descripciones fenomenológicas de la naturaleza humana lo pueden identificar como filósofo; la época en la que vivió y su contexto favorecieron su sumisión hacia el poder enorme de los Medici de aquél entonces. En todo caso, autores posteriores del Realismo político como es el caso de Thomas Hobbes, ahondaron en descripciones y análisis más profundos y detallados de la naturaleza humana y su comportamiento en la realidad. Sin embargo, Maquiavelo sigue siendo un referente en el estudio clásico de la realpolitik y un libro de culto para filósofos, asesores, políticos, politólogos, internacionalistas y el mundo literario en general.

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